Foto El Universal
En el departamento de Sucre hay apuestas sobre el destino de Yahir Acuña. Algunos lo dan como seguro gobernador y otros piensan que muy pronto irá a la cárcel. Las dos cosas son posibles. El poder acumulado por Acuña lo puede llevar fácilmente a presidir los destinos de las tierras sucreñas; pero la impresionante trama de relaciones y acuerdos con personas procesadas y condenadas por delitos que van desde corrupción y narcotráfico hasta desplazamiento forzado y masacres pueden llevarlo a la prisión. La acusación más directa ha venido del jefe de las autodefensas Edward Felipe Cobos, alias Diego Vecino, quien, en una de las audiencias de Justicia y Paz, lo señaló como su aliado.
Yahir Acuña es un caso especial, muy especial. De familia pobre y de raza negra, en uno de los departamentos más clasistas y discriminadores, a sus 34 años, ha realizado una carrera política meteórica. Si las virtudes fueran una inteligencia excepcional, un notorio carisma y un repertorio de ideas para resolver los problemas de la región y el país, su vida sería digna de los mayores elogios, digna de un verdadero pedestal en la política colombiana.
Pero desafortunadamente no han sido esas las habilidades y esos los méritos. Sus armas han sido la astucia y la completa falta de escrúpulos. Se hizo líder estudiantil con el auspicio de Salvador Arana, un gobernador que terminó condenado por el asesinato del exalcalde de El Roble Eudaldo León Díaz. Saltó a concejal de Sincelejo y a diputado con el aval de Apertura Liberal, uno de los partidos de la parapolítica y de la mano de Álvaro García Romero, el senador que recibió la condena de 40 años como determinador de la masacre de Macayepo.
No se quedó ahí. A mitad de periodo en la Asamblea Departamental renunció para lanzarse a la Cámara de Representantes en el periodo 2010 a 2014 con el apoyo de Enilse López, alias la Gata, de quien había sido su férreo defensor en tiempos en que fungía como diputado. Su cobijo en ese momento era el Partido de Integración Nacional (PIN), liderado por Carlos Martínez Sinisterra y Luis Alberto Gil, pero debido a los graves escándalos que acosaban a este agrupamiento decidió a última hora utilizar la organización Afrovides y presentarse como candidato de las negritudes obteniendo 40.000 votos en su elección. Había aprovechado todas esas relaciones teñidas de ilegalidad para mover grandes sumas de dinero y para hacerse elegir y luego aprovechó su presencia en el Congreso para entrar a saco en las regalías de varios municipios costeros y en los cupos indicativos. En cuentas rápidas tuvo acceso a más de 90.000 millones de pesos de regalías y mermelada.
Con estas relaciones y estos dineros logró su mayor hazaña en las pasadas elecciones a Congreso. Cambió el nombre de Afrovides por el de Cien por Ciento Colombia y conquistó, bajo esa sigla, 126.097 votos en Sucre y dos representantes a la Cámara. También obtuvo representación en Casanare. A la vez estuvo detrás de la elección de María del Socorro Bustamante y Moisés Orozco a nombre de la Fundación Ébano Colombia y en representación de las comunidades negras. Para coronar el éxito les puso votos numerosos a siete candidatos al Senado que salieron elegidos. El récord es impresionante. Doce parlamentarios tendrían compromisos con este jefe político que acaba de renunciar a su curul para aspirar a la Gobernación del departamento de Sucre. No es menor la deuda del presidente Santos por los votos que recibió en esa incierta y compleja segunda vuelta.
¡Pobre Sucre! En las elecciones de 2011 se vio forzado a votar por Julio César Guerra Tulena, reputado clientelista, anciano de 80 años, afectado por el mal de Alzheimer, para impedir que llegara un candidato directamente vinculado a las mafias. Resultó que no había tal independencia de Guerra Tulena y ahora este gobernador cumple una sanción de ocho meses y está siendo indagado por la concesión irregular del juego del chance a una empresa de la Gata.
Pues bien, el reto en las elecciones de 2015 será mayor. Al momento parece un imposible derrotar a Acuña por la gran bolsa de dineros que mueve y por los apoyos decisivos que tiene. Si la Justicia no actúa, solo una masiva rebelión electoral de la población puede detener a este candidato y en eso cumplirán un papel clave los medios de comunicación del país.
Columna de opinión publicada en Semana.com
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