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El Catatumbo y esa vieja costumbre de vivir con miedo

 Por: Redacción Pares




 Desde el pasado 3 de agosto, cuando se acabó el cese al fuego con el ELN y se empantanaron los diálogos de paz, han sido asesinados en el Catatumbo 15 soldados. Esta semana, en menos de 24 horas, fueron asesinados los uniformados Jean Carlos Giraldo Montes y Jorge Torres Sierra a manos de francotiradores del ELN. Ambos hechos se presentaron en la zona rural del histórico municipio de El Carmen. Además en la madrugada de este 7 de noviembre en el municipio de Convención, la policía fue alertada de que había una supuesta pelea en el parque. Todo se trataba de una trampa. Apenas los agentes llegaron al lugar fueron emboscados con un fuego cruzado. Uno de los agentes murió y otro quedó gravemente herido. Incluso el cadáver de este patrullero no pudo ser trasladado a Cúcuta por las condiciones climáticas y fue dejado en Ocaña.

 

Debido a su riqueza petrolera, a su posición geográfica, tan cerquita a Venezuela, tan lejos del Estado, el Catatumbo siempre ha estado en la mira de los grupos armados. En los años ochenta fue el ELN y las FARC quienes se disputaron estos territorios. En Tibú la llamada concesión Barco ha llevado desde la década del cincuenta, en pleno siglo XX, a multinacionales petroleras para que exploten ese recurso natural. Las guerrillas se opusieron a esto y, lejos de liberar a la población, trajeron más terror.

 

La confrontación se convertiría en pesadilla a partir de 1999. En ese año las AUC, con Mancuso a la cabeza, decidieron quitarle este territorio a las FARC y al ELN. Con matanzas como la de La Gabarra y Tibú dejaron claro que su estrategia era el terror. A las masacres se sumaban otros símbolos del horror paramilitar en la frontera, como sucedió con los hornos crematorios de Juan Frio en donde Jorge Iván Laverde, alias el Iguano, incineró a más de trescientas personas en estos trapiches transformados en hornos. A comienzos del 2024 se exhumaron más de 4.000 cuerpos encontrados en el cementerio central de Cúcuta y que corresponderían a personas dadas como desaparecidas entre los años 1998 y 2005 en la frontera.

 

Lo que preocupa, más que Cúcuta, es Catatumbo. La comunidad en pleno le ha pedido al presidente Petro reactivar los diálogos con el ELN. Esta semana justamente y hasta hoy jueves 7 de noviembre se dieron cita en Caracas ambas delegaciones para ver la posibilidad de reanudar las conversaciones. Por el lado del gobierno está claro que no piensan ceder en puntos claves como exigirle al ELN que pare con el secuestro y el reclutamiento de menores mientras el COCE sigue exigiendo que no reconozcan al Frente Comuneros Sur como un grupo que tenga estatus negociador y que saquen al ELN de la lista de Grupos Armados Organizados.

 

Durante la mesa de diálogo con el ELN y en torno a todo lo generado por el anuncio de Paz Total del presidente Petro, el Catatumbo respiraba un nuevo aire. Ahora las cosas se vuelven a complicar y los fantasmas del pasado reaparecen. Hay miedo. El Catatumbo está cansada de la guerra y necesita la paz ya.

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