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El banquero que convenció a la celebridad Donald Trump de que sería presidente a pesar de no saber nada de política

Foto del escritor: Redacción Pares Redacción Pares

Por: Redacción Pares




En agosto del 2016, a noventa días de las elecciones presidenciales, se anunciaba el retiro del jefe de campaña de Donald Trump, Paul Manafort. Como un fusible, Trump lo cambiaba por los escándalos que empezaban a cercarlo como un incendio y que amenazaban con dejarlo sin financiamento ya que los donantes republicanos simplemente le dieron la espalda. Por eso, la revista Time en esa edición publicó una foto de Trump derritiéndose en su portada. Abajo de la misma estaban las palabras “Se desvanece” A esa altura de la campaña el único que creía que el magnate y presentador del programa de concurso “El aprendiz” podía ganar las elecciones presidenciales era Steve Bannon. Creador de programas de derechas, cínico, inescrupuloso y genial, Bannon conoció a Trump en Nueva York en el 2010 cuando buscaba ser el competidor de Obama en las elecciones del 2012.

 

 En esa reunión Bannon le dio dos razones por las cuales jamás sería el candidato republicano. La primera es que había apoyado en la primera década de este siglo el derecho al aborto y la agenda republicana exigía que sus candidatos fueran provida “No hay problema Steve, entonces yo me convierto en Provida” aseguró esa misma tarde. Parecía que el chiste ese de Groucho Marx el de “Acá tengo mis convicciones, si no les sirve les muestro otras” se hacía carne. Tampoco le servía que hubiera hecho tantos aportes a campañas demócratas “Si los malditos son los gobernadores de cada Estado, ¿con quién tranzo para hacer un casino?” Bannon, al ver la flexibilidad, falta de escrúpulos o determinación -cualquiera de estas tres palabras podría usarse- pudo creer que Trump podría tener algún tipo de opciones en la política. Pero estaba seguro que no sería presidente.

 

Pero no contaba con que al otro lado, seis años después, la rival sería Hillary Clinton, alguien que era calificada con el adjetivo de “triste” la candidata triste porque tenía la costumbre de dar siempre datos fácticos que no invitaban al optimismo. Además “hablaba como política” recuerda Steve Bannon. Ese dejo político, lleno de jerga, era un tono que se había pegado a la piel de Hillary como un tatuaje y no habían lijas lo suficientemente afiladas para borrarlos. Trump era alguien fuera de la política, podría perder todos los debates ideológicos, pero la gente lo veía como una especie de héroe que justamente salvaría al pueblo norteamericano del aburrimiento en el que los mecía la política.

 

Para acabar de completar el panorama oscuro para Trump, a falta de noventa días para las elecciones aparecieron unas grabaciones contra él en donde se ufanaba de que podía abusar impunemente de mujeres porque él era una estrella. Gente cercana a la campaña como el ex alcalde de Nueva York y abogado Rudy Giuliani le aconsejaron declinar su intención de ser presidente “te va a arruinar a ti y a tu familia” refiriéndose al escándalo. Incluso se había programado una rueda de prensa para pedir disculpas a nivel nacional, pero Trump, siguiendo los preceptos de Roy Cohn, el abogado que lo convirtió en el gran maestro de las mentiras, contraatacó. Consiguió cinco testimonios de mujeres que supuestamente habían sido violentadas por Bill Clinton, las invitó a un programa y volvió a convertir una derrota en una victoria.

 

Steve Bannon, ex banquero, creador del medio de ultra derecha Breivart News, sin experiencia previa en campañas políticas, era el único que siempre estuvo convencido -en un 100%- que Trump ganaría las elecciones del 2016. Una de las razones de su fe es que “a diferencia de Hillary que se había preparado para este momento durante toda su vida, Trump no estaba preparado. Eso marcó la diferencia”. El triunfo de Trump a pesar de su inexperiencia y sus escándalos fue un campanazo de gran magnitud sobre la decadencia de los políticos y de la misma democracia. Fue un llamado de atención que pocos supieron escuchar.

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