Por: Walter Aldana. Columnista Pares.
Jóvenes -como lo era también Laura Melo Riasco, de 19 años asesinada en la masacre de Samaniego-, algunos de ellos estudiantes de secundaria y otros de educación superior y acompañados de personas mayores, agitaban consignas con el dolor en sus rostros a la llegada del presidente Duque a su territorio, al calor de “no estamos todos nos faltan nueve” y “no eran guerrilleros ni narcotraficantes”, explicitaban el centro del debate hoy en el suroccidente colombiano.
A la salida del “Consejo de Seguridad” Duque expresó la frase de cajón: “estamos realizando las investigaciones y caerá sobre los autores todo el peso de la ley”, algo así como “el que la hace la paga” y a renglón seguido anotó que se mejoraría el estadio del municipio.
Posteriormente, en el aeropuerto de Chachagüí el pasado Sábado 22 de agosto, en rueda de prensa, nos dejó boquiabiertos con dos aseveraciones cuando se dignó decir: “muchas personas han dicho: volvieron las masacres, volvieron las masacres”, primero hablemos del nombre preciso: “homicidios colectivos”, y la segunda donde afirmó que; “tristemente hay que aceptarlo como país, no es que volvieron, es que no se han ido tristemente estos hechos”.
Como en una competencia o en comparación odiosa, se ufanó de que en su gobierno han fallecido tan solo 188 personas en estas masacres lo que equivale al 22% de las víctimas en los últimos 22 años.
Para que vea doña Gloria Riascos, éste es parte del problema; la prioridad de los gobernantes antes que (generar el bienestar de su pueblo), se especializan en semántica, que es en sí una parte de la lingüística y estudia el significado de las expresiones.
Pero además, desconocer que han sido asesinadas y asesinados líderes sociales, jóvenes en falsos positivos, excombatientes reincorporados y defensores de derechos humanos en un número superior a mil personas desde la firma de los acuerdos, y llevar esta crisis de gobernabilidad a la fría lectura de las cifras, es ofender a las familias de las víctimas muertas, a los sueños y proyectos de vida profesional y personal de quienes tuvieron como estímulo en su vida luchar por ampliar los espacios democráticos del país.
Reparar es la acción de hacer cambios para arreglar lo dañado, por ello NO es mejorando, o ampliando el estadio de Samaniego como se garantiza la acción de no repetición, es decir no masacraron a las nueve (9) personas porque está en malas condiciones ese escenario deportivo.
Por no entender entre muchas otras cosas lo anteriormente escrito señor presidente Duque usted no tiene talla de estadista, es tan solo un triste y mal remedo de gobernante.
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