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El golpe que le acaba de dar la SAE al hermano de Pablo Escobar

Por: Redacción Pares

Foto tomada de: La Republica


Roberto Escobar Gaviria, mejor conocido como “El Osito” era el hermano mayor de Pablo Escobar. Cuando estaba recluido en la cárcel de máxima seguridad de Itagui, los PEPES, que estaban enfocados en la lucha para destruir el imperio del líder del Cartel de Medellín, le enviaron una carta bomba. El osito voló por los aires. Sobrevivió, pero, desde entonces, perdió el 70% de la visión. De la fortuna de su hermano no le quedó casi nada. Una de las pocas cosas que tenía era una casa, avaluada en 12 mil millones de pesos que acaba de ser recuperada por la SAE.


Allí funcionó durante mucho tiempo una casa museo de Pablo Escobar. Cientos de turistas de todas partes del mundo iban a visitar. Cuando John Jairo Velásquez Vásquez, mejor conocido como “Popeye” estaba libre, antes de caer en la fiesta de cumpleaños de alias Tom en una finca en Guarne, Antioquia, acompañaba los tours y contaba anécdotas macabras que reflejaban la crueldad de quien él llamaba “El Patrón”.


El “Osito” en los últimos años se había quejado de no tener en donde caerse muerto. Pero la SAE acaba de develar la verdad. Poseía, por medio de testaferros, ocho propiedades. Nada más el lugr donde funcionaba la Casa Museo estaba escriturada a nombre de Hernando del Río Duque. Las otras, en las escrituras, figuraban hijastros y parientes del Osito.


En los años setenta Pablo y Roberto Escobar Gaviria eran muy cercanos. Los unía una pasión, el ciclismo. Roberto fue reacio a participar, al principio Roberto vivía de una fábrica de bicicletas que él mismo había montado. Pero las montañas de dólares fueron socavando su moral. A principios de los ochenta ambos participaban no sólo de negocios turbios sino que compartían pasiones como el automovilismo y el ciclismo. Crearon un equipo llamado el Ositto que corrió profesionalmente. Incluso en 1981 Escobar estaba decidido a invertir la plata necesaria para que este fuera el primer equipo colombiano en correr en Tour de Francia. Eran los tiempos en los que Pablo Escobar iba al congreso, como suplente de un representante a la Cámara por el Partido Liberal. Consentía a senadores y periodistas en su imponente Hacienda Nápoles. En 1984 todo este esplendor empezaría a opacarse después de ordenar el asesinato del entonces ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla.


Pablo Escobar fue asesinado el 2 de diciembre de 1993, un día después de su cumpleaños, sobre el tejado de una casa en Medellín. Desde entonces su tumba, edificios como el Mónaco -que fue demolido- los lugares en donde efectuó sus atentados, se convirtieron en lugares de peregrinación para extranjeros. Sucesivas alcaldías de Medellín han intentado acabar con estos sitios de memoria. La casa de Roberto Escobar era una de ellas. Otra de las propiedades que intervino la SAE fue una finca de 32 hectáreas ubicada en el municipio de Supía, Caldas. A sus 78 años el Osito recibió el que tal vez pueda ser el golpe que lo mandará a la lona.

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