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«El cogobierno Uribe-Duque es dañino para el país»

Por: Carlos Castelblanco Pinedo – Redacción Pares


“Llevo más de 30 años trabajando por la paz de Colombia, contra viento y marea. Y no me arrepiento un solo instante por eso.” El Acuerdo de Paz entre el Gobierno de Colombia y las Farc-Ep, el 24 de noviembre de 2016, puso fin a un cruento conflicto armado interno que duró más de 50 años, y Álvaro Leyva Durán fue uno de los artífices de dicho pacto.


Ha sido reconocido por haber adelantado gestiones de paz con las guerrillas a lo largo de su vida pública. Fue secretario privado del expresidente Misael Pastrana, concejal, representante a la Cámara y senador. Cumplió un papel importante como miembro de la Asamblea Constituyente de 1991. Hoy en día sigue en su empeño por contribuir para construir la paz en Colombia.


Pares: Acerca de la grave crisis que estamos viviendo por estos días con Venezuela ¿cuál es el origen de ese desajuste que tanto le preocupa a los países del continente?


Álvaro Leyva Durán: La urgencia en Venezuela no es restablecer la democracia. Donald Trump no pide elecciones libres en Corea del Norte para hablar con el Jefe de Estado de ese país, tampoco pide elecciones libres, ni el reino de la democracia en Arabia Saudita. No. Lo que hay por encima de todo son unos intereses comerciales que dependen de la zona geopolítica. Estados Unidos está buscando su patio trasero y quiere recuperar sus mercados económicos naturales.


Cuando eligen al nuevo presidente de Brasil, lo primero que hace Trump es mandar a su Secretario de Estado y le llama la atención sobre la necesidad de revisar sus relaciones con la China, porque se estaba creando un nuevo bloque Brasil, Sudáfrica, India, China y Rusia.


Ese bloque se viene a manifestar ahora alrededor del tema de Venezuela. Por ejemplo la India comenzó inmediatamente a comprarle petróleo y a enviar productos de primera necesidad a los venezolanos. Esa realidad que se ve hoy no es un afán por democracia, sino es una estrategia de recuperación de mercados.


Hoy no se habla por parte de los Estados Unidos sobre el tema de la urgente democratización de Venezuela, porque ellos ya comenzaron a renegociar y a llegar a un acuerdo con China sobre los aranceles. Esa realidad mueve inmediatamente su geopolítica hacia otra parte.


Pares: ¿Cómo analiza el tema de la ayuda humanitaria que Colombia y Estados Unidos querían ingresar por la frontera en contra de la voluntad de Venezuela?


A.L.D: Se intentó tumbar a Maduro, cuando existen los mecanismos multinacionales, comenzando por Naciones Unidas, que tienden puentes para darle una salida política al asunto. Terminamos hablando de invasión y de guerra y de ayuda humanitaria, cuando la ayuda corresponde hoy a unas normativas, eso tiene que ver con lo que se llama hoy el derecho a la injerencia.


Se ha desarrollado toda una normativa que, incluso para intervenir, se requiere informar al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Por esa razón, organismos como el Comité Internacional de la Cruz Roja dijo que eso no era humanitario. Entonces, por franca ignorancia y por un pésimo manejo de nuestra Cancillería, no se establecieron unas reglas claras.


Esto no se podía manejar a cabezazos. El espíritu es señalar mecanismos de solución política conminando al Estado a que repare su situación y se busquen soluciones políticas para mantener unido el Sistema Interamericano.


Por eso después del intento de asistencia forzada del pasado fin de semana, viene ese freno el lunes en Bogotá con el Grupo de Lima. Con la secuela del invento de un gobierno paralelo con un mandatario reconocido por algunos países que termina por fuera de su país y hoy no sabemos qué va a ocurrir con él.

«Entonces, por franca ignorancia y por un pésimo manejo de nuestra Cancillería, no se establecieron o se definieron unas reglas claras en el caso de Venezuela» Foto: Pares

Pares: Entonces ¿ha habido un mal manejo del tema de la crisis con Venezuela por parte de Colombia?


A.L.D: En esta situación hubo una falta de comprensión de lo que está ocurriendo en el mundo y un pésimo manejo. Falta de comprensión sobre todo de Colombia porque fuimos quienes tomamos el liderato de esto y me parece que Trump cogió al presidente Duque como de conejillo de indias de todo esto.


El problema que teníamos antes lo seguimos teniendo, pero mucho más agravado porque hubo violencia el fin de semana, una circunstancia deplorable para todos los países que de alguna forma hicieron presencia.


Por ejemplo, yo no veo qué tenía que hacer ese día en la frontera el señor Almagro, secretario general de la OEA, porque lo que a él le correspondía era ponerse por encima de las situaciones de hecho. Cuando se manifestó por parte de los países el rechazo hacia Maduro, en la OEA no se logró un consenso al respecto lo que suscitó una gran confusión.


Es deplorable la situación porque se perdió autoridad moral y política. Ahora se dificultan todos los canales de comunicación para llegar a un entendimiento. Ni siquiera hay cómo conversar.


Pares: ¿Quiénes desde Colombia han alentado esta crisis?


