Por: Redacción Pares
Una de las imágenes más aterradoras del año ocurrió el pasado 14 de abril. Mientras se encontraba comiendo unos pasteles en el tradicional desayunadero cucuteño Pastelucho, ubicado en el barrio La Riviera de Cúcuta, el veedor ciudadano Jaime Vásquez, quien venía siendo amenazado por sus denuncias, fue sorprendido ese domingo. Un hombre se le acercó a su mesa, Vásquez se dio cuenta que el sicario llevaba un arma en su mano, corrió hasta el fondo del negocio y entonces las cámaras de seguridad registraron sus últimos momentos: acurrucado pidió por su vida pero el hombre igual e pegó cuatro disparos. Los que estaban en el negocio lo sacaron a rastras hasta la clínica más cercana, la Santa Ana, donde los médicos no pudieron hacer nada para salvarle la vida.
El círculo más cercano del veedor ciudadano denunció que la policía había manipulado su wasap después de su muerte. Ocho meses después condenaron a su asesino a 28 años de prisión al responsable del crímen, Gustavo Alexander Corredor Torres, alias El Enano, miembro de un grupo delincuencial llamado AK-47. Las labores de El Enano fueron las de ir monitoreando los movimientos de Vásquez el día del 14 de abril. Saber a qué horas salía de su casa, e ir alertando a sus secuaces de dónde estaría el veedor. Incluso fue el hombre que le pagó en efectivo a “El Cojo” y a Yoqui” quien fue respectivamente quien disparó sobre Vásquez y la que condujo la motocicleta en donde ambos huyeron del lugar.
La condena sobre el Enano se dio después de que la Fiscalía consiguiera llegar a un preacuerdo con el Enano, eso quiere decir que el criminal se comprometió a contar quienes fueron los determinantes del crímen. Esto pondrá a temblar a más de un poderoso en la ciudad. Las denuncias de Vásquez iban directamente contra grandes dirigentes de la capital nortesantandereana. AK-47 es una organización adscrita al Tren de Aragua.
Lo que afirmó la Fiscalía sobre la labor del Enano en todo este entramado criminal fue el siguiente: “realizó labores de vigilancia horas antes del ataque y alertó a los sicarios sobre todos los movimientos de la víctima, desde el momento que salió de su vivienda hasta la llegada a un establecimiento de comercio, donde ocurrió el crimen”.
Las declaraciones que dará a las autoridades serán determinantes para establecer quienes fueron los cerebros de uno de los crímenes más atroces que se han cometido en Cúcuta en los últimos veinticinco años.
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