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Amenaza sobre libertad de prensa no cesa en Colombia

Por: Laura Cano. Periodista Pares.


Este martes Reporteros Sin Fronteras (RSF) presentó su más reciente informe sobre la situación de libertad de prensa en 180 países y territorios. En el que se evalúa cómo la pandemia del Covid-19 ha recrudecido los escenarios de censura, esto en países como China e Irán, donde decidieron utilizar dispositivos de censura masivos, provocando consecuencias más profundas en cuanto a la propagación del virus y decisiones de acción para su prevención. Esto entrelazado con problemáticas sociales, políticas y económicas que han agudizado este panorama.


Según este informe existen cinco crisis, además de la de la pandemia, que afectarían gravemente los próximos años del ejercicio periodístico: “geopolítica (agresividad de los modelos autoritarios), tecnológica (falta de garantías), democrática (polarización, políticas de represión), de confianza (desapego, e incluso odio, hacia los medios de comunicación) y económica (empobrecimiento del periodismo de calidad)”.


Escenarios de riesgo


Así, uno de los escenarios de riesgo se refiere a los regímenes dictatoriales y autoritarios que estarían ejerciendo presiones dentro de sus territorios para restringir la información y asimismo a quienes trabajan desde sectores opuestos a los de sus ideologías, esto llevando a que se esté fortaleciendo la persecución violenta hacia periodistas que reportan las situaciones más agitadas en algunos países como corrupción, crimen organizado, narcotráfico o cualquier otro tema en contraposición a los intereses del gobierno en turno.


Esto ha provocado que solo durante este año, en los 180 países en los que trabaja la organización, se registre un colaborador y diez periodistas muertos; siendo Irak, Siria y México las zonas donde más y recientemente se han presentado hechos. Por su parte, en los últimos años la organización ha registrado 228 periodistas, 116 ciudadanos periodistas y 14 colaboradores encarcelados.


“Esto ha contribuido a que se pase de las palabras a los actos más graves, y que cada vez suceda con más frecuencia. Por ello, en algunos países existe un grado de temor sin precedentes. Altos dirigentes políticos y sus seguidores continúan nutriendo abiertamente el odio a la prensa”.


¿Cómo está Latinoamérica?


El documento de Reporteros Sin Fronteras presenta un panorama poco alentador para América Latina, que prácticamente se podría resumir en que cada vez es más complejo y hostil hacer periodismo en esta región, aunque esta zona ocupa el segundo lugar en los continentes donde menos hay censura, siendo Europa el primero.


A pesar de este puesto, con el cambio de presidentes en varios puntos del continente, se han agitado las problemáticas políticas y esto ha promovido escenarios de protesta que al final del año pasado fueron trasversales en países como Chile, Colombia, Ecuador, Argentina, Haití y Bolivia, donde a pesar de los reclamos, los gobiernos autoritarios seguían fortaleciéndose e imponiendo sus políticas.

Tal es el caso de Brasil con Jair Bolsonaro y de Estados Unidos con Donald Trump, donde han resaltado los modelos que dan vía libre a la continua violación de derechos humanos. Nombrando estos casos precisos sin desconocer que este escenario se ha estado replicando en otros países de la región, y de ahí la agitada de los movimientos sociales finalizando 2019.


Esto ha promovido hostigamientos a periodistas que no simpatizan con los dirigentes políticos, donde hay persecución, detenciones arbitrarias, cortes de conexión de internet, infiltraciones telefónicas, despidos masivos, bloqueo de redes sociales, asesinatos, secuestros y amenazas contra periodistas, que a su vez se enfrentan a la negación al acceso a la justicia, lo que termina en casos impunes y sin determinar responsables.


Todo esto propiciado por elites en las que se centra el poder y los intereses de los medios masivos, los cuales terminan respondiendo a las dinámicas impuestas por quienes llevan la batuta económica y política.


Uno de los países donde más violencia se registró en el 2019 fue México, en donde hubo diez (10) asesinatos, mientras que en este año ya hay un caso denunciado el pasado 30 de marzo. A partir del informe se afirma que México “sigue siendo el país más peligroso del continente para la prensa. El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no ha logrado frenar la espiral de violencia contra los periodistas ni poner fin a la impunidad en que permanecen los crímenes cometidos contra ellos”.