A.L.D: Ha habido un camino, esto no apareció de la noche a la mañana. Algunas figuras nacionales han exacerbado los ánimos; por ejemplo vemos a la vicepresidente. Su preocupación permanente es por Venezuela, y el señalamiento constante que hace y cómo lo hace. El expresidente Uribe también ha azuzado de manera precipitada, por no decir absolutamente irresponsable.

Yo creo que ahora se han dado cuenta que se equivocaron porque nunca habíamos estado tan cerca de un conflicto armado en donde el mayor poder del mundo, desde el punto de vista militar y económico, está tan involucrado.


Y es la primera vez que estando a las puertas de una situación tan difícil, no se convoca a los partidos, ni a los gremios, no se llama a los sindicatos, ni a las organizaciones de base. No hay un llamado nacional a la unidad, y eso es muy grave.


Pares: ¿Por qué el presidente Duque no ha hecho ese llamado nacional que usted reclama?


A.L.D: Cuando uno pone al país en riesgo, lo primero que debe hacer es convocar a su propio país. Hay una profunda falta de visión por parte del presidente Duque. Se le está indicando a la opinión pública con esta situación, que hay un enredo del que le han dejado totalmente por fuera.


No hay un consenso en la nación, el presidente no se ha dirigido al país para explicarle lo que está ocurriendo y cuáles son los compromisos que se han adquirido con otros jefes de Estado, particularmente con Trump.


Esto es lo que nos convierte en un país lotería, porque bajo estas circunstancias aquí puede pasar cualquier cosa y naturalmente eso vicia los comportamientos de la administración. No hemos visto al presidente rodeado por el Congreso, ni por su bancada. Nada.


Lo que hemos visto es algo azaroso, no por la situación misma, sino por una falta de conducción clara por parte del Presidente, que es quien representa a la República de Colombia. Hay carencia de liderazgo, carencia de convocatoria y de conducción, y eso es muy grave.

«Esto es lo que nos convierte en un país lotería, porque bajo estas circunstancias aquí puede pasar cualquier cosa y naturalmente eso vicia los comportamientos de la administración.» Foto: Pares

Pares: ¿Cómo analiza la situación actual del gobierno con la guerrilla del ELN?


A.L.D: Estamos en la consolidación de un proceso de paz mirando nuevos instrumentos para proseguir en ese camino con el ELN y con otros grupos al margen de la ley, pero desde el gobierno no han sido claros con respecto a la paz nacional, y a esa falta de claridad se le suma un caos como el de la frontera con Venezuela, pues el panorama que se pinta deja mucho que desear.


El presidente Duque debería hacer una gran convocatoria nacional para articular al país. Las instituciones no están operando en función de lo que el Presidente está viendo porque finalmente no sabemos qué es lo que quiere, no conocemos cuál es el norte y mucho menos la meta, y si uno no tiene una meta entonces arranca, pero no llega.


Lo digo de manera constructiva, no quiero de manera gratuita golpear al presidente Duque, pero él va a tener que posesionarse, asumir lo que le corresponde que es la jefatura única del Estado, no una jefatura compartida con el expresidente Uribe. Hay un cogobierno, y eso es dañino para el país.


En cada cartera hay un desarreglo. Por ejemplo, muchas decisiones que se toman en el Ministerio de Relaciones Exteriores van en contravía de los más elementales principios del derecho internacional público, como es el no aceptar unos protocolos en el caso del ELN para poner a Cuba una sin salida.


Es imposible que un hombre como Holmes Trujillo, que ha transitado los campos internacionales, venga a decirnos que no hay protocolo con el ELN. No deja de ser risible, pero es grave. O lo hace por ignorancia o porque hay una intención dañina. Y así está pasando actualmente en todos los campos del Estado.


Pares: ¿Qué va a pasar ahora que el gobierno del presidente Duque desconoce el protocolo firmado por el ex presidente Santos con el ELN?


A.L.D: Se pueden dar el lujo de no cumplir el protocolo con el ELN, pero hay unos acuerdos que benefician a la comunidad no combatiente, como el desminado; es una vergüenza que se quiera pasar por encima de eso.


El Estado está para reconocer y exaltar derechos, no para golpearlos, y la paz es en la actualidad el derecho cúspide, porque si no hay paz, no se pueden garantizar los demás derechos.


El proceso con el ELN hay que sacarlo al otro lado. Se le exigen unos comportamientos previos que son de ángeles para llegar al cielo; pero el Gobierno es el que tiene es que aproximarse al enemigo, al bravo, al que está equivocado.


Dicen los entendidos que el texto de cabecera del Comisionado de Paz, que a propósito nadie sabe si sigue yendo a la oficina, es ‘El arte de negociar sin ceder’ de Roger Fisher, y eso es una enorme equivocación. En estos momentos difíciles con la guerrilla, se requiere estatura.


Pares: ¿Negar el conflicto interno va en esa dirección de refundar la historia de los últimos 60 años y además ‘hacer trizas la paz’?


