Por: Camilo Díaz Suárez, investigador nacional
Línea de Democracia y Gobernabilidad
Este 20 de julio se posesiona el Congreso que acompañará el gobierno de Gustavo Petro durante el próximo cuatrienio. Con la llegada del nuevo gobierno, el primero de una corriente de centro-izquierda en la historia de Colombia, se pretenden realizar una serie de reformas que se empezarán a trabajar y tramitar a partir del próximo 7 de agosto.
Con un plan de gobierno ambicioso y con grandes aspiraciones para conseguir un cambio estructural en el país, uno de los desafíos será conseguir la aprobación por parte del Congreso de una Reforma Tributaria que busca recaudar la base para el gasto social que planteado en campaña y en su programa de gobierno “Colombia, potencia mundial de la vida”.
La reforma tcributaria tendrá una serie de cambios para garantizar una recaudo de $50 billones de pesos a partir de una serie de impuestos progresivos que tendrá un foco, por ahora, en las 4.000 personas más ricas de Colombia. Esta reforma se enfrenta a un proceso de tramitación con cuatro debates en el Congreso, del que depende su aprobación.
¿Qué busca la reforma tributaria de Gustavo Petro?
Si bien no especificó en su programa de gobierno la cantidad que pretende recaudar con la reforma tributaria, Gustavo Petro ha sostenido que se espera lograr un recaudo de $50 billones de pesos. Para conseguirlo, el próximo gobierno se ha basado en la idea de una “justicia tributaria” que se base en impuestos progresivos y equitativos.
Aquí vale la pena mencionar que los impuestos se pueden ser regresivos, es decir, que no tienen en cuenta la capacidad económica de una persona o empresa y se cobran a todos por igual, o progresivos, a saber, en los que se toma en cuenta la capacidad económica de la persona o empresa. Un ejemplo de impuesto regresivo es el IVA, que no distingue entre sus contribuyentes; mientras que un impuesto progresivo puede ser el aplicado a la renta, que contempla los ingresos para su aplicación. El enfoque de Petro está en asegurar el recaudo estatal a partir de un aumento en los impuestos progresivos.
Para ello, en su programa de gobierno planteó desmontar gradualmente algunos beneficios tributarios que considera no tienen alguna justificación económica. Una de las disposiciones que tendría la reforma tributaria sería la eliminación de las rentas cedulares, cuyo sistema consiste en dividir los ingresos anuales del contribuyente según cinco cédulas y depurar cada grupo de forma independiente. Las cinco cédulas que existen son: rentas de trabajo, obtenidas por compensaciones por servicios personales como el salario; rentas de pensiones; rentas de capital, que vienen de intereses, rendimientos financieros, arrendamientos, regalías y explotación de la propiedad intelectual; rentas no laborales, que son los ingresos que no entran en la compensación por servicios personales; y las rentas de dividendos y participaciones, que son por concepto de dividendos y participaciones.
Ese sistema de rentas cedulares sería eliminado, para que todos los ingresos queden en una misma cédula y tengan la misma tarifa sin importar el tipo de ingreso. De acuerdo con esta disposición, se eliminaría la posibilidad que las personas de más ricas de Colombia tributen con beneficios preferenciales. Sumado a ello, se aumentaría el impuesto a dividendos, los cuales hará obligatorio declarar y tendría una escala progresiva, en la que quienes más utilidades reciban más deban tributar. El porcentaje del impuesto a los dividendos puede estar cercano al 70% para los más altos.
A esto hay que añadir que habría una modificación en el impuesto a la renta, ya que, según el asesor económico de Gustavo Petro, Ricardo Bonilla, este no es progresivo porque el 80% lo aportan personas jurídicas y el 20% personas naturales. Eso implica que las personas de mayores ingresos en el país no aportan lo que deberían. Las modificaciones a este impuesto aumentaría para aquellos que perciben desde $200 millones al año.
