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El día en el que hicieron renunciar a un presidente de Colombia por indignidad

  • Foto del escritor: Redacción Pares
    Redacción Pares
  • 29 abr
  • 2 Min. de lectura

Por: Redacción Pares



La oposición al presidente está empecinada en sacarlo del Palacio de Nariño. El argumento que tienen es el de que es indigno para el cargo. Se basan en la supuesta conducta inapropiada de Gustavo Petro. Estos rumores han subido en decibeles después de que se hiciera pública una carta de Alvaro Leyva, ex canciller, quien afirmó que Petro sufre de “drogadicción” y que se dio cuenta de esto en una visita a París en donde el presidente no llegó a tiempo para su viaje de regreso, dejando a la comitiva durmiendo en el frío del Charles de Gaulle a los periodistas que lo acompañaban. Hay que tener cuidado porque hace más de un siglo Laureano Gómez logró la renuncia de su archi-rival, Marco Fidel Suárez, del solio de Bolívar.

 

El 24 de octubre de 1918 Laureáno Gómez contó en una carta que Gabriel Suárez, hijo del entonces presidente, había muerto por la gripa española que azotaba los Estados Unidos. El jóven era un estudiante de ingeniería en ese país. El traslado del cuerpo a Colombia, donde sería enterrado, demoró un año. Esto le costó una fortuna a Marco Fidel Suárez quien tuvo que acudir a un préstamo a un banco norteamericano. Y, de paso, se ganó el encono de un tipo tan punitlloso como Gómez.

 

Si existe alguien que ha encarnado el odio sectario, el conservador intransigente, ese es Laureano. Junto a obispos como Miguel Angel Builes azuzaron el encono contra las ideas liberales. Pero Laureano -a quién le decían la Bestia, no atacaba exclusivamente a liberales, también se iba contra conservadores ya que Marco Fidel pertenecía a ese partido.  Laureno en 1918 era representante a la Cámara y desde allí disparó contra Marco Fidel. Le pareció indigno de su cargo que el presidente pidiera un préstamo personal usando el nombre del país. No eran años fáciles para Marco Fidel Suárez. Su esposa, Isabel Orrantía Borda había fallecido y, para acabar de completar el golpe, tuvo que soportar la muerte de Isabel. Y, el panorama lo acabó de ensombrecer Laureano.

 

La presión se transformó en lo que los abuelos llamaban un sirirí. A Suárez lo dejaron en un callejón sin salida. No quedó más opción que dar un paso al costado. Los argumentos de Laureano era que Suárez había cometido indignidad contra el Estado nacional porque el banco con el que había hecho la operación tenía negocios con Colombia. Suárez ha sido uno de los pocos presidentes que han tenido que renunciar en ejercicio del poder. La última gran crisis institucional fue en 1996 cuando, después de que Colombia fuera descertificada por Estados Unidos, debido a los dineros calientes que entraron del Cartel de Cali a la campaña Samper, el presidente perdió la visa y llegó a debatirse su salida.

 

Lo paradójico es que cuando Marco Fidel Suárez murió en 1927, fue Laureano Gómez quien lideró los discursos de condelencia por la muerte de quien era conocido como el “Hijo de la choza”.

 

Con Petro no pasará esto. Terminará su periodo en el 2026 pero, de acá a ese año lo que buscarán sus enemigos es desligitimarlo, desprestigiarlo, quitarle cualquier tipo de dignidad. Tendrá que resistir.

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