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El fantasma de la extrema derecha se vuelve a sentir en Alemania

Por: Iván Gallo - Editor de Contenido




La última vez que un proyecto de extrema derecha dejó el poder en Alemania, Berlín era un inmenso cementerio. La capital alemana tuvo que reconstruirse. El sueño de Hitler, de convertir Europa en un imperio alemán, terminó en una  tragedia wagneriana. No sólo los campos de concentración, donde murieron más de 9 millones de personas -la mitad de ellas judías- fue una muestra del horror. Las ciudades alemanas quedaron completamente destruidas. Un ejemplo de ello es Dresde. Los aliados desataron el infierno de las bombas contra la población civil, en un intento de desmoralizar al pueblo alemán. Hitler, fanático, no entendía de rendición. Para él era todo o nada. Y si perdía la guerra Alemania entera tendría que irse al desbarrancadero junto a él. Cuando los periodistas rusos entraron al territorio de Polonia, que, entre 1939 y 1945 estuvo bajo poder alemán, les costó mucho trabajo entender lo que pasaba cuando vieron las montañas de cuerpos en lugares como Auschwitz, Treblinka, Dachau. Pensadores como Norbert Elías se preguntaban ¿Qué demonios pasaba con los alemanes? ¿Por qué habían permitido que un sicópata se convirtiera no sólo en presidente sino algo parecido a un emperador? La cuna del pensamiento occidental -Heidegger, Kant, Nietzsche- de la música, de la literatura, fue la responsable del Holocausto.

 

Desde entonces Alemania se había cuidado del resurgir del pensamiento de la extrema derecha. Pero esto parece romperse noventa y dos años después de que Hitler ganara las elecciones de 1933. Al margen de la victoria del lider conservador Friedrich Merz, quien será el nuevo canciller, lo que llama la atención son los resultados que obtuvo el partido nacionalista Alternativa para Alemania quien, con el 20% de la votación, se convirtió en la segunda fuerza política del país. Y esto es preocupante no por una paranoia mamerta sino por lo que el mismo servicio de inteligencia interior alemán lo ha catalogado con rótulos como “antidemocrático” y “racista”.

 

La BBC ha intentado explicar el resurgimiento de la extrema derecha en alemania y se ha referido a los problemas que ha presentado la economía en ese país, con la caída del Producto Interno Bruto y la galopante inflación, efectos de la decisión de no comprarle más gas a Rusia después de la invasión a Ucrania en febrero del 2022. La AfD ha cimentado su discurso contra la migración y le ha resultado la táctica. El país recibió, por la invasión rusa a Ucrania, 1.2 millones de refugiados. Como en otras partes del mundo las redes sociales son un bastión para los extremismos. Las fake news, la alarma general, el tono apocalíptico empiezan a surgir efecto.

 

El AfD tiene muchas diferencias con los nazis. Jamás han reconocido ser misóginos o racistas. Según ellos no están en desacuerdo con la migración si esta se hace de manera legal. Al menos hay una preocupación de este partido por guardar las apariencias. Pero en Europa los viejos fantasmas vuelven a resurgir. La extrema derecha ha sabido resucitar sacándole provecho a la invasión rusa a Ucrania. Propuestas como la reemigración, que consiste en devolver a la brava a los inmigrantes a sus países evoca peligrosamente a los años en los que los trenes se atestaban de seres humanos para ser enviados al infierno.

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