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¿De qué está “lleno” el Caquetá?

Por: Ghina Castrillón Torres

Politóloga feminista



Hace unos meses, cuando regresé de los primeros viajes de trabajo que hice en el Caquetá, algunas personas no pudieron evitar decirme, de forma despectiva, que tuviera mucho cuidado porque “eso allá está lleno de guerrilleros”. Claramente me molesté y dije algunas cosas para enfrentar esos comentarios desafortunados y estigmatizantes, pero entonces hoy, varios viajes después, les quiero contar un poco de lo que está “lleno” el Caquetá.


Este departamento, en las pasadas elecciones de octubre, logró un hito significativo en su asamblea departamental, la cual, por primera vez, estará conformada por mayoría mujeres diputadas, que de las once curules de la Asamblea Departamental pasaron de cuatro a seis diputadas. Sin embargo, no pasó lo mismo en sus 16 alcaldías, las cuales pasaron de cuatro a una mujer alcaldesa. A pesar de estos movimientos en la dinámica política, existen numerosas organizaciones sociales, especialmente de jóvenes, que le apuestan al fortalecimiento de su incidencia en la toma de decisiones desde el Sistema de Juventud y otros espacios organizativos, y reivindican sus apuestas por la educación, la salud mental, los derechos sexuales y reproductivos, articulación de mujeres, protección ambiental, entre otros temas.


Cabe resaltar que justamente tras la firma del Acuerdo Final de Paz en 2016, en varias regiones de Colombia afectadas por el conflicto se logró diversificar las fuentes de ingresos, centrándose en el turismo como motor de desarrollo. Este sector económico ha abierto las puertas a turistas nacionales e internacionales y estos proyectos buscan generar ingresos a las comunidades locales, pero también buscan revitalizar paisajes, tradiciones y comunidades, además de actividades como la investigación científica y los deportes, marcando un paso crucial hacia la reconstrucción social y económica en el marco del posconflicto. Aunque desafortunadamente hay algunas zonas en las cuales hay presencia de disidencias de las extintas FARC, esto no define todo el territorio y persiste aún más aquella insistencia de las organizaciones sociales que le apuestan a la paz.


Desde todas las iniciativas que he tenido la oportunidad de conocer, quiero aprovechar este espacio para, especialmente, presentarles a Yul Freiler, un biólogo joven de la Universidad de la Amazonía que, con su familia, en el municipio de San José del Fragua, con su emprendimiento de “Mi Bello Atardecer”, le apuestan a temas de conservación ambiental y han construido unas cabañas en medio de la manigua, desde donde promueven el cuidado de abejas nativas, el avistamiento de ranas y aves amazónicas, y en este espacio brindan una experiencia cargada de riqueza biológica, tranquilidad, cuidado, pero, sobre todo, cargada de conciencia ambiental.



A través de iniciativas como la de Yul Freiler, se revela la verdadera cara del Caquetá: un territorio lleno de diversidad, alegría y un compromiso apasionado con la protección de la Amazonía colombiana, que es una partecita del pulmón del planeta. Estos jóvenes, dispersos por todo el departamento, son representantes de un Caquetá que merece ser reconocido y apoyado. Más allá de las estigmatizaciones, es crucial que tanto el gobierno nacional como la ciudadanía presten atención a esta región, reconociendo y fortaleciendo su potencial para contribuir a su bienestar.


Definitivamente el Caquetá está lleno de todo lo bonito que puede existir en Colombia.


*Mientras escribía esta columna, desde la “Cabaña de las Aves” en Mi Bello Atardecer, pude observar numerosas y coloridas mariposas y aves, y también pude escuchar más de 10 sonidos diferentes de diversos animales.


 

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