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"El acuerdo ha sido un fracaso, nos están matando" Joaquín Gómez ex comandante FARC

Por: Iván Gallo - Editor de Contenido




Lo primero que encuentras al llegar a San Juan del Cesar es una pared que hace unos días era blanca pero ahora está manchada por tres letras rojas: AGC. Las siglas de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, un nombre que enfurece a Gloria Gaitán, hija de Jorge Eliecer, quien cree que el nombre de su padre es mancillado, un memoricidio, ya que este es uno de los trajes que usa el Clan del Golfo.

 

Son las once de la noche y la lluvia con la suavidad del celofán baña las calles vacías de casas blancas. El hombre que nos da las llaves de los cuartos nos recomienda no salir. "Ayer mataron a tres" nos dice con indiferencia, sin especificar a quien mataron. Como si no importara, como si fuera el estado normal de las cosas. Antes de llegar a la habitación hay una serie de murales. En uno de ellos aparece Diomedes Diaz. Abajo hay una breve biografía. Me entero que Diomedes no nació en la Junta sino en este lugar del que apenas he escuchado nombrar.

 

A las cinco y media de la mañana el sol ya está estallado. La lluvia pasada atenúa el calor. A las siete caminamos desde el hotel hasta la casa de la cultura, a donde habrá un foro sobre periodismo ciudadano. Llegan más de cien personas. Un grupo de  firmantes de paz celebran haber podido concretar su sueño: han lanzado Corresponsalías, un medio alternativo que servirá para contarle a toda la Guajira los abusos y el olvido a los que han sido sistemáticamente sometidos.


Entre el público veo a Joaquín Gómez, mítico ex comandante de las Farc quien se convirtió en un personaje nacional en los años de la zona de distención, donde era el responsable de la seguridad en San Vicente del Caguan.


Gómez vive en Pondores, antigua ETCR en donde se ubicaron firmantes del acuerdo. Su llegada a San Juan del Cesar se convierte en un suceso. Su pasado ha quedado atrás. Una fila de personas esperan para tomarse una foto con el guerrero de 76 años. Algunas mujeres se acercan y le preguntan si se acuerda de Don Venacio Mendoza. Ella es su nieta. Joaquin, camisa de lino, gafas Lacoste, tenis Nike, hace que piensa, dice cualquier cosa y sigue avanzando.


Me reconoce, me toma del brazo, nos escondemos del sol debajo de un palo de mango. Hablamos de algunos amigos en común y le pregunto por los ocho años de los acuerdos.


"Esto ha sido un fracaso, nos están matando. Ha sido una desilusión" Joaquín recuerda los años en los que en Puerto Boyacá se le daba la bienvenida a los esporádicos visitantes recordándoles que estaban en "La capital antisubersiva de Colombia". "Siempre ha existido esa necesidad de acabar con las diferencias. Ni siquiera cuando entregamos las armas se detuvieron.


Joaquin se acomoda las gafas y con energía dice que la culpa de lo que ha pasado con la implementación del acuerdo no es de Petro, que fue producto del afán y de la falta de compromiso con la implementación del gobierno de Ivan Duque. A Gómez lo escuchan algunas de los firmantes de otras regiones que llegaron al foro y empiezan a quejarse, a expresar su desilusión. Ya sea en La Uribe. En los Llanos, en la misma Guajira, la desazón es suprema. Se sienten traicionados. Se entregaron las armas y no se acabaron los problemas. La plata que necesitan las regiones en donde están los ex combatientes no está llegando. Como pasa en la mayoría de las regiones del país hay olvido y corrupción.


Muchos se le acercan a Gómez. Empiezo a ver si los escoltas lo acompañan. Son 432 los firmantes que han sido asesinados desde noviembre del 2016. Le pregunto a Gómez si se siente seguro acá, le comento que vi el grafiti de las AGC y él dice que en La Guajira todo es distinto, que es tierra wayuu y que siempre han estado en contra del Estado. "Eso que viste de las AGC no es mas que un par de tipos en una moto, con ganas de sembrar terror" No le pregunto por los muertos de los que me hablaron la noche pasada, un grupo de señoras se le acerca, lo abrazan, le contaron que cuando eran niñas le tenían miedo, que creían que era el malo de la película. Joaquín suelta una carcajada, " Si te hubieramos llevado te habríamos llenado de sancocho de pollo" bromea. Las señoras sonríen con los ojos apagados.

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