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Apagón masivo en Europa evidencia vulnerabilidades energéticas: ¿Está Colombia preparada?

Por: John Correa




Madrid, Lisboa y partes de Francia amanecieron hoy sumidas en el caos tras un apagón eléctrico de gran magnitud que ha dejado sin servicio de energía a millones de ciudadanos. La interrupción, de carácter masivo, ha provocado afectaciones en múltiples áreas críticas: semáforos fuera de servicio causaron atascos vehiculares sin precedentes, el Metro de Madrid suspendió parte de sus operaciones y los servicios de internet, datos móviles y telefonía registran fallas generalizadas. En hospitales, el corte eléctrico ha dificultado la atención de pacientes, mientras que museos, comercios y espacios públicos permanecen completamente a oscuras.


Ante esta emergencia, el Gobierno de España ha convocado una reunión extraordinaria de coordinación, y la Red Eléctrica de España activó sus protocolos de reposición del servicio. Las causas exactas del corte aún se investigan; sin embargo, fuentes preliminares no descartan un fallo en la interconexión regional ni un posible ciberataque como origen de la falla.


Más allá de los esfuerzos inmediatos, el incidente expone de manera cruda las vulnerabilidades de las infraestructuras eléctricas, incluso en economías altamente desarrolladas. La crisis abre un debate urgente sobre la necesidad de reforzar los sistemas eléctricos frente a amenazas técnicas, naturales y cibernéticas.

 

Lecciones para Colombia: ¿Estamos preparados?

 

Aunque Colombia cuenta con una matriz energética relativamente diversificada —con un 65 % de generación hidroeléctrica, complementada con térmicas y un crecimiento incipiente en renovables no convencionales—, no está exenta de riesgos.


Factores como el cambio climático, el fenómeno de El Niño, la dependencia de fuentes concentradas regionalmente y la creciente amenaza de ciberataques ponen a prueba la resiliencia del sistema energético nacional.


El país ha avanzado en estrategias de respuesta ante emergencias a través de planes de contingencia de la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) y la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG). Sin embargo, expertos advierten que persiste una brecha en tres aspectos clave:


La consolidación de redes eléctricas inteligentes (smart grids) que permitan una gestión más flexible y segura. La diversificación de la matriz energética, incluyendo una mayor participación de energías renovables distribuidas y almacenamiento de energía.El fortalecimiento de la ciberseguridad energética, área crítica en un contexto de creciente digitalización de las redes.


El apagón en Europa sirve como un recordatorio contundente: la seguridad energética no depende únicamente de la disponibilidad de recursos, sino de la capacidad del sistema para resistir, adaptarse y recuperarse rápidamente ante eventos disruptivos.


Para Colombia, el desafío de una transición energética no solo radica en cambiar la fuente de energía, sino en construir un sistema más resiliente, diversificado y seguro. La anticipación, la inversión estratégica y el diseño de protocolos de respuesta robustos serán fundamentales para enfrentar los riesgos de un mundo cada vez más interconectado y vulnerable.

 

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