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El largo exilio de Armando Benedetti: se quedó sin poder dentro del gobierno Petro

Por: Redacción Pares


Fotos tomadas de: El Espectador y Semana


Cuando a finales del 2020 Armando Benedetti anunció que se subiría al ya largo tren de Gustavo Petro, dentro de las toldas del petrismo ocurrió algo parecido a un terremoto. Benedetti era el sumun de todo lo que Gustavo Petro decía combatir dentro de la política colombiana. Con su capacidad de cambiar de piel con suma facilidad, había deambulado, no sin escándalos, por las toldas de Germán Vargas Lleras, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos.


Después de entrar en contradicción con el partido al que pertenecía, el de la U, fue expulsado el 9 de octubre del 2020 y un mes después anunciaba que abrazaba la causa de la Colombia Humana. Meses antes de que se formalizara la creación del Pacto Histórico, miembros de esa coalición criticaban con aspereza la decisión de Petro de aceptar a Benedetti. Incluso, uno de los hombres más cercanos al actual presidente, Gustavo Bolívar, afirmó que tarde o temprano iban a pagar caro el haber aceptado al ex senador. Con Benedetti en el Pacto Histórico se ampliaba aún más el espectro de votantes que necesitaba Petro para ser presidente. Venía de sacar ocho millones de votos en las elecciones del 2018, una cifra histórica para un candidato de izquierda, pero insuficiente para tener la banda presidencial. Con Benedetti en su tren lo podrían lograr. Mientras tanto el político barranquillero creía que podría sacarle a Petro una tajada grande, como la de ser ministro, por ejemplo.


El 14 de febrero del 2021, cuando, a través de una reunión hecha por la red social Zoom, se hizo oficial el lanzamiento del Pacto Histórico. Se buscó a una figura de relevancia nacional como Margarita Rosa de Francisco para leer una proclama en donde se dejaba claro cuales serían los principios que abrazaría el Pacto de cara a las elecciones presidenciales del 2022. Armando Benedetti participó en ese encuentro y se mostró, en su discurso, muy duro contra la clase política a la que él perteneció. La influencia de Benedetti en esa campaña fue innegable. Incluso, su secretaria privada, la joven Laura Sarabia, se convirtió en la mano derecha de Petro en parte por su demoledora capacidad de trabajo. Benedetti además acercó a su cuñado Juan Fernandez -esposo de su hermana Angela – a la campaña de Petro. Creía que con sus dos alfiles tendría asegurada la influencia dentro del gobierno.


Laura Sarabia se convirtió en el bastón de Gustavo Petro. Como jefe del gabinete era la mujer del poder. Poco a poco se fueron conociendo más detalles de su vida, de su padre militar, su infancia en una guarnición militar, su paso por la Universidad Nueva Granada, su devoción por la iglesia cristiana y su disciplina espartana. Se levanta todos los días a correr a las cinco de la mañana y desde las seis ya está organizando la apretada agenda del presidente.

Benedetti en campaña protagonizó varios escándalos. Uno de ellos fue el haber increpado a Federico Gutiérrez después de un debate presidencial. Incluso algunos medios como El Colombiano se preguntaban si Benedetti no tenía intención de agredir físicamente al actual alcalde de Medellín. Benedetti no lo bajó de “Bobo hijue…”


Pero Laura Sarabia poco a poco se fue alejando de su mentor Armando Benedetti a quien le pareció un premio bastante menor la embajada en Venezuela que le dio Petro una vez fue posesionado como presidente el 7 de agosto del 2022. Bastante había crecido desde que entró a su UTL en el 2015 por consejo de una de sus amigas con las que iba cada miércoles a la iglesia Su Presencia en el barrio La Castellana de Bogotá. Ya cada vez menos le contestaba el teléfono. Poco después de los confusos hechos en los que Sarabia fue salpicada después de que su niñera, Marelbys Mesa fuera sometida a una prueba de polígono, luego de que un maletín de la casa de la ex asesora presidencial desapareciera y la empleada fuera señalada como sospechosa, aparecieron unos audios en donde Armando Benedetti le reclamaba a Sarabia por su distanciamiento y le echaba en cara la posición privilegiada que ahora tenía dentro del gobierno.


El tono que se escucha de Benedetti es el mismo del que se han quejado los que lo han conocido. A Sarabia le dijo, después de que lo hiciera esperar durante varias horas para hablar con Petro: “Nadie, nadie, ni Petro, trabajó más que yo en esa hijueputa campaña. Si no hubiera sido por mí, no ganan, hijueputa, no ganan nunca. Pa’ que me dé ese tratamiento: ‘Tengo que ir a grabar’, no sé qué mondá y tú emputada y la gente, nada, ¿qué hace usted aquí? Qué es eso, Laura”.


La respuesta de Laura Sarabia a la andanada de insultos no pudo ser más sosegada: “La verdad que todos los días hago lo mejor que puedo. Y así como usted explotó hoy, yo también. Porque yo me mato aquí todos los días para que usted se desquite conmigo cada vez que quiere, y adicional a eso se metan con mi familia. Que se metan con mi familia. Que se metan conmigo todo lo que quieran pero no con mi familia. Todo desde acá es muy distinto. Y usted siempre tiene todo el derecho a reclamar su ‘espacio público’ cuando quiera”. Benedetti sugirió incluso que el presidente Petro consumía drogas y que su campaña había sido financiada ilegalmente. Un abismo se abría entre los dos.


Lo cierto es que Benedetti fue borrado del gobierno Petro. Después de haber sido destituido de la embajada en Caracas y de haber sacado en cara el, supuestamente, haber ayudado a conseguir 15 mil millones de pesos a la campaña presidencial, fue condenado al ostracismo. Mientras tanto Laura Sarabia regresaba al gobierno primero como directora del DAPRE y luego como directora del departamento administrativo de presidencia. A Petro no le importaba que llovieran rayos y centellas sobre esta decisión.


A comienzos de febrero Petro le dio a Benedetti un premio de consolación: la embajada de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en Roma, una función que cumplía hasta ese momento la embajadora del país en Italia. Benedetti, lejos de estar feliz, escribía en su wasap al periodista Julio Sánchez Cristo, quien daba la primicia sobre el nombramiento: “Aquí solo hay la historia de una traición. Así que deja la película y deja el libreto que te hace Laura. Si yo hubiera estado ahí, no hubiera pasado nada de todas las inexperiencias”. Era tal la desesperación de Benedetti, la rabia enconada, que, según lo dijo el diario El País de España, sugirió que Julio Sánchez Cristo había leído la noticia “Al dictado de lo que le dijera Laura Sarabia”.


Benedetti no está exento de que sobre él caigan sanciones duras. Por sus actuaciones la Corte Suprema lo está investigando y en cualquier momento esta investigación podría pasar a la Fiscalía. Su influencia en el gobierno es nula y es improbable que por los puestos de su cuñado, Juan Fernández y su ex asesora, Laura Sarabia, pueda ejercer alguna influencia sobre el presidente. Al contrario, todas las puertas están cerradas.

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