Por: Redacción Pares
La Fundación Paz & Reconciliación -Pares, hace un llamado de alerta sobre un nuevo factor transnacional que se puede materializar en un riesgo latente para las campañas políticas de este año; pero que a pesar de su injerencia, no es significativo o determinante para el sistema electoral y democrático del país.
Se trata de la intervención de carteles mexicanos en la financiación indirecta de campañas por medio de grupos armados organizados como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) o mejor conocidos como “Clan del Golfo”, los “Caparrapos”, los Grupos Armados Posfarc (disidencias) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
De acuerdo con investigaciones en territorio, Pares encontró casos en los que podría haber presuntos ingresos de dineros de carteles mexicanos en las campañas política, aunque de forma indirecta, en unas primeras regiones analizadas: Bajo Cauca, Urabá antioqueño y Sur de Córdoba; así como posiblemente en la región de Pacífico Nariñense.
Los carteles mexicanos en Colombia
En el primer caso, Pares cuenta con información sobre cómo los Caparrapos están al servicio del cartel mexicano de Jalisco Nueva Generación (CJNG), los cuales están aliados con los Grupos Armados Posfarc de los antiguos frentes 18, 58 y 5.
En un principio, al CJNG lo lideraron socios del capo mexicano Ignacio “Nacho” Coronel, tío de Emma Coronel, esposa de el “Chapo” Guzmán, quien operaba una célula en Jalisco hasta que murió en un enfrentamiento con las autoridades mexicanas en julio de 2010. En sus últimos años de vida, Coronel se dedicó a formar un grupo armado dedicado a evitar la entrada del grupo Los Zetas, conocido como Los Mata Zetas.
Ya como cartel independiente, CJNG hizo pactos con el Cártel de Sinaloa para evitar que el área de Jalisco se convirtiera en un campo de batalla. Sin embargo, en menos de una década se ha convertido en una de las organizaciones dedicadas al tráfico de drogas más prolíficas y violentas del mundo, a tal punto de desplazar a los cárteles históricamente dominantes (como el de Sinaloa y los Zetas) en puntos claves para el tráfico de droga en la costa del Océano Pacífico que conectan con Asia y Oceanía.
Estos puntos les asegura las principales rutas internacionales de trasiego de cocaína que inicia en países productores como Ecuador y Colombia, viaja por centroamérica y suba a México, con Estados Unidos como otro destino apetecido.
Ahora bien, de acuerdo con un informe de inteligencia militar, el Cartel de Sinaloa, el CJNG y los Zetas, que tienen delegados en el Bajo Cauca antioqueño y una red de representantes que se extiende por casi todo el departamento y otras regiones del país, han hecho de Medellín una de sus principales bases operativas en Colombia.
Concretamente, en el Bajo Cauca antioqueño ha habido una fuerte injerencia del CJNG para inyectar recursos a los Caparrapos en su incursión hacia el Sur de Córdoba y enfrentar a sus antiguos socios de las AGC-Clan del Golfo, que tienen, a su vez, alianzas con el Cartel de Sinaloa, enemigo del CJNG en México.
Estos carteles, aunque tienen intereses en financiar campañas políticas, lo harían de manera indirecta por medio de sus socios colombianos, para asegurar la estabilidad del negocio del narcotráfico, pero no con el interés de tomarse el poder local o regional.
Para el caso específico de Córdoba, en enero de 2018 el Defensor del Pueblo, Carlos Negret, lanzó una alerta temprana en la que advirtió sobre la financiación de narcotráfico del Cártel de Sinaloa a las AGC-Clan del Golfo en Tierralta y municipios aledaños del Sur de Córdoba, teniendo en cuenta que AGC-Clan del Golfo fue en Córdoba el actor hegemónico en la ocupación de los vacíos de poder dejados por las Farc-ep. Sus diferentes estructuras tienen relaciones de negocios con todos los cárteles mexicanos (Sinaloa y Zetas).
Este llamado termina consolidando la hipótesis de que la guerra de Sinaloa y CJNG se ha desplazado desde México hacia Colombia, está en el hecho de que Medellín se ha convertido en el eje de operaciones, y muy seguramente de apuesta política en estos territorios.
Una guerra entre bandidos
Por otra parte, se están presentando enfrentamientos entre los combos de AGC-Clan del Golfo (financiados por Sinaloa) y los combos de la Oficina de Envigado y los Pachely (financiados por CJNG); así como esta guerra se ha desplazado hacia el Bajo Cauca antioqueño y el Sur de Córdoba por la incursión de los Caparrapos (financiados por el CJNG) en Montelíbano, San José de Uré y Puerto Libertador, en enfrentamientos contra las AGC-Clan del Golfo (financiados por Sinaloa y Zetas), que es quien ha dominado los últimos años estos territorios.
En el segundo caso -Pacífico nariñense-, estarían en riesgo el distrito especial de Tumaco y los municipios de Barbacoas, Maguí Payán, Roberto Payán, Francisco Pizarro, Mosquera, El Charco, La Tola, Santa Bárbara de Iscuandé y Olaya Herrera.
En este territorio tienen presencia tres Grupos Armados Posfarc: las Guerrillas Unidas del Pacífico (GUP), anteriormente en cabeza del ex jefe abatido alias David, el Frente Oliver Sinisterra (FOS) y los Contadores al mando de alias “Contador”. Todos en disputa.
De acuerdo con fuentes en territorio, se sabe que emisarios de los carteles mexicanos llegan en viajes relámpago de dos días a Llorente en Nariño, para negociar directamente con Contador la producción de coca. Los emisarios son de CJNG y de Sinaloa, antagónicos entre sí, como se mencionó anteriormente.
Sin embargo, CJNG sería uno de los principales socios de aquellos disidentes de las GUP que conforman a los Contadores, toda vez que cuentan con un fuerte brazo armado que busca proteger los intereses de los mexicanos. Estos, a su vez, podrían buscar tener injerencia en las campañas políticas de su zona de control en 2019, aunque de forma marginal y poco orgánica. Su interés principal es garantizar el tráfico de estupefacientes.
Tumaco bajo fuego
Llama la atención la situación del municipio de Tumaco, puesto que cada vez es más notoria la presencia, expansión y consolidación de grupos y carteles internacionales del narcotráfico; que no sólo se puede decir de los carteles mexicanos (CJNG, Sinaloa y Los Zetas), sino también de grupos narcotraficantes de Ecuador, Centro América e inclusive de Estados Unidos y Europa.
Es así como en los últimos meses han sido capturados veinte mexicanos, diez ecuatorianos y cinco (5) centroamericanos. Si bien estos grupos unidos con los existentes en esta localidad, pueden convertirse en una fuerza poderosa del narcotráfico, Pares lanza una alerta sobre los riesgos que existen en el Pacífico nariñense de la injerencia además en la política local de 2019 y la financiación indirecta de carteles mexicanos, por medio de Grupos Armados Posfarc, en campañas electorales.
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