En relación a este último, habría una modificación en el impuesto al patrimonio, que se aplica individualmente sobre el cálculo del valor de los bienes que posee una persona, que se declara a partir de los $4.000 millones y pasaría a declararse desde un patrimonio de $1.000 millones. Además, en la categoría de impuestos progresivos, habría un impuesto a las tierras fértiles improductivas. Si bien esto no quedó claro en su programa de gobierno, en diferentes entrevistas ha sostenido que los grandes latifundios improductivos deben tributar. Si bien este es un tema que iría de la mano con la Reforma Agraria que se plantea, se ha mencionado que este impuesto podría ser incluido en la Reforma Tributaria, siendo afectados los grandes poseedores de tierra.
Habría también un aumento en la tributación por cargos de congestión urbana, para fomentar medios de transporte en las ciudades como el trasporte público y el uso de bicicletas. Finalmente, en cuanto al recaudo, no se tocaría el IVA a la canasta familiar, pero sí habría un impuesto saludable sobre alimentos y bebidas azucaradas.
Cabe mencionar que para garantizar el recaudo también habría un énfasis en tener políticas efectivas para evitar la evasión, con un endurecimiento de penas y prohibiendo que nadie que reciba recursos públicos tenga cuentas en paraísos fiscales.
¿Cómo se tramita una reforma tributaria?
El Gobierno Nacional es el único que puede radicar una Reforma Tributaria, aunque su aprobación depende del Congreso. Por los cambios que plantearía la reforma pensada por el gobierno de Gustavo Petro, esta puede tener un trámite lento.
En primer lugar, el Ministerio de Hacienda debe radicar en las Secretarías Generales de Senado y Cámara de Representantes el documento completo, las cuales se encargan de hacer llegar este a las Comisiones Económicas de las dos corporaciones. En estas comisiones serán asignados ponentes de las bancadas de gobierno, independientes y de oposición para pedir el voto positivo o el archivo del proyecto. El voto del proyecto se puede hacer por artículos, bloques o el texto completo.
Si es aprobado el texto en las comisiones, los presidentes de estas designarán un ponente para que expongasa el texto en la plenaria de cada corporación. En este segundo debate también se puede votar por artículo, bloque o el texto completo. Durante su tramitación, el texto puede ser modificado, pero dependiendo de los cambios, puede ser devuelto a las comisiones económicas para reiniciar el proceso.
Durante el debate en las plenarias participan congresistas, el gobierno y gremios empresariales para exponer sus puntos de vista. Si el proyecto es aprobado en cada plenaria de cada corporación, este pasa a sanción presidencial y revisión constitucional. Si se da el caso que una plenaria de una corporación lo aprueba y otra no, se da un proceso de conciliación entre las dos corporaciones para llegar a una decisión.
Así, en total el proyecto pasaría por cuatro debates antes de su aprobación por el Congreso. Cabe decir que, si en alguna de sus etapas este es archivado, el gobierno nacional debe presentar un proyecto totalmente nuevo.
Las comisiones económicas
Estas están compuestas por las comisiones terceras constitucionales, o de Hacienda y Crédito Público, y las comisiones cuartas constitucionales, o de Presupuesto, de Senado y Cámara de Representantes. Estas están integradas por 17 senadores y 31 representantes en las terceras, y 15 senadores y 29 representantes en las cuartas. El reparto de estas curules se da de acuerdo con el peso matemático de cada partido en el Congreso, lo que beneficia al Pacto Histórico, partido de gobierno, por ser el partido con mayor número de curules. Aparte, con la Alianza Verde y el Partido Liberal como partidos de gobierno y los guiños del Partido Conservador, podrían asegurarse las mayorías en el Senado para que el proyecto pase en las comisiones económicas.
Sin embargo, el panorama no está tan claro en la Cámara de Representantes, donde las comisiones económicas podrían estar lideradas por Cambio Radical, el Partido de la U y el Mira.
Este 20 de julio se sabrá la composición real de las comisiones constitucionales y la resolución de las curules en disputa, el panorama de la reforma tributaria le puede ser favorable a Gustavo Petro en la comisiones económicas y su desafío real estaría en las plenarias de las corporaciones, donde puede llegar a tener mayor oposición.
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