Por: Laura Alejandra Fajardo Investigadora Línea de Democracia y Gobernabilidad – Pares
Para las elecciones de 2018, Colombia vivió la mayor votación presidencial alcanzada por un candidato de izquierda. La lista de la Decencia y la Colombia Humana, en cabeza de Gustavo Petro, consiguió una histórica votación, reflejo de lo que para muchos fue entendido como una expresión de apoyo al Acuerdo de Paz, la manifestación del voto joven y la incomodidad frente a que ganara “el que diga Uribe”.
Sin embargo, la crisis desatada por la pandemia del covid-19, el descontento social que ha traído consigo y las intensas jornadas de protestas, manifestaciones ciudadanas y un paro cívico nacional de casi tres meses en distintas partes del país son factores que imponen a los candidatos, partidos políticos y movimientos sociales un escenario particular para los comicios del 2022.
En lo que respecta a la Colombia Humana: ¿podrá el Pacto Histórico responder a las exigencias sociales?, ¿a qué retos se enfrentan?, ¿qué ventajas pueden tener?, ¿les alcanzará para la segunda vuelta?, ¿qué tan reales son las posibilidades de Petro de llegar a la Presidencia?
Un breve recuento
Para responder a estas preguntas es necesario hablar de los orígenes de la Colombia Humana, movimiento ciudadano producto de la ruptura en 2010 entre las dos grandes figuras del Polo Democrático Alternativo (PDA), Gustavo Petro y Jorge Enrique Robledo, posterior al escándalo de los hermanos Moreno y a los escándalos de corrupción de Bogotá.
Las divisiones políticas de Petro y Robledo parecen ser de tal anchura que se mantienen vigentes a la fecha sin que los implicados busquen solventarlo. Un ejemplo de esta división se hizo manifiesta para las elecciones presidenciales en 2018, en las que, para la segunda vuelta presidencial, Robledo prefirió anunciar su apoyo al voto en blanco y no a Petro, a pesar de que el otro candidato con opciones presidenciables fuera Iván Duque, candidato del uribismo por el Centro Democrático.
A la fecha, algunos sectores atribuyen la victoria de Duque a la mencionada falta de respaldo entre las candidaturas de centroizquierda, un hecho que no está sustentado en las cifras de los votos ni en el electorado que apoyó a Petro