Por: Redacción Pares
A finales del 2003 Donald Trump era un fracaso absoluto. Estaba en la bancarrota y pocos creían en él. Fuera de Nueva York mantenía su imágen de insaciable tiburón de los negocios. El discípulo predilecto del abogado Roy Cohn, el hombre que lo enseñó a ganar siempre. Pero las revistas especializadas de economía y negocio sabían que era sólo un fraude. Un personaje de caricatura que intentaba sorprender a los provincianos con sus inodoros de oro y las cabezas de alces pegadas en pared. La sarcástica escritora Fran Lebovitz dijo lo siguiente sobre él “Trump es la idea que una persona pobre tiene de una persona rica”. Si, aún decenas de torres en el mundo llevaban su nombre al igual que complejos hoteleros, pero bastaba visitar sus oficinas para ver que el imperio se venía abajo. Muebles desvencijados y empleados inconformes eran señales que se convertían en un incendio. Pronto los vientos de la suerte soplarían a su favor.
En diciembre del 2024 Donald Trump, en uno de sus encendidos discursos, nombró como su delegado especial en el Reino Unido a Mark Burnett. Ganador de 13 Emmys su nombre resuena en la televisión norteamericana. Ex paracaidista del ejército británico, tuvo una idea que revolucionó la televisión mundial. En 1996 se inventó el Eco-Challenge, un programa emitido por Discovery Chanell en donde varios grupos de personas luchaban contra la naturaleza, en los parajes más exóticos del mundo, buscando ganar un jugoso premio. Poco después, en el 2001, Survivor, un remake del programa sueco Expedición Robinson, se convirtió en el reality más visto de todos los tiempos. Burnett cumplía su viejo sueño de ser multimillonario. Bueno, sin él no existiría Trump.
Su figura de opereta, con el mechón de pelo rojo como el de la zanahoria, recuperaría toda la popularidad perdida a comienzos del siglo XXI gracias a El Aprendiz. La idea de Burnett terminó devolviéndole a Trump el prestigio perdido. El primer episodio fue el 8 de enero del 2004. El programa intentaba encontrar al nuevo tiburón de los negocios. Eran jóvenes desconocidos expertos en ventas inmobiliarias, gestión de restaurantes, política de consultoría, ventas y comercialización que vivían durante una temporada entera en un ático -al menos así fue hasta las primeras seis temporadas- y al final tenían que esperar el veredicto de Donald Trump quien decía quien era despedido. De hecho, la serie se hizo famosa por la línea que en cada programa decía el hoy presidente de los Estados Unidos “You are fired”. Cada vez que aparecía Trump en pantalla venía acompañado de un redoble de batería, de planos que buscaban mostrarlo como una especie de Dios de los negocios. Burnett jamás creyó que la gente se tomara en serio al personaje. Pero no entendía la literalidad de los espectadores norteamericanos.
Hacia el 2006, dos temporadas después del inicio, Trump se dio cuenta que el programa lo había sacado del ostracismo. La gente se detenía en la calle al verlo y lo abrazaba y lo besaba. Estaba dispuesta a ser como él. A Burnett se le ocurrió la idea de hacer el programa después de invitar a Trump al capitulo final de Survivor en la temporada 2002. La ceremonia se realizaría en uno de los hoteles de Trump y Burnett usó toda la zalamería para halagar al reyezuelo. Un año después vendría la primera temporada. El magnate no se tomaba nada con rigor y a pesar de que el productor se tomaba el trabajo de guionarle los programas Trump, a la hora de tomar decisiones, no había leído nada. Tomaba la decisión de echar a los concursantes por puro impulso y capricho. Por lo general expulsaba al concursante equivocado, al que mejor había hecho las cosas. Para no mostrar incoherencia la decisión que tomó Burnett era editar el programa de atrás para adelante, después de que Trump eligiera quien era despedido. Es probable que en los próximos cuatro años la Casa Blanca tenga que hacer este control de daños permanentemente.
Burnett, durante el primer mandato de Trump, nunca se mostró abiertamente partidario de sus políticas. En el seudo progresista ambiente de Hollywood es un pecado capital ser trumpista. Pero en esta, su segunda victoria, Burnett se ha quitado la máscara y ha permitido que se haga público el crédito de que él fue el creador del monstruo. Porque sin El Aprendiz el presidente electo sería un payaso condenado al olvido. Se dice que dentro de El Aprendiz Trump cometió todo tipo de exhabruptos, los comentarios homófobos y racistas que lo han hecho famoso y se supone que existen más de 80 horas de morbosidades y salidas de tono del que será, desde el próximo 20 de enero, como el nuevo presidente de los Estados Unidos.
En los entresijos del Aprendiz se afirma que ninguno de los miembros del equipo votó por Trump, ni en el 2016 ni en el 2024. Ellos lo conocían mejor que nadie.
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