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Con glifosato y fracking ¿cuál es el compromiso ambiental?

Por: Daniela Quintero. Redacción Pares

El presidente Iván Duque participó este lunes en la Cumbre de Cambio Climático en Naciones Unidas para discutir los compromisos que cada país miembro ha adquirido en defensa del medio ambiente. Y pese a que Colombia se comprometió ante la ONU, hay dos políticas de gobierno que van en contravía de ese discurso.


De acuerdo con Duque, su gobierno “está comprometido en hacer una gran transformación y sembrar una ética del siglo XXI, que oriente a la sociedad a que todos tenemos algo que aportar para enfrentar los estragos del cambio climático”.


Asimismo, expresó que poner este tema en la agenda mundial es fundamental cuando ha habido una serie de alertas sobre el aumento de la temperatura de la tierra, y el daño irreparable a los ecosistemas por la crisis climática.


“Frente al cambio climático, el mensaje que yo quiero transmitir es que todos debemos reflexionar globalmente, pero tener la capacidad de actuar localmente”, afirmó Duque.


El primer mandatario colombiano expresó en la cumbre que se llevó a cabo en el marco del 74 período ordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), que Colombia representa tan solo el 0,4% de todas las emisiones globales de gases efecto invernadero.


Sin embargo, sigue siendo un país vulnerable debido a que este es un país que si bien no tiene grandes industrias que contaminen, sí hay proyectos relacionados con la extracción de hidrocarburos, con la práctica de erradicación de cultivos de uso ilícito, y la problemática de la deforestación; que aumentan los factores para que el planeta no pueda soportar las altas temperaturas.


«Presidente Iván Duque ¿es en serio?»


Tras el discurso, el senador del Polo Democrático, Iván Cepeda contrarrestó el discurso del presidente y publicó en Twitter: “interesante escuchar al presidente @IvanDuque en la ONU hablando contra los funestos efectos del cambio climático. No obstante, no dijo una palabra sobre su defensa del uso del fracking y del glifosato. No es coherente con la ecología y la defensa del planeta esa posición ambigua”.


Hay que recordar que en mayo, el Presidente le dio una espaldarazo al uso del glifosato cuando señaló en uno de sus foros semanales que la discusión no se podía centrar en un herbicida, y sí en liberar a las comunidades de esa tragedia (de los sembradíos de coca) y darles ingresos sostenibles y legales.


Así las cosas, hubo varios líderes políticos que rechazaron el discurso de Duque, prácticamente incoherente, teniendo en cuenta que hay otros frentes con los cuales no se ha comprometido e inciden en el cambio climático.


Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dicho que el glifosato tiene una alta posibilidad de producir cáncer, y en ese sentido, debería evitarse el uso de manera preventiva. A esto se suma que el líquido contamina los cuerpos de agua y afecta a otros seres vivos que habitan en la naturaleza.


“Pte @IvanDuque es en serio? ¿Aquí en Colombia fija la meta de deforestación en 900 mil hectáreas en 4 años pide a la Corte permiso para fumigar con Glifosato y ordena a su ministra de Minas autorizar el Fracking y afuera convoca coalición contra el cambio climático?! ¡No entiendo!”, escribió por su parte, Gustavo Bolívar, senador.


El mismo mes que se desató la polémica del glifosato, salió a la luz la discusión sobre el fracking, porque Duque prometió durante su campaña a la presidencia que no estaría dispuesto a aceptar la extracción de hidrocarburos; no obstante, lo incluyó en el Plan Nacional de Desarrollo -ruta de gobierno-, en un parágrafo titulado “exploración y producción de yacimientos no convencionales”.

De todas formas, Duque resaltó en la Cumbre que “ya llegó el momento de pasar de los discursos a las acciones”. Ahora habrá que ver qué acciones seguirá tomando con esas prácticas que son nocivas para el medio ambiente.


Detener la deforestación, una tarea pendiente


Duque también aseguró que, su política de gobierno pretende proteger los recursos naturales enfrentando la minería ilegal, los cultivos ilícitos, el desarrollo ilegal de maderables y la expansión desmedida e irresponsable de la frontera agrícola.


Y por consiguiente, una de las medidas que se propone este gobierno es sembrar 180 millones de árboles en el cuatrienio, involucrando a las comunidades en las regiones, paralelo a la suscripción del Pacto de Leticia, que busca proteger la Amazonía.


Sin embargo, la Fundación Paz & Reconciliación-PARES, habló con Carlos Lozano Acosta, abogado ambientalista Asesor de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), quien contó que el país todavía tiene una tarea pendiente protegiendo los ecosistemas que capturan carbono.

“Ahí es clave el tema de la Amazonía que tiene un problema de deforestación serio que no se ha solucionado, y en general otros tipos de ecosistemas como los manglares, las ciénagas y los páramos”, expresó.


Mientras tanto, Duque expresó que hubo una reducción del 17% en la deforestación durante lo corrido de su administración.


Para el experto hacen falta más esfuerzos, y ahí un tema muy importante es que se necesita una política criminal consistente porque parte de esa deforestación viene de raíces criminales. “Eso no se está atendiendo. La pregunta es ¿cuál es la estrategia de judicialización del Estado colombiano?, y el trabajo es de la Fiscalía, pero debe coordinar con el gobierno”, aseguró.


Y por último, en cuanto al tema de la fumigación aérea con glifosato, expresó que hay un consenso científico que señala que esta no es la solución óptima al tema de las drogas.


Detener la deforestación, otra tarea pendiente


El fenómeno de la deforestación, fundamentalmente en el Amazonas y el Nudo de Paramillo, se caracteriza por una confluencia temporal y geográfica del desarme y el agrupamiento de las FARC con la praderización y remoción de capa vegetal.


Sin Reforma Rural Integral la restauración ecológica queda reducida a buenas intenciones, pues mientras no se configuren las dinámicas de seguridad en territorio y la presencia del Estado en estas zonas se reduzca al ámbito militar, la lucha contra la deforestación difícilmente transitará de la contención a la restauración. Así pues, el problema es político y administrativo, con fuertes raíces en las dinámicas de tenencia de tierras y expansión de latifundios hacia áreas de alto interés ambiental. La especulación con la tierra, el reemplazo de la agricultura por la tala en regiones empobrecidas del país, el asesinato de líderes sociales y la persistencia de actores armados en zonas pos-FARC tienen que ver con el conflicto armado y el ritmo con que se atienden los puntos pactados en La Habana.


Si el gobierno piensa que la deforestación se detiene con militarizar Parques Nacionales (como ocurrió el año pasado cuando el ESMAD llegó con gases lacrimógenos al PNN Tinigua a sacar campesinos) y con campañas de sensibilización ciudadana, no sólo no cumplirá con su objetivo en materia de deforestación, sino que en el 2022 nos dejará con más de un millón de hectáreas deforestadas y unas mafias más enriquecidas que nunca.

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