top of page

Cuatro finales felices que ha logrado la Unidad de búsqueda de Personas desaparecidas

Por: Redacción Pares



Foto tomada de: Zona Cero


Son más de 100 mil familias las que buscan hasta la fecha a sus desaparecidos. Este 30 de agosto se conmemora al frente del Movistar en Bogotá el día de la desaparición forzosa. Desde el acuerdo de paz del 2016 se creó una Unidad de búsqueda de personas dadas por desaparecidas.


La desaparición sigue vive en Colombia, un país en donde hay ocho combates activos. Esto ha entorpecido la búsqueda de cuerpos que llevan décadas en fosas comunes. Se han habilitado corredores humanitarios para hacer exhumaciones. Según Luz Janeth Forero, entre el 2016, fecha de la firma del acuerdo de paz con las FARC y el 2024 han ocurrido la desaparición de cerca de 1.000 personas.


Sin embargo, la Unidad ha encontrado personas vivas. Son casos excepcionales pero que están entre las posibilidades de la búsqueda. Así sucedió en noviembre del 2023 cuando Omaira y Yesenia pudieron encontrarse con su papá, Edgar García, cuarenta años después, gracias al Plan Regional de Búsqueda del Meta. Edgar y sus hijas vivía en una población de Cundinamarca en 1983 cuando la guerra los obligó a desplazarse. Las niñas quedaron al cuidado de su abuela y luego la situación de conflicto las obligó a desplazarse de nuevo.


Cualquier esfuerzo que hiciera Edgar García no era suficiente, sobre todo cuando ellas fueron reclutadas siendo adolescentes por un grupo armado. Después de la firma del acuerdo de paz las hermanas solicitaron una búsqueda a la unidad, en febrero del 2023 y ocho meses después pudieron encontrar a su padre.


Diana Paola Viveros, coordinadora de la UBPD en Villavicencio, contó detalles de cómo fue el reencuentro: “para llegar al reencuentro tuvimos muchas conversaciones con la familia para preparar cómo querían que ocurriera en el reencuentro. La Unidad de Búsqueda no tiene una guía para que todos los reencuentros se realicen de la misma manera sino que son las necesidades y las particularidades de la familia las que determinan qué es lo que desean y necesitan poner en este escenario como un elemento reparador frente al sufrimiento que experimentaron durante muchísimos años”. Edgar recibió a sus hijas con flores en la mano y desde entonces han intentado reestablecer los lazos y convertirse, a pesar de las dificultades, en una familia corriente.


Otro de los encuentros felices ocurrió en Mapiripán, una zona que en el año 2.000 estaba en el centro de la guerra. Cerca de 1.500 personas se tuvieron que ir de sus casas desplazadas por el conflicto. Así se separaron Hernán y Víctor Carvajal, dos hermanos que durante veinte tres años no supieron nada el uno del otro. El primero presentó una solicitud de búsqueda y gracias a la UBPD se pudieron dar un abrazo en marzo del 2024.


Cinco años duró la búsqueda. En el año 2019 Verónica Ortíz radicó la búsqueda en la unidad  de su hijo, Jerónimo. En 1982 era un joven de 18 años cuando salió de su casa en el Magdalena para enrolarse en un grupo armado. Hace unos veinte años sufrió heridas y llegó casi agonizante al municipio de Madrid en Cundinamarca donde fue atendido. El no sabía que su mamá estaba moviendo cielo y tierra para encontrarlo. El, desde el 2007, ya fuera del conflicto armado, se dedicó a vivir en la calle “Ya después que cogí la calle para mí fue durísimo, porque enfrentar la calle no es bonito porque la he vivido en carne propia. Toda esta parte de los 30 y pico de años que tengo de no estar con ella y con ellos es un karma que he vivido en la vida. Es algo durísimo, pero solo supervivencia, eso es lo que me ha tocado siempre. Lo que me tocó” Le contó Jerónimo a miembros de la UBPD. Su mamá vivía un viacrucis aunque, eso sí, nunca perdió la esperanza de encontrarlo con vida. Esto sucedió en abril del 2024 cuando, gracias a los esfuerzos de la unidad, madre e hijo se unían en un solo abrazo.


En los ochenta la guerra arreciaba en el Vaupés y sobre todo en su capital, Mitú. En ese momento Elena, una joven perteneciente al pueblo Kubeo había llegado desde su resguardo para ganarse la vida. El narcotráfico y los negocios concernientes a la guerra eran lo que imperaba en las calles de Mitú. Combatientes la acosaban. Tenía 17 años y se sentía amenazada. Con los pocos ahorros que tenía se fue de la ciudad. Así terminó en Santa Marta. Pero le pesaba en el corazón la distancia con la familia que se fue acrecentando con los años.


Siempre tuvo el anhelo de volverlos a ver hasta que un conocido en Barranquilla descubrió vía internet que existía la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas. Ella Cecilia del Castillo, coordinadora del equipo de la unidad en Barranquilla, contó ese proceso: «A finales del año pasado se realizó en Santa Marta el diálogo ampliado con Elena, lo que permitió a nuestros servidores avanzar con el proceso de búsqueda. El trabajo articulado de los equipos de la UBPD en el Atlántico y Guaviare y la Secretaría de Gobierno de Mitú -que entregó bases de datos de la población rural del departamento-, y el apoyo de la Organización Nacional Indígena de Colombia, facilitaron la identificación de un representante de la etnia Kubeo. Con ello, se abrió la posibilidad de encontrar a sus seres queridos con vida»


Por las condiciones del Vaupés el encuentro por ahora se ha dado de manera virtual pero será cuestión de semanas para que Elena vuelva a abrazar a su familia.


Si existe un organismo que esté funcionado es la UBPD haciendo un trabajo incansable por encontrar a los desaparecidos de Colombia.

Comentarios


bottom of page