Por: Redacción Pares
Hace cuarenta días, a punta de tatucos, el ELN bombardeó una base militar en Puerto Jordán, Arauca. La presión del gobierno colombiano, de que demostrara con hechos su verdadera voluntad de paz, se hacía añicos. A escasos metros de esta base estaba asentada un colegio donde tenían clases tres mil niños. Esto no sólo viola cualquier acuerdo humanitario sino el sentido común. Desde el pasado 3 de agosto, cuando no se renovó el cese al fuego, las comunidades en territorio le están exigiendo al gobierno nacional continuar con la mesa de negociación. En el Catatumbo, en Arauca, la guerra con el ELN está volviendo a incendiar los campos colombianos. La voluntad de los jefes de la mesa de negociación es una sola: abrirle la puerta a la paz. Por eso esta semana Vera Grabe, jefa negociadora del gobierno e Iván Cepeda, viajaron a Caracas en una reunión que se extenderá hasta el 7 de noviembre y en donde esperan reunir las condiciones para continuar con los diálogos.
A pesar de que la mesa esté estancada se lograron, en casi dos años de negociaciones, 28 acuerdos. Uno de los más importantes fue detener la práctica del secuestro, logro que se consiguió durante unos meses. El ELN alegó dos razones para levantarse de la mesa de negociación: una de ellas fue la decisión del Alto Comisionado de Paz, Otty Patiño, de adelantar diálogos con el Frente Comuneros Sur, una escisión del ELN, algo que molestó al Comando Central de esta organización guerrillera. Y el otro punto que incomodó a Antonio García y sus comandantes fue el no haber emitido a tiempo un comunicado por parte del gobierno en donde se les sacaba de los grupos GAO (Grupos Armados Organizados). Según versiones de la mesa de negociación del gobierno este decreto estaba practicamente listo para emitirse.
Sobre lo que se negociará en Caracas, o el tema de la agenda está absolutamente vedados a los medios de comunicación. Lo que si se ha desmentido por parte de uno de los miembros de la mesa de negociación, José Félix Lafaurie, es que es completamente falto que hubo presión de esta guerrilla para sacar del ejército al brigadier general Oscar Murillo.
Sobre el jueves podría tenerse buenas noticias sobre una posible reanudación de la mesa de negociación. Eso sí, para que se de, el gobierno tiene varias exigencias: por ejemplo que se detenga el reclutamiento de menores. La línea de Paz de Pares, ha sacado hace poco un informe en donde se revelan cifras escalofriantes sobre esta práctica que está disparada en la frontera colombo-venezolana. También se exige no interferir en paros armados y que no se secuestre más. El territorio colombiano necesita escuchar el silencio que dejan los fusiles cuando terminan las confrontaciones. Mientras en Bogotá, algunos congresistas celebran como una victoria la reanudación de la guerra, en el campo las madres siguen enterrando a sus hijos mientras sus casas continúan ardiendo.
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