Aunque se nombra que en este país centroamericano persiste la complicidad de políticos y fuerza pública, es necesario nombrar que uno de los grupos que más representa una amenaza para los periodistas que se dedican a la información política, económica y policial, es el cártel de Los Zetas, quienes desde 1999 cometen actos violentos para imponer su ley, gozando, además, de completa impunidad.


En este orden, según lo más recientemente informado por Reporteros Sin Fronteras, los países latinoamericanos que más cometen actos que atentan contra la libertad de prensa son: Bolivia (114), Guatemala (116), Nicaragua (117), Colombia (130), México (143), Venezuela (147), Honduras (148) y Cuba (171).


Colombia en picada


Reporteros Sin Fronteras informó que en Colombia la situación ha empeorado para los periodistas desde el 2018, año en el que se posesionó Iván Duque en la presidencia, ocupando en este año el puesto 130, de los 180 países, y quedando entre los territorios más peligrosos para el ejercicio periodístico.


Esto propiciado, a partir de lo que analizado por RSF, por las investigaciones que se iniciaron una vez elegido Iván Duque por sus posibles fraudes electorales, corrupción y violaciones a los derechos humanos, campañas de intimidación y acoso, así como operaciones de espionaje.


Esto nada alejado de la realidad, pues casi un año después de elegido Iván Duque se conoció de nuevo, un grave caso de interceptaciones ilegales de comunicaciones a políticos y periodistas, las cuales apuntan a ser responsabilidad de altos mandos de servidores del Estado, entre ellos Nicacio Martínez, general (r) del Ejercito. Esto también relacionado con amenazas que empezaron a circular y que poco después en nombre de las llamadas Águilas Negras llegarían a varios periodistas del país.

Más adelante, en febrero del 2020, se conoció lo que se denominó la ‘Bodeguita uribista’, la cual operaba también bajo las ordenes de funcionarios cercanos al gabinete de Duque; Claudia Bustamante y Víctor Muñoz. Esta ‘bodeguita’ sería un grupo dedicado a crear y divulgar campañas de desprestigio contra medios de comunicación, periodistas y políticos de oposición, promoviendo intereses uribistas.


Poco después se destaparía la llamada ‘Ñeñepolítica’ en cabeza de Julián Martínez y Gonzalo Guillén, quienes darían evidencias y pistas para entender lo que sería una compra de votos ordenada por Álvaro Uribe Vélez para el actual presidente. Esto además demostraría posibles nexos de Iván Duque con José Guillermo ‘Ñeñe’ Hernández, un finquero del Cesar, que a su vez tenía implicaciones importantes con narcotraficantes y criminales de la zona como Marquitos Figueroa, con quien habría planeado el asesinato del hijo de un comerciante de Barranquilla.


Luego de esto las amenazas no se harían esperar. Al día de hoy ambos periodistas y sus abogados han sido perseguidos y hostigados por diversos medios, casos que se han llevado a instancias judiciales, pero donde no ha pasado mayor cosa, incluso se siguen reclamando medidas de protección por los entes competentes.


Po otra parte, es necesario mencionar que la seguridad de los periodistas en los territorios más afectados por el conflicto armado ha sido y sigue siendo una de las alertas más frecuentes frente a la protección del ejercicio periodístico, en donde se han presentado secuestros y asesinatos como el modus operandi más frecuente para impartir miedo y censura.


Como hecho cercano, a través de Pares se informó sobre la situación del periodista Eder Narváez, director del medio de comunicación independiente NP Noticias en la subregión del Bajo Cauca Antioqueño, quien el pasado 12 de abril fue víctima de amenazas de muerte al parecer por un combatiente del grupo armado ´Caparros´ o ´Caparrapos´.


Cabe señalar que según lo informado por la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), solo en 2018 se habían registrado 85 amenazas contra periodistas, una de las cifras más altas en los últimos años, precedida por el año 2017 en donde hubo 129 casos. Además, en el 2015 el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) presentó un documento en el que se señala que entre diciembre de 1977 y agosto de 2015, 153 periodistas han sido asesinados.


Con este panorama urge proteger la prensa independiente, sobre todo en tiempos en los que la democracia tambalea. Urge defender el periodismo que conoce los territorios y le apuesta a la construcción de relatos no hegemónicos, el periodismo que defiende la vida y la democratización de la información como principios básicos. El que responde a los intereses de la gente por encima de los políticos y económicos. Urge defenderlo, aunque en estos tiempos eso parezca una tarea de alto riesgo.


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