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El Cauca: un territorio asediado por la violencia armada y la lucha por el control territorial

Por: Katerin Erazo, Periodista





El departamento del Cauca, situado en el suroccidente de Colombia, ha sido escenario de una persistente ola de violencia que continúa cobrándose vidas y sembrando el caos entre sus habitantes. Este fin de semana no fue la excepción. La noche del domingo 1 de septiembre, el corregimiento de Lerma, en el municipio de Bolívar, volvió a convertirse en un campo de batalla, cuando miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) perpetraron un ataque contra las tropas del Ejército Nacional, dejando cuatro militares heridos.


Los detalles del incidente, proporcionados por la Tercera División del Ejército, revelan que los uniformados heridos, un oficial y tres soldados profesionales, formaban parte del Batallón de Alta Montaña N.4. Estos hombres se encontraban llevando a cabo operaciones militares en la vereda Lerma, una zona rural que ha sido tradicionalmente un punto crítico en la guerra que libran las fuerzas estatales contra los grupos armados ilegales. Los heridos fueron trasladados por vía aérea a centros asistenciales, donde reciben atención médica especializada.


Este ataque es solo una muestra más de la creciente inestabilidad en la región. El Cauca, un departamento rico en biodiversidad y cultura, se ha convertido en un escenario de disputa entre diversas facciones armadas que buscan controlar las lucrativas economías ilegales, como el narcotráfico y la minería ilegal.


Estas actividades son la fuente principal de financiamiento para grupos como el ELN, las disidencias de las extintas FARC, y otras organizaciones criminales que se resisten a abandonar las armas, a pesar del acuerdo de paz firmado en 2016.


La complejidad del conflicto en el Cauca se ve exacerbada por la fragmentación de las antiguas estructuras guerrilleras de las FARC. Tras la desmovilización oficial, varias disidencias emergieron, incluyendo la Segunda Marquetalia, liderada por Luciano Marín Arango, alias ‘Iván Márquez’, y el frente Carlos Patiño, bajo el mando de Néstor Gregorio Vera Fernández, alias ‘Iván Mordisco’. Estas facciones, junto con otras, libran una feroz batalla por el control de los territorios que alguna vez estuvieron bajo el dominio de las FARC, dejando a la población civil atrapada en medio de la violencia.


El conflicto entre estos grupos armados ilegales no solo se limita a enfrentamientos con las fuerzas del Estado. La noche del sábado 31 de agosto, en el corregimiento de El Plateado, municipio de Argelia, estalló un violento enfrentamiento entre miembros de la Segunda Marquetalia y del frente Carlos Patiño. Este combate, que tuvo lugar en una zona rural, dejó a la población en estado de pánico. Según testimonios recogidos por medios locales, cerca de 150 familias quedaron atrapadas en sus hogares, buscando refugio del intenso intercambio de disparos.

 

Uno de los habitantes de El Plateado relató los momentos de terror que vivió esa noche: “Estábamos en el parque, en familia, cuando empezaron los disparos. La gente comenzó a correr en todas direcciones. Me tocó ir por el carro, recoger a mi esposa e hijos, y buscar refugio en la primera casa que nos abrió la puerta.” Este testimonio es un reflejo del miedo constante con el que viven las comunidades del Cauca, donde la violencia se ha convertido en una realidad cotidiana.


La situación en El Plateado es particularmente alarmante. Este corregimiento ha sido uno de los más afectados por las acciones de los grupos armados ilegales. En julio pasado, la población fue sacudida por uno de los ataques más graves de los últimos tiempos, cuando guerrilleros del frente Carlos Patiño lanzaron un ataque con drones improvisados cargados de explosivos sobre la única cancha de fútbol sintético del lugar. Este ataque dejó un saldo trágico de un niño muerto y seis personas heridas, una prueba más de la brutalidad con la que estos grupos operan.


Frente a este panorama, el Ejército Nacional ha intensificado sus esfuerzos para recuperar el control y garantizar la seguridad de la población civil. La Tercera División del Ejército ha llevado a cabo sobrevuelos y desplegado tropas adicionales en las zonas más afectadas, incluyendo la vereda La Ceiba en El Plateado, con el objetivo de restablecer el orden público y neutralizar a los actores armados. No obstante, estas acciones no han sido suficientes para detener la espiral de violencia que se vive en el departamento.


El Cauca sigue siendo un territorio en disputa, donde la paz parece un objetivo lejano. A pesar de los esfuerzos del gobierno y las fuerzas militares, la presencia y la influencia de los grupos armados ilegales sigue siendo fuerte, alimentada por la lucrativa economía ilegal que estos controlan. Mientras tanto, la población civil, compuesta por comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes, continúa siendo la principal víctima de un conflicto que no muestra señales de disminuir.


Este conflicto prolongado no solo ha causado una crisis humanitaria, sino que también ha afectado gravemente la economía local y el tejido social de la región. Las comunidades han visto cómo sus tierras se convierten en campos de batalla, cómo sus jóvenes son reclutados por la fuerza, y cómo su vida cotidiana se ve interrumpida por la constante amenaza de la violencia. El temor se ha convertido en una constante en la vida de los caucanos, quienes ven cómo la paz, tan anhelada, sigue siendo esquiva.


 

1件のコメント


gldartsof91
9月09日

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