A.L.D: Todo el engranaje del proceso de paz está cimentado en la realidad de que en Colombia hay un conflicto interno. Hay situaciones claras que lo manifiestan, por ejemplo el Protocolo de Ginebra y todos los doctrinantes dicen que cuando se utiliza el Ejército, La Fuerza Aérea y la Armada al interior de las fronteras quiere decir que se vive un conflicto interno. Esa es la prueba reina.


El artículo 213 de la Constitución Nacional dice que cuando una situación interna no se puede manejar a través de la Policía, hay que dictar el Estado de Conmoción Interior y aquí lo normalizamos. Los Estados vanidosos podrán decir que eso es bandolerismo y terrorismo, no aceptarán que hay conflicto interno.


Pero aquí la prueba reina existe de acuerdo con las normas internacionales, la doctrina internacional y de acuerdo con los usos del Derecho Internacional Humanitario. Por supuesto que con esta teoría lo que se busca es darle un golpe al proceso de paz.


Hay ignorancia y desconocimiento de obligaciones internacionales, desconocimiento de las normas, desconocimiento de la misma Constitución y eso es gravísimo. Estamos frente a una situación de desinstitucionalización del país.


Cuando digo que aquí hay un cogobierno, un gobierno compartido con otra cabeza, obviamente eso molesta y puede afectar la sensibilidad del Presidente, pero es la realidad.


Es como cuando a usted le toman una radiografía del pulmón y le dicen que hay una mancha; yo llevo 30 años comprometido con la paz y lo que hago, sin ningún interés político o partidista, es tomar radiografías, y en este momento considero que hay una falla estructural en el manejo del Estado.


Pares: ¿Por qué sostiene que la JEP ha sido atacada sistemáticamente por el actual gobierno?


A.L.D: El sistema de justicia transicional ha venido siendo menoscabado por el Gobierno. Hay una falsa interpretación y una equivocación de fondo porque no se han hecho las lecturas correspondientes de la realidad nacional.


Aquí estamos en los primeros meses de un gobierno que se supone que va a durar cuatro años, entonces lo que pude darse es una tragedia, no para Santos, ni para los que intervinimos en el proceso de paz, sino para la República de Colombia.


El Acuerdo de Paz ha sido saludado por la Comunidad Internacional como un ejemplo para el mundo, por su vocación de reconciliación, la rapidez con que fue alcanzado, su rigurosidad y por la consistencia de las técnicas jurídicas empleadas.


La JEP no es un tribunal nacional, sino un híbrido donde se conjugan principios de Naciones Unidas, normas de Derecho Internacional, normas de Derechos Humanos, del Derecho Internacional Humanitario y del Estatuto de Roma. Hay una visión de fondo de una tragedia que padeció Colombia durante muchos años.


En La Habana se rechazó la jurisdicción ordinaria porque se decía que el Estado, que había sido parte, no tenía la condición suficiente para ser juez ¿cuándo se comprobó que teníamos razón?, cuando aparece el cartel de la toga.


Uno no puede mantener y sacar al otro lado el sistema de justicia transicional cuando su máxima Corte de Justicia está en manos de un cartel. Además, cuando el Fiscal General es un contradictor de todo lo que se ha hecho por la paz, y él lo hace por vocación o porque le está haciendo un mandado a los enemigos del proceso.

«Lo que hay es un gran temor a la verdad, y si no hay verdad no puede haber reconciliación, ni arrepentimiento, ni reconocimiento de las víctimas y reparación.» Foto: Pares

Pares: ¿Es un ataque contra la verdad de este horror que hemos sufrido durante más de 60 años y que puede surgir del sistema de justicia transicional del que hace parte la JEP?


A.L.D: Lo que hay es un gran temor a la verdad y si no hay verdad no puede haber reconciliación, ni arrepentimiento, ni reconocimiento de las víctimas y reparación. Si no hay un conjunto de definiciones en las que participen todos, no puede haber compromiso de no repetición. Por eso se llama Sistema Integral de Justicia, perdón, verdad y no repetición.


Sin la verdad no puede haber gobierno, y es la gran realidad sobre la cual tiene que navegar el presidente Duque. Los acuerdos de paz no los pueden destruir, hacer eso es hacer en el interior lo que se pretendió hacer con Venezuela, es una declaratoria de guerra, es traicionar una esperanza.

Lo que se hizo fue un sistema de paz en donde el hombre es la finalidad y no la norma por encima del hombre.


Si no es así, terminamos dependiendo de si el Presidente sanciona o no una norma, no. Lo que está de por medio que es la paz de Colombia, aplasta esa necesidad de lo normativo, no puede estar por encima de las víctimas ni por encima de la verdad.


Si se hace trizas el Acuerdo de Paz, el Presidente incurriría en una responsabilidad internacional, aquí la responsabilidad del Estado es frente a la comunidad internacional porque estas son normas de universal acatamiento.


Los crímenes de lesa humanidad y contra el DIH no son locales, son un atentado contra la comunidad internacional. Si esto no se encauza de forma correcta, si no hay un liderazgo de Estado, si no hay una capacidad en la majestad presidencial en función de Colombia, de la humanidad y la civilización. No hacerlo tiene un costo grande, pero sobre todo un costo histórico que el presidente Duque tendrá que cargar.

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