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Clan del Golfo, la prueba del fracaso de la desarme de los paramilitares en el gobierno Uribe

Por: Redacción Pares


Foto tomada de: El Colombiano


En una de las notas más movidas del fin de semana el director de la fundación Paz y Reconciliación, León Valencia, le dio una entrevista a la periodista Cecilia López titulada “La parapolítica vive”, este es un material bastante esclarecedor para establecer puentes entre lo que sucedió a principios de este siglo cuando grupos armados se unieron en torno a comandantes como Carlos, Fidel y Vicente Castaño o Salvatore Mancuso y, con la excusa ideológica de la lucha contra la insurgencia, sembraron el terror en el país asesinando y quitándole tierras a campesinos de los que se aprovecharon hacendados. Para la consolidación de este proyecto se contó con el apoyo de políticos, militares y empresarios. En la entrevista León Valencia alerta sobre la propuesta del alcalde de Sincelejo Yahir Acuña -quien además ha estado rodeado de parapolítica- de armar a cien ex militares para que tengan funciones de fuerza pública. Además hace un paralelismo entre las antiguas AUC -con algunas salvedades- con el Clan del Golfo. Esto nos sirve para revisitar cuál es el origen de uno de los grupos armados más devastadores que tiene el país.


Es muy fácil determinar que el Clan del Golfo surge de los escombros de las AUC, quien inició un proceso de desmovilización en el 2003 con el gobierno Uribe. El Clan del Golfo es la prueba de que los que cuestionaron en su momento la ley de Justicia y Paz pecó de “exceso de uribismo”.  Primero se conocieron como los urabeños ya que operaban en esa región del país. Vicente Castaño, desengañado del proceso de paz con Uribe, se separa y con dos de sus lugartenientes más temibles, Ever Veloza, alias H.H y Daniel Rendón, alias Don Mario para rearmarse. Eran los comandantes de los bloques Calima y Centauros, dos de los que más plata le daban a este grupo confidencial por el manejo de las rutas de la droga.


 En marzo del 2007 Vicente Castaño fue asesinado en un hecho que sigue suscitando controversia. Hace unas semanas Salvatore Mancuso le dijo al periodista Daniel Coronell que este fue asesinado por orden del excomisionado de paz Luis Carlos Restrepo. El heredero de esta red que, según Insight Crime, contaba con 80 hombres en el año 2008. Don Mario cayó en zona rural del Urabá un año después. En esta hidra de mil cabezas los que reemplazaron a Don Mario fueron los hermanos Juan de Dios Usuga, alias Giovanny y Dairo Antonio Usuga, alias Otoniel. Giovanny era un delincuente despiadado, con perversiones como el gusto por menores de edad.  Entonces decidieron llamarse los Usuga. El gobierno Santos volcó todos sus esfuerzos para destruir a los dos hermanos. Lo lograron a medias. El 31 de diciembre del 2012, mientras celebraban el nuevo año, Giovanny fue asesinado por el ejército. Su hermano, Otoniel, emprendió un plan pistola contra la policía con una violencia tan desaforada, tan extrema, que no se veía desde la época de Pablo Escobar.


Durante los dos periodos de Juan Manuel Santos se creó la operación Agamenón que tenía como fin dar con la captura de Otoniel. En ese periodo de tiempo el grupo cambió a Autodefensas Gaitanistas de Colombia. La persecución del ejército le causó bajas considerables a Otoniel. En ella cayeron sus lugartenientes como Roberto Vargas Gutiérrez alias “Gavilán” y Luis Eduardo Palierna, alias “Inglaterra”. El poder de las AGC creció hasta el punto de que no se movía la hoja de un árbol en regiones como Urabá sin que Otoniel lo supiera. A través de una red que incluía incluso iglesias cristianas, Otoniel se blindó con la comunidad. Sólo cayó en octubre del 2021. Fue extraditado a los Estados Unidos en mayo del 2022 y fue sentenciado por una corte en Nueva York a 45 años de cárcel. Desde entonces el poder del Clan del Golfo está centralizado en Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias Chiquito malo. Desde la llegada a la presidencia de Gustavo Petro el Clan del Golfo ha intentado formar parte de la Paz Total que propone el presidente.


León Valencia en la entrevista pone dos diferencias entre este grupo y las AUC de hace veinte años. Primero que el Clan del Golfo no mantiene el discurso antisubversivo que sostuvieron Castaño y Mancuso. Ese discurso les permitió tener un apoyo entre la ciudadanía. El Clan del Golfo en cambio no tiene una cúpula. Está atomizado y esto le permite mayor movilidad. Así han podido ejercer influencia en ciudades tan importantes como Barranquilla y Buenaventura.

La entrevista completa de León Valencia está en la página de El Espectador y deja claro que la parapolítica es un demonio que sigue vivo.

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