Por: Katerin Erazo, Periodista
La cumbre del G20, inaugurada este lunes en Río de Janeiro, ha marcado el inicio de un espacio clave para abordar algunos de los desafíos globales más urgentes. Bajo el liderazgo de Brasil, la cumbre de este año se ha centrado en la lucha contra el hambre, la pobreza y el cambio climático, temas que no solo afectan a las principales economías del mundo, sino que también impactan profundamente a los países más vulnerables.
En este contexto, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva presentó la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, una iniciativa ambiciosa que cuenta con 147 miembros fundadores, incluidos 81 países y 24 organizaciones internacionales.
El lanzamiento de esta alianza subraya la importancia de la cooperación global en la resolución de problemas que afectan a miles de millones de personas en todo el planeta. Este esfuerzo colectivo busca establecer un marco para combatir la desigualdad y garantizar la seguridad alimentaria en un mundo donde, según datos de la ONU, millones de personas viven en condiciones de pobreza extrema.
La alianza es un claro reflejo de la urgencia de enfrentar los retos sociales y medioambientales de manera conjunta, especialmente en un contexto donde el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de las principales economías del G20.
A pesar de los esfuerzos por centrar la atención en estos temas cruciales, la situación geopolítica mundial sigue siendo compleja. Las tensiones por los conflictos en Ucrania y Oriente Medio ocupan un lugar importante en las conversaciones globales. Sin embargo, el presidente Lula ha hecho un llamado para que la cumbre se enfoque en los problemas que afectan a aquellos que no están involucrados en guerras, pero que sufren las consecuencias de la pobreza y la exclusión. “Si nos centramos solo en las guerras, no vamos a discutir lo que realmente importa a aquellos que no están en guerra, pero sí sufren de pobreza”, señaló Lula en su intervención, insistiendo en que los temas de inclusión social no deben ser eclipsados por las crisis bélicas.
En paralelo, la ciudad de Río de Janeiro se ha transformado en un escenario de alta seguridad, con más de 25,000 uniformados y 5,000 cámaras de seguridad vigilando los espacios públicos. Las medidas excepcionales de seguridad son una respuesta al clima de tensión que ha prevalecido en Brasil, especialmente tras un atentado en Brasilia, donde un hombre intentó ingresar a la corte suprema con explosivos. Este incidente elevó la preocupación por la seguridad en el país, lo que llevó a la instalación de tanques militares y un dispositivo de protección que garantiza el desarrollo ordenado de la cumbre.
Uno de los momentos más esperados para Colombia de esta cumbre fue el primer encuentro bilateral entre los presidentes de Brasil y Colombia, Luiz Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro, respectivamente. Este saludo, que fue transmitido en vivo por los medios de comunicación brasileños, estuvo marcado por la efusividad de ambos mandatarios, quienes se mostraron cercanos y conciliadores.
El gesto simboliza una relación que, a pesar de los desacuerdos pasados, especialmente en torno a la ausencia de Lula en la COP16 en Cali, sigue avanzando. Petro, quien había calificado previamente la ausencia de Lula de “decepcionante”, parece haber dejado atrás las tensiones, buscando una cooperación más estrecha entre los dos países.
Durante su visita, Petro ha expresado su intención de posicionar a Colombia como un líder global en la lucha contra el cambio climático y la inclusión social. En su agenda destacan encuentros con importantes figuras internacionales, incluidos el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y representantes de la comunidad internacional, con quienes discutirá temas clave como la acción climática, la igualdad de género y la protección del medio ambiente. Además, Petro ha subrayado la importancia de una mayor inclusión de los países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en las discusiones globales del G20, buscando fortalecer la representación de América Latina en las grandes decisiones del foro.
En sus conversaciones con líderes internacionales, Petro también ha impulsado la necesidad de transformar la gobernanza global, haciendo un llamado a una reforma en las Naciones Unidas que permita una mayor equidad en la toma de decisiones internacionales. Estos temas de gobernanza también estarán en el centro de sus intervenciones durante las sesiones de la cumbre, donde hablará sobre la necesidad de una transición energética justa, la inclusión social y la reducción de las desigualdades.
Petro, quien ha sido un firme defensor de la lucha contra el cambio climático, también discutirá la transformación energética global en el contexto de los acuerdos climáticos internacionales. En sus reuniones con figuras clave como el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, abordará temas cruciales de cooperación ambiental y la necesidad de mantener la protección de la Amazonía brasileña como un eje central en la agenda global. La cuestión del cambio climático, especialmente en América Latina, es fundamental, y las discusiones sobre cómo los países pueden colaborar para alcanzar una transición energética limpia y sostenible dominarán la agenda del G20.
Uno de los puntos más destacados de la participación de Colombia en la cumbre será su propuesta de inclusión en el selecto grupo de países del G20. En sus redes sociales, el presidente Petro hizo una fuerte declaración: “Colombia entrará al club del G20, con un progresismo que busca paz, equidad y oportunidades para todos”. Esta afirmación refleja no solo una visión para el futuro de Colombia, sino también un compromiso con el progreso global, centrado en la paz, la reducción de la pobreza y la justicia social.
Nashry Zahgui Ibn, Coordinador de la Línea de Transición Energética y la Paz de la Fundación Paz & Reconciliación (Pares), destaca que, tras la COP 16, la cumbre del G20 se ha convertido en un espacio clave para avanzar en la toma de decisiones y generar alternativas hacia un desarrollo sostenible.
Según Zahgui Ibn, es fundamental que Colombia participe activamente en estos espacios de decisión con potencias financieras, especialmente cuando se trata de alcanzar las metas de desarrollo sostenible, cambio climático y transición energética, que requieren presupuestos y apoyo internacional.
En estas cumbres se discuten temas cruciales como los préstamos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, lo que resalta la importancia de que Colombia esté presente para poner sobre la mesa los compromisos asumidos en la COP 16 de Cali. Además, subraya que Colombia, gracias a su participación en la COP 16, ha logrado posicionarse globalmente como líder en la promoción de reformas urgentes frente a la crisis climática, destacándose aún más con el reconocimiento a la ministra Susana por su liderazgo mundial.
Finalmente, Nashry enfatiza que el principal reto sigue siendo la financiación de las iniciativas necesarias para frenar la crisis climática, lo cual exige recursos económicos sustanciales.
La presencia de Colombia en la cumbre del G20 también puedes ser una oportunidad para consolidar relaciones con África y otras regiones, en línea con los esfuerzos de la vicepresidenta Francia Márquez para fortalecer los lazos comerciales, tecnológicos y educativos con el continente africano. Esta iniciativa busca ampliar la influencia de Colombia en un contexto global cada vez más interconectado y donde las alianzas estratégicas son fundamentales para avanzar en los desafíos que enfrenta el planeta.