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Cuando los paramilitares sacaron corriendo del país al canciller Luis Gilberto Murillo

Por: Redacción Pares


Foto tomada de: El Tiempo


El respeto que siente Petro por Luis Gilberto Murillo se dejó ver no ahora, cuando decidió que fuera el reemplazo de Álvaro Leyva en el ministerio de Asuntos Exteriores. En plena campaña electoral lanzó varios puentes para que se uniera al Pacto Histórico. No le importaba al hoy presidente que su carrera política estuviera cimentada en sus antípodas, cercano en su momento a César Gaviria y luego a Juan Manuel Santos, Murillo le daría al Pacto Histórico un acercamiento más pronunciando al centro. Murillo escogió ser la fórmula vicepresidencial de Sergio Fajardo. Una vez ganó las elecciones Petro, Luis Gilberto fue el escogido para ser el hombre de Petro en Washington. La labor como embajador no fue fácil. El ex gobernador del Chocó tuvo que calmar los ánimos en ese país quienes veían con desconfianza las políticas de un presidente que había sido guerrillero.


Como canciller ha tenido que aguantar varios cimbronazos. Uno de ellos fue el cruce de trinos entre Petro y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, la postura del gobierno con respecto a la guerra anti-drogas y la migración de personas hacia Estados Unidos que han tenido a Colombia y su tapón del Darién como uno de sus puestos de lanzamiento.

Murillo, hace veinticuatro años vivió uno de los momentos más duros de su vida, se fue a los Estados Unidos como migrante. Nada es fácil para alguien que nace en Andagoya. Allí nació en 1967, una población condenada al olvido y a la violencia descarnada. Murillo sacó un ICFES impresionante por el que lo becaron y se pudo ir a estudiar ingeniería de minas En la Universidad Estatal de Prospección Geológica de Moscú. Era el final de la URSS. En medio de una sociedad que se caía a pedazos Murillo pudo ver como la idea del comunismo se rompía para siempre. La caída del muro de Berlín en 1989 fue el inicio del fin de la cortina de hierro. Cuando regresa al país el presidente es César Gaviria y se pone a trabajar desde la Corporación para el desarrollo del Chocó. En ese departamento se lanzó a ser gobernador en 1997 y lo consiguió.


Fueron años duros. Primero vino una acusación que tuvo que capotear un problema mayúsculo que salió después de ejecutar una plata en un proyecto ambiental. Eso fue parte del problema, el otro fue el que le proporcionaron los paramilitares. Las AUC llegan y se asientan en el Chocó entre 1996 y el 2005. Era el Bloque Pacífico y se movieron, sobre todo, en el sur de ese departamento. A este bloque se unieron otros grupos como  los frentes Mineros, Pacífico y Héroes del Chocó. El comandante máximo era Francisco Javier Zuluaga Lindo, alias Gordolindo. Lo que les molestó a los paramilitares fue la determinación de Murillo. Fue el primer gobernador en cancelar las personerías jurídicas de las Convivir en 1998 cuando eran legales. Murillo las canceló todas. Lo intentaron secuestrar. Era la manera que tenían los paramilitares de entablar un diálogo. Un secuestro extorsivo, amenazarlo de muerte para que los gobernantes hicieran lo que ellos ordenaran. Así que se fue con Barno, su esposa rusa, primero para Chapinero y luego, antes de que se acabara el siglo, para Detroit, Estados Unidos, como uno de los millones de colombianos que deben probar suerte en ese país. De Detroit saltaron a Washington y desde ahí pudieron cimentar las relaciones que le serían tan útiles con el congreso de los Estados Unidos. Su historia de resiliencia, valentía, lo convirtió en una figura ampliamente respetable.


En los dos años en los que fue embajador en Washington fueron plenamente exitosos. Ahora, como canciller, debe capitanear un barco que se ha movido en varias tormentas. Espera salir avante de todas ellas. 

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