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Del máximo ideal al mínimo posible

Por: Lizbeth Guerrero Cuan

Analista política con perspectiva de género



La "Marcha por la Vida", convocada por el Gobierno Nacional y llevada a cabo el pasado miércoles, reafirma la estrategia de Gustavo Petro de buscar apoyo popular en las calles. En medio de la desaprobación a su gestión, 61% para el mes de agosto, y en un ambiente político que le dificulta consolidar mayorías en el legislativo, estas manifestaciones se convierten en el espacio en el que Petro intenta mostrar que su situación es menos desalentadora de lo que parece. Además, en este escenario le es posible enfatizar una idea que repite constantemente en sus discursos: que las reformas impulsadas por el Gobierno cuentan con el respaldo de la ciudadanía “de a pie”, mientras que aquellos que se oponen a ellas van en contra de la voluntad popular.


Al cierre de la jornada el presidente hizo su alocución ante una importante asistencia que incluyó no solo a organizaciones sociales, jóvenes, indígenas, sino también a políticos del Pacto Histórico y exministros. Puso en el centro de su discurso la vida humana y la vida de la naturaleza, destacando su anhelo de que al final de su gobierno, las personas puedan sentir que viven mejor que antes. Para lograr este propósito el presidente se enfoca en la necesidad de hacer un cambio, el cambio por el que votaron 11 millones de colombianos, y que se materializa, de acuerdo con su discurso, en las reformas que ha propuesto y que constituyen el núcleo de su gobierno.


Durante los cuarenta minutos que habló, trató temas como la jornada laboral, los servicios públicos, la salud y la educación. Asimismo, hizo un llamado a un gran Acuerdo Nacional, esta vez enfocándose en tres puntos concretos para dicho acuerdo: la verdad, insistiendo en que toda la verdad oculta debe salir a la luz para que toda la sociedad colombiana comprenda su país; las tierras, con la propuesta de hacer que la tierra productiva efectivamente produzca alimentos y convertir a Colombia en una potencia alimentaria impulsando una reforma agraria; y la educación, abogando por una educación integral en todos los niveles para toda la sociedad colombiana.


A pesar de que uno puede asentir ante muchas de las frases de Petro e incluso emocionarse al escucharlas, siempre aparece una enorme duda sobre las posibilidades reales de materializar estos cambios. Duda que se intensifica a medida que pasa el tiempo, ya que cada día que transcurre es uno menos de su gobierno. Esto descontando que también nos enfrentamos a la incertidumbre que proviene de no conocer con certeza cuál sería el resultado final si decidimos poner en marcha todas estas transformaciones a la vez.


Hasta el día de hoy parece razonable afirmar que una agenda de reformas tan amplia y un Acuerdo Nacional de tal magnitud requieren ciertos elementos que el Gobierno no ha demostrado tener. En primer lugar, necesita apoyo político no solo en las calles, sino también en el legislativo. A pesar de las declaraciones de Petro acerca de que su estrategia es movilizar, sin el respaldo del Congreso y sin un liderazgo sólido en su bancada, el camino hacia las transformaciones se ve plagado de obstáculos. En segundo lugar, se necesita un equipo de gobierno sólido, competente y estable que brinde la capacidad de implementación necesaria. Al menos dos eventos evidencian la falta de esto: los frecuentes cambios de gabinete que ha experimentado el gobierno Petro en el año que lleva en el cargo y los problemas de ejecución presupuestaria. Hasta agosto de este año, apenas se había ejecutado el 11,11% del presupuesto. En tercer lugar, se requiere legitimidad que no solo se manifieste en las calles a través del respaldo incondicional a todas las acciones del Gobierno, sino que también se traduzca en la reconquista de quienes originalmente apoyaron su proyecto pero que, ante la ausencia de resultados, se han alejado de su propuesta política.


Petro ha escogido un camino para estas transformaciones: todos los temas a la vez, todo en este Gobierno y siempre la movilización social como estrategia. Un camino al que es fácil calificar de caudillista. Una ruta ambiciosa que hasta el momento deja ver pocos resultados. Sin embargo, al concluir su discurso en la Plaza de Bolívar, el presidente señaló dos elementos que bien podrían ayudarlo a mirar otra ruta. Por un lado, dijo que las negociaciones de paz con el ELN están alcanzando un nivel que nunca antes se había logrado en la historia. Están llegando a un punto de no retorno, manifestó. En segundo lugar, expresó explícitamente que no tiene la intención de permanecer en el Palacio de Nariño, un lugar que describió como frío, helado y feo. En cambio, dijo, espera que a su gobierno le suceda otro gobierno progresista.


Quizás una fórmula adecuada sería reemplazar la estrategia de abordar todo de manera simultánea en este gobierno. En lugar de intentar impulsar todas las reformas a la vez, podría concentrarse en lograr un acuerdo histórico con el ELN y avanzar en alguna de las reformas que están sobre la mesa. Además, en lugar de centrarse en que todo ocurra bajo el liderazgo exclusivo de Gustavo Petro, podría comprender que los cambios pueden ser más sostenibles en el contexto de un proyecto político a más largo plazo y que la sociedad colombiana necesita más que un solo gobierno para comprender la necesidad de estas transformaciones significativas y sumarse a ellas. Quizás el cambio más significativo que puede dejar este gobierno es allanar el camino, abrir una senda para la consolidación de un proyecto político progresista en el que no solo esté la voz de Gustavo Petro, más colectivo y menos caudillista, en el que por supuesto la paz, la equidad y la inclusión estén en el centro. De esta manera, puede abrirse la posibilidad de que, transcurrido el tiempo, haber tenido un gobierno de izquierda no quede solo como una anécdota en nuestra historia.


*Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido autora y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación al respecto.


 



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