Por: Redacción Pares
El cine lo predijo, lo mostró. Habría un momento en el que los robots nos superarían. Fritz Lang, en su distopía Metrópolis, lo soñó como una pesadilla. Los obreros y sus fuerzas de trabajo serían aplastadas por la Inteligencia Artificial. Desde la literatura Isaac Asimov con Yo Robot mostró las complejidades de una vida creada por el hombre. Pero el apocalipsis está muy lejos y aunque en estos dos últimos años la IA ha crecido exponencialmente. Es un tema de máxima actualidad. En el Hotel Hilton de Cartagena se realizó este 8 de agosto la Cumbre Ministerial de Inteligencia Artificial en Cartagena que contó con el presidente Gustavo Petro y 22 ministros de Estado de 19 países, con el objetivo de construir una política pública unificada alrededor de la Inteligencia Artificial (IA), un desafío y oportunidad trascendental para Latinoamérica.
Se anunció por parte del ministro de las TIC, Mauricio Lizcano, la creación de la primera facultad de Inteligencia Artificial en la Universidad de Caldas. El liderazgo de Colombia en este tema en la región fue lo que más resaltó el canciller Luis Gilberto Murillo: “Queremos que como región se muestre el camino de la IA desde una perspectiva ética, moral, que no profundice las desigualdades, ni discrimine a ciertos grupos”.
León Valencia, líder de la fundación Paz y Reconciliación, estuvo en el evento. Convencido de los beneficios que le traerá a la humanidad la IA fue lo suficientemente crítico -y a la vez optimista con el género humano- como para resaltar en su cuenta de twitter, cuatro atributos humanos que aún la IA no puede imitarnos. Estas fueron:
Muy grande lo que puede hacer la IA, tiene algunos límites, cómo estos, aunque muy quizás los supere en un futuro. Aunque la inteligencia artificial ha avanzado significativamente en diversas áreas y puede realizar tareas que antes se consideraban exclusivas de los humanos, todavía hay ciertos aspectos en los que la inteligencia artificial no puede igualar completamente a los seres humanos. Algunos ejemplos incluyen:
1. Creatividad genuina: Aunque la inteligencia artificial puede producir música, arte y escritura de forma generativa, la chispa creativa única que impulsa la creatividad humana, la interpretación subjetiva y la originalidad verdadera sigue siendo difícil de replicar por completo.
2. Empatía y comprensión emocional: La capacidad de empatizar con los demás, comprender emociones complejas y adaptarse a situaciones emocionales cambiantes es un rasgo humano que va más allá de la capacidad actual de la inteligencia artificial.
3. Toma de decisiones éticas y morales: La moralidad y la ética son áreas complejas que a menudo implican dilemas cuya resolución no es simplemente una cuestión de lógica o eficiencia. La capacidad de tomar decisiones éticas fundamentadas en valores, normas sociales y consideraciones humanas es un rasgo humano distintivo.
4. Intuición y conocimiento tácito: La intuición humana, basada en experiencias pasadas, contexto y conocimiento tácito acumulado a lo largo de la vida, es difícil de cuantificar y programar en algoritmos de inteligencia artificial de manera completa.
Aunque la inteligencia artificial continúa evolucionando y expandiendo sus capacidades, estos aspectos más humanos siguen siendo difíciles de replicar con precisión.
Para bien o para mal el progreso no parece tener picos. Lo más seguro es que dentro de unos pocos años la IA será una herramienta que calzará como un guante a nuestras necesidades. Es posible que esas grandes obras de arte que mencionamos al principio del artículo no sea más que una pesadilla que al anunciarla se rompe su maleficio.
Por ahora lo único claro es que este gobierno ha sabido poner sobre la mesa un tema de extremada urgencia y necesidad.
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