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El 82% de los barrios de Buenaventura está tomado por la guerra

Por: Redacción Pares


Foto tomada de: Radio Nacional de Colombia


En las últimas semanas el país ha seguido atentamente la reanudación de los diálogos de paz entre los Shottas y Espartanos, los dos grupos que, al menos en apariencia, dominan el microtráfico y la delincuencia en Buenaventura. Sin embargo la alerta Temprana de la Defensoría del Pueblo da un dato que corta el aliento: el 82% de los barrios de Buenaventura tiene presencia de grupos armados o de delincuencia.


A las dos bandas que surgieron después de que se disolviera La Local, la temible organización que estuvo capitaneada por Diego Optra hasta su detención en el 2019, se suman, según se verá en la infografía que aparecerá al final de este artículo, la presencia del ELN con su Frente de Guerra Occidental y el Frente Ernesto Che Guevara. Estos disputan palmo a palmo territorios con las Facciones disidentes de las antiguas FARC, como el Bloque Occidental Jacobo Arenas, por medio de su columna móvil Jaime Martínez. En el último año apareció también la Segunda Marquetalia. El Clan del Golfo, a través de las Autodefensas Gaitanistas, también es otro factor de violencia en esta ciudad del Pacífico.


Desde 1999, cuando las FARC aparecieron en el puerto haciendo el secuestro masivo en la represa de Anchicayá, llevándose a más de cien personas, la tensión de la guerra no ha desaparecido. A comienzos del siglo XXI, según el relato de la Comisión de la Verdad, Buenaventura era una zona de guerra en donde se usaban de armas hasta bombas pitadoras. La violencia de las guerrillas fue ripostada por el horror de los paramilitares. Tristemente célebre es la reunión que sostuvo Vicente Castaño con empresarios de Buenaventura para tomarse el puerto. Entre los años 2000 y 2003 se cometen 19 masacres que dejan un saldo de 118 víctimas. Se desplazan más de 36 mil personas.  Detrás de este horror estaba el frente Calima de las AUC. La desmovilización paramilitar no significó otra cosa que la fragmentación en otros grupos que derivaron en estos, los Shottas y los Espertanos, que en medio de una desconfianza mutua intentan cumplir sus treguas.


La alerta temprana de la Defensoría, que hemos transformado en la siguiente infografía, arroja datos escalofriantes. Entre el 2018 y el 2023 han sido víctimas de desaparición forzada 206 personas, números que dejan claro que acá el leño de la guerra sigue encendido. 19.340 personas han sido desplazadas, y se han cometido 787 homicidios selectivos en donde los principales blancos son los líderes sociales.


Como hemos visto en el último informe de la línea de Seguridad y convivencia ciudadana, la extorsión, como en todo el país, se ha disparado en los últimos años. En Buenaventura, entre el 2018 y el 2023 se presentaron 951 casos de este delito. Intentar sentar en una mesa de negociación a los Shottas y Espartanos es importante, y significó que durante unos meses el ruido de los fusiles no retumbara tanto en el puerto, pero hay otros factores, como la presencia de los grupos armados que están reactivando la guerra en Colombia.





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