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El complot uribista contra la construcción de una verdad plural

Por: Juan Diego Castro, coordinador de Comunicaciones, y Sergio Saavedra, Redacción Pares


Según el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), en el marco del conflicto armado en Colombia fueron desaparecidas forzadamente 80.472 personas, agrupadas en 68 mil casos; en el 38% el presunto responsable es un grupo paramilitar, en el 15% las guerrillas, en el 3% agentes del Estado y solo en un 0,6% se le atribuye a alianzas entre estos últimos y grupos paramilitares. En el caso de los asesinatos selectivos, que según el CNMH alcanzan los 151.563 casos y 177.710 víctimas, el 51% de los casos se les atribuyen a grupos paramilitares, el 18% a guerrillas, el 4% a agentes del Estado y solo un 0,4% a alianzas entre grupos paramilitares y agentes del Estado. En el resto de casos los presuntos responsables son grupos posdesmovilización o grupos armados no identificados.

A pesar de las cifras, el que parece ser el próximo director del CNMH, Mario Javier Pacheco asegura que los informes del Centro “pretenden minimizar los horrores de las FARC y echar la culpa de los mismos al Estado y al extinto grupo criminal de las AUC”, pareciendo restar importancia y magnitud a las atrocidades cometidas por los paramilitares y, como si estuvieran en la misma bolsa, comparando el tratamiento que a dicho grupo se le ha dado desde el CNMH con el de los agentes del Estado, a quienes, como se ve en las cifras, se les atribuyen pocos casos en proporción a los demás actores del conflicto armado, además de considerárseles como víctimas en varias de sus investigaciones (e.j. Esa mina lleva mi nombre).

Lo anterior, no solo muestra un profundo desconocimiento por parte de Pacheco de la labor del CNMH, sino también una falta de rigurosidad y sesgo ideológico que pueden resultar en graves riesgos para la verdad y la reconciliación en Colombia. Desde hace varios meses se ha venido hablando de la posibilidad de que el CNMH fuera cooptado por una facción de ultra-derecha del Centro Democrático, para hacer un contra-relato que compita con la verdad que se espera develen la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial para la Paz, instituciones que este partido no controla. Sobre todo, se parece evidenciar un temor desde el uribismo a que se muestre la participación de ciertas élites políticas y económicas regionales en el conflicto armado, así como de antiguos miembros de FFMM que pasaron de agache.

Cabe entonces preguntarse qué función tendrá el CNMH, adicional a la salvaguarda los archivos que se le han confiado y el manejo de museos, para que, en un gobierno supuestamente austero, se le pretenda entregar casi el mismo presupuesto que a la Comisión de la Verdad. Aun más, vale la pena preguntar qué justifica dicho presupuesto cuando el posible nuevo director asegura que: “Millones de pesos invierte el Estado en investigaciones y publicaciones para recopilar la memoria colectiva, pero esta se revierte contra sí mismo, por exigencia del grupo delincuencia (…)”.

Es mucho lo que el CNMH le ha aportado a este país y tal vez sea hora de que esta entidad se liquide y se reúnan esfuerzos para fortalecer los nuevos procesos, pues la mayoría de las funciones que se espera le queden pueden ser delegadas al Archivo Nacional o al Ministerio de Cultura. El CNMH no puede convertirse en un arma de sectores políticos para sabotear lo que se ha negociado como Estado, ni debería usurpar funciones que le competen en la actualidad a la Comisión de la Verdad.

¿Quién es Mario Pacheco?

Según parece se dedica a investigar sobre paz, desarrollo e identidad en zonas de conflicto del Catatumbo y Caquetá y coordina desde 2004 la Cátedra Local para la Paz, que combina saberes locales con DD.HH. en 131 municipios de 6 departamentos.

Sin embargo, según seis fuentes en región, el oriundo de Ocaña no tiene el mejor prontuario, pues estuvo preso unos días por presuntos malos manejos en la Dirección de Bellas Artes. Pacheco, que está a portas de ser director del CNMH, le dijo a fuentes consultadas que el gobierno en cabeza de Iván Duque Márquez le ofreció el viceministerio de Cultura, pero que él se negó. También comentó que esperaba un consulado en Panamá, ya que alega un exilio por su postura política.

En región se le ubica muy cercano a Rodrigo Londoño, quien hizo parte del Partido Conservador y fue director nacional del partido Centro Democrático; cercano, además, al expresidente Álvaro Uribe, ya que fue Ministro de Interior y Justicia de 2002- 2004, época previa al modelo de Justicia y Paz con los paramilitares. A su vez, en el círculo cercano de Pacheco ubican al representante a la Cámara por el Partido Conservador Ciro Rodríguez.

En las columnas que Pacheco escribe en Kien y Ke defiende fervientemente al expresidente Álvaro Uribe por la interceptación a su teléfono, diciendo: “La Corte Constitucional fue corrompida en el proceso que trae la izquierda para deslegitimar las instituciones, con la consigna leninista del todo vale y tiene concomitancia con la penetración al aula de ideologías que el Estado”… “convencidos de que Petro es un héroe y Uribe un demonio; adoctrinados en su verdad, e infiltrados en la justicia como jueces, que responsabilizan a Uribe de lo inimaginable y quieren condenarlo a toda costa”.

Comparó, además: “muy distinto actuaron cuando fueron ellos los chuzados por el DAS, conjuntamente con los teléfonos de Piedad Córdoba y Petro, entonces armaron el escándalo que todavía resuena y persiguieron a María del Pilar Hurtado, hasta que la condenaron a 14 años de prisión”.

Pacheco nació en Ocaña, Norte de Santander, el 5 de agosto de 1950. Según se registra, cuenta con la siguiente formación académica: doctorado en Ciencias Políticas en Atlantic International University; magister en Paz, Desarrollo y Ciudadanía de la Universidad Minuto de Dios; especialista en Comunicación digital y medios Interactivos de Universidad Autónoma de Bucaramanga; profesional Cum Laude en Estudios Literarios de la Universidad Autónoma de Bucaramanga; y Periodista: MPREL (1974) Resolución 9543 de 1977 del Ministerio de Educación Nacional, con Tarjeta Profesional de Periodista 0714 de 1977.


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