Por: Oscar A. Chala y Diego Alejandro Pedraza
investigadores de la Línea de Democracia y Gobernabilidad
Foto: Alternativa Caribe
Con el inicio oficial del tercer año del gobierno de Gustavo Petro, la puja se desplaza al Congreso, desde donde el gobierno planea y espera, poder reconstruir el acuerdo nacional que le permita impulsar las anheladas reformas sociales banderas del proyecto político del cambio.
Las fuerzas del congreso se rearman y se lanzan al tercer año, que, por tradición, es el último período productivo del legislativo antes de que empiece nuevamente la carrera electoral.
Así las cosas, cada 20 de julio, cambia la estructura de poder del congreso, por esta razón los partidos políticos que obtienen las mayores votaciones establecen antes del inicio de las sesiones del primer año los acuerdos políticos para rotarse la presidencia de las corporaciones anualmente.
En 2022, las elecciones legislativas de marzo dejaron las fuerzas políticas de la siguiente manera: En Senado el partido mayoritario fue la Coalición del Pacto Histórico, seguido por el Partido Conservador, el Partido Liberal y la Coalición Centro Esperanza – Partido Verde. Mientras que en la Cámara el partido mayoritario fue el Partido Liberal, seguido de la Coalición del Pacto Histórico, el Partido Conservador y la Coalición Centro Esperanza – Partido Verde.
Con este panorama, en julio de 2022, los compromisarios designados por los partidos políticos mayoritarios establecieron la fórmula de la alternatividad que se debía cumplir tanto en la dignidad de la corporación como en las mesas directivas de las comisiones.
Hasta el momento, todos los acuerdos han sido honrados, aunque en el caso del Senado de la República, durante el segundo año, Iván Name se haya saltado el acuerdo político que privilegiaba a Angélica Lozano como presidenta de la cámara alta del poder legislativo. Su caso fue atípico, pero el hecho de que Name hiciera parte del Partido Verde, garantizó el cumplimiento tácito del acuerdo entre partidos.
Con el ocaso de Name, ocasionado no solo por su pérdida de legitimidad por cuenta del escándalo de la UNGRD, sino también, por su grotesca oposición, llega el turno para el Partido Conservador y, por ende, para el poderoso senador, Efraín Cepeda.
¿Quién es Efraín Cepeda?
El virtual presidente del Senado es el congresista que más tiempo lleva dentro del legislativo, ya que ostenta una curul en el Senado desde 1991. El barranquillero ha sabido moverse y reacomodarse con todos los gobiernos que han pasado a lo largo de sus treinta y tres años como congresista.
Durante ese tiempo ha sido presidente del Congreso entre 2017 y 2018, así como primer vicepresidente y presidente en varias ocasiones de la Comisión Cuarta desde la cual Cepeda se erige como gran referente. Los más de treinta años en el legislativo le han valido a Cepeda no solo para ser una figura relevante del congreso colombiano, sino también para ser determinante en el trasegar del “desteñido” Partido Conservador.
Sus inicios datan del movimiento Fuerza Democrática del expresidente Andrés Pastrana, desde donde Cepeda incursionó en la política y en la vida nacional con unas primeras votaciones estruendosas. En 2006 se unió al conservatismo oficial por cuenta de la reforma política y desde ahí marcó distancias con Pastrana.
Su llegada al “oficialismo azul” viene acompañada con su capacidad burocrática y su mimetización política, lo que le valió para impulsar en 2007 el dominio conservador en las elecciones regionales y en 2008 dar el golpe definitivo con la democratización de su partido, desde donde Cepeda movió sus redes de poder para quedar en control de la mayor parte de directorios y dignidades nacionales de la colectividad.
Dieciséis años después su poder dentro del oficialismo conservador no ha mermado y el partido se ha convertido en uno de sus fortines políticos y burocráticos. Tanto así, que, en 2014, logró borrar al “Pastranismo” cuando se decidió moverse como uno de los bastiones de la reelección de Juan Manuel Santos.
Con todo el poder político controlado, Cepeda ha sabido moverse dentro del espectro privado, con el control de Fedelonjas y de altos cargos en la Cámara de Comercio de Barranquilla, donde sus hijos han desempeñado el poder que el padre les otorga. Constituido como un barón electoral y como un peso pesado de la aristocracia costeña, el senador Cepeda decidió en 2022 moverse hacia la izquierda y apoyó en un primer momento el gobierno de Gustavo Petro, pese a que eso repercutiera en su imagen personal y en la figura del partido.
