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Cuando Colombia despertó o el recuerdo de una ilusión

Por: Lizneira Roncancio Arias*. Colaboradora Pares. Barcelona.


A comienzos del 2019, una encuesta realizada por la empresa Gallup -a propósito del día de la felicidad-, ubicó a Colombia como uno de los países más felices en el puesto 43 a nivel mundial y el 8º entre los países de América Latina. Quienes lo celebraron lo hicieron con el convencimiento que eso generaba réditos políticos. Para otros, se trataba de una consideración excesiva ante la realidad que viven los colombianos y que ahora con la pandemia del Covid-19 quedó en evidencia, teniendo al trapo rojo como la prueba fehaciente de la pobreza y miseria que vive el país.


El resultado de la encuesta se dio meses después de la firma del Acuerdo de Paz que el saliente presidente Juan Manuel Santos había logrado con las Farc la guerrilla más vieja de América Latina, poniendo fin a más de 50 años de conflicto; y a pocos de la posesión de Iván Duque del Centro Democrático, el máximo contradictor del proceso.


Aún gravitaba en la cabeza de los colombianos el discurso del recién posesionado, en el que sin reticencias se resaltó una frase que enfrió la ilusión de los colombianos de tener un mejor país y el anhelado desde hace muchos años: “hacer trizas la Paz”.


Parábola de la realidad


El discurso de posesión, que muchos calificaron de temerario, pasó de la parábola a la realidad. Sus primeras acciones apuntaron a que la frase la cumplirían literalmente. Y eso que aún seguíamos celebrando la firma del Acuerdo con esperanza e ilusión y se veía un futuro conciliador con muchos de los sectores tradicionalmente relegados.


Esa alocución produjo que muchos empezaran a hacer maletas para salir del país, pues en el tono y el aplausómetro de quienes asistían a la ceremonia, se hizo evidente la intención de cumplirlo con los métodos que fuera. Para muchos, la firma del Acuerdo era una luz de esperanza de que no se volverían a repetir aquellos aciagos años de la década del 80, cuando ocurrió el exterminio de la Unión Patriótica y muchos militantes o simpatizantes de este grupo político cayeron bajo esas balas asesinas, mientras otros, optaron por la alternativa de emigrar.


Entonces en sus maletas empacaron la bandera, la camiseta de la Selección Colombia, una pollera, la ruana, la gaita o la tambora, una que otra botella de aguardiente y unas bolsas de café. Y a pesar de la nostalgia, la alegría. Porque esa, nadie nos la quita. Ni siquiera los tantos momentos difíciles que hemos vivido.


Aunque lo digan las encuestas, no somos el país más feliz, tal vez el más alegre. Una cualidad que aflora cotidianamente y es evidente en cada episodio de la vida de un colombiano. Sea esperanzador o complejo, las expresiones de rechazo, protesta o conformidad, tienen una cuota de alegría, pues hace parte del talante del colombiano y se hizo evidente en las multitudinarias manifestaciones emprendidas a partir del 21 de noviembre.


La explosión de creatividad, arte y cultura, se tomó como la mejor forma de protestar “sin violencia” y expresar el rechazo a tantas medidas lesivas dadas por el nuevo gobierno, las cuales no benefician en nada al país y tienen la siniestra intención de cumplir el discurso de posesión.


Ese abuso de poder manifiesto en cada decisión de este gobierno, no se ajusta a las expectativas de un pueblo tradicionalmente reconocido como uno de los países más desiguales del planeta, que lleva décadas esperando el momento en que todos tengamos las mismas oportunidades. Ese castillo edificado con la firma del acuerdo se ha venido desmoronando ante el sistemático asesinato de líderes, lideresas y excombatientes y con las tantas arbitrariedades del llamado “tercer mandato de Uribe”.


‘Diáspora Latina’


Quizá uno de los países de Europa que más latinos recibe es España. Indudablemente el idioma lo hace preferido y entre sus ciudades las más receptoras de inmigrantes son Barcelona y Madrid.

Según datos del Consulado en Cataluña hay aproximadamente 3.000 colombianos, la mayoría llegados huyendo luego de ver asesinar a familiares, parientes o vecinos, o por amenazas, desplazamientos, intimidaciones, o por las discriminaciones o como producto del reclamo a la falta de oportunidades que se sufren al no encontrar respuesta en esas políticas de Estado que solo benefician a unos pocos, así como al no tener acceso a una educación de calidad o a un trabajo decoroso para tener una vida digna. Son colombianos desesperados, con dolor de patria por los ancestros y la nostalgia en la piel y en las emociones.


Fue así como tan pronto en Colombia empezaron las jornadas de paro, acá la respuesta fue inmediata en actitud de solidaridad y porque aun estando lejos la patria duele. Muchos han encontrado en otras latitudes la respuesta a sus proyectos de vida y aunque los primeros años la melancolía es más real, hay más posibilidades y oportunidades.


Muchos artistas se han sumado a estas jornadas, entre ellos, Diana Gamboa, actriz migrante, quien asumió el humor como la mejor forma de protesta para construir país. Con sus personajes “la abuela verde” y Lily Colombia” visibiliza y condena todas las arbitrariedades; ella acompaña las tantas iniciativas de colectivos colombianos formados especialmente en defensa del Acuerdo de Paz; entre éstos Paz a la Calle, Mujeres P’alante, Colombia Despertó, Maloka, Barcelona Siempre, se han puesto la tarea de trabajar por la construcción de ese nuevo país.


Ello incluye rechazar las medidas lesivas a un pueblo que ha postergado sus sueños y que están cifrados en el Acuerdo. Mientras en Colombia las demandas crecen, los sitios más emblemáticos de Barcelona (Plaza Cataluña, Plaza San Jaume, Sagrada Familia, La Rambla del Raval, Plaza España, Plaza Universitat, Parque Montjuic, entre otras plazas y calles) son tomados por estos colectivos con la bandera y los símbolos que nos identifican, pidiendo a la comunidad europea solidaridad y respaldo para las demandas de nuestros pueblos. Al son de sus gaitas, maracas, tamboras, llamadores, cacerolas, bailes y performances, le han puesto a las consignas ritmo de Cumbia, Currulao, Bullerengue.


Aquí como allá, estas expresiones se han convertido en un espacio activo de arte, creatividad y controversia. También se ha logrado que otros colectivos latinoamericanos igualmente surgidos del inconformismo hacia gobiernos con tintes extremistas se sumen; dada la identidad que nos convoca al pensar que no se puede postergar ni desaprovechar un momento de efervescencia de las ciudadanías libres y de desenmascarar esas intenciones perjudiciales contra nuestros pueblos.


Es un momento de transición que amerita alzar las banderas de nuestros países, por lo cual se ha llamado la “Diáspora latina”. Son movimientos frescos, conscientes de un momento histórico que avala las voces ante tantas infamias y desigualdades, un período para no cesar en las demandas de los pueblos originarios y sectores vulnerables que mantienen viva la esperanza por un mejor país, de territorios soberanos y en defensa de sus riquezas e intereses.


El momento merece visibilizarse y decirle al mundo que existe una amenaza de retroceso en Colombia, que muchas de las conquistas alcanzadas con el Proceso de Paz están en peligro. La solidaridad y la acción en favor de esas reivindicaciones mantienen viva la llama de la esperanza y de construir el país que seguimos añorando. Y todo ello, con la alegría que nos caracteriza.

 

*Oriunda de Arauca (Colombia). Periodista y escritora. Premio Nacional de Periodismo CPB (2005) en prensa escrita y Premio CSIR-Ecopetrol (2009). El Ministerio de Cultura (Colombia) le otorgó una beca con la que realizó una investigación sobre personajes legendarios del Departamento de Arauca (Colombia), la cual se convirtió en su primera novela Tu corazón será mío, segundo lugar en Concurso de Novela Inédita del llano Colombo-Venezolano, luego llevada la televisión por el Institucional Canal 13 en 2018.

Ha sido invitada al “Encuentro Vuelven Los Comuneros en Santander (Colombia); al Encuentro “Poetas del Mundo” en la Costa Caribe (Colombia) y a Encuentro “Literatura al Mar” en La Guajira (Colombia). Ha sido incluida en dos antologías poéticas convocadas por el poeta chileno Alfred Asis. Es activista de Derechos Humanos en temas de feminismo y Minas antipersona


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