Sin embargo, Efraín se mueve como un “ajedrecista burocrático” y su cercanía inicial a Petro obedecía a la dinámica de siempre, la necesidad de puestos, prebendas, gabelas y demás que podían serle dadas única y exclusivamente por el gobierno nacional.
Es en 2023 con la ruptura del acuerdo nacional que Cepeda al ver que el gobierno naufragaba, se movió con la velocidad de siempre y terminó por meter al partido en la independencia. Desde esa trinchera borró el poder de Carlos Andrés Trujillo, tomó nuevamente el control del directorio nacional, promovió censuras a los congresistas que votaran diferente al voto que la bancada, o el, consideraran y se aupó nuevamente en el poder.
Cepeda, el pragmático
El viraje del Partido Conservador hacia el bloque de gobierno fue, en su caso, una extrañeza política. Tras el triunfo de Gustavo Petro como presidente en junio de 2022, existía un ambiente marcado de indecisión en los partidos tradicionales frente a qué postura tener con un gobierno de centroizquierda —que para aquel momento ya era novedad en Colombia—. Para ese momento, el presidente del partido era Omar Yepes, contradictor de Petro y quien buscaba mantener al partido entre la independencia y la oposición.
Fue una jugada de Carlos Andrés Trujillo, senador antioqueño y barón político de Itagüí, el que permitió que el partido entrara a la coalición de gobierno. Tras convencer a 39 congresistas de su colectividad, armó una rebelión interna y publicó una carta en la que señalaba que la mayoría del partido estaba de acuerdo con la agenda legislativa que el nuevo gobierno estaba impulsando. Esta carta llevó a la renuncia de Yepes y le permitió días después erigirse presidente del partido.
A pesar de ello, las denuncias de que las cuotas burocráticas que recibía el partido por parte del gobierno se quedaban en manos de Trujillo, las diferencias ideológicas con un sector del partido que seguía siendo firme a sus premisas conservadoras (y que resaltaban haber sido uno de los bastiones del gobierno Duque entre 2018 y 2022) y la alianza que Trujillo construyó con el liberal Julián Bedoya para ganar la gobernación de Antioquia en las elecciones regionales de octubre de 2023, llevaron a que se avivara en menos de 7 meses otra revuelta, esta vez en contra suya.
Articulados alrededor de Efraín Cepeda y varios políticos de la costa cercanos a su grupo político, el directorio conservador logró 10 de los 18 votos para relevar a Trujillo del cargo, quienes también nominaron a Cepeda como su presidente. Tras ello, Cepeda comenzó a enviar mensajes al gobierno reclamándole por la poca representación burocrática que tenía el Partido Conservador, al mismo tiempo que configuró candidaturas distantes al petrismo para las elecciones regionales, en un claro intento por asegurar sus fortines políticos.
No obstante, tras la ruptura de la coalición de gobierno a finales de abril de 2023, Cepeda decidió plegar al partido hacia la independencia, en un intento de mantener líneas de diálogo con el gobierno Petro, mientras se oponía a gran parte de su agenda legislativa. Si bien ha marcado disciplina y ha ordenado votar en contra de la mayoría de las iniciativas gubernamentales, no ha logrado impedir que los congresistas de su partido afines a Petro implementen tácticas para contrarrestar los esfuerzos de la oposición por obstaculizar y derrotar los proyectos de reforma.
Se espera entonces que la presidencia de Cepeda ponga a prueba la capacidad de negociación del gobierno nacional. El gran reto del nuevo ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, estará en lograr que Cepeda como presidente no altere el orden del día ni impida que los proyectos del gobierno sean votados, lo que implicará negociar cuotas burocráticas y cupos indicativos con el Partido Conservador para garantizar que los proyectos del gobierno fluyan de buena manera en la plenaria de esa corporación.
Del mismo modo, también se espera que Cepeda, aunque distante ideológicamente del gobierno, esté abierto a negociar, siendo coherente con su trayectoria en el Congreso. Aunque fue distante del Uribismo, durante los 8 años de gobierno de Uribe, mantuvo a la bancada conservadora dentro del bloque de gobierno y manejó las acusaciones de parapolítica que en ese momento comenzaron a emerger en contra de su colectividad.
Cepeda posteriormente fue indispensable para Juan Manuel Santos en la gestión de todo el paquete legislativo del Acuerdo de Paz firmado en 2016, del mismo modo que fue una de las figuras más relevantes del llamado “godosantismo” al que pertenece, lo que le hace un negociador pragmático. Además, ya conoce a Cristo, quien para la época en la que Cepeda fue presidente del Senado, era también ministro del Interior de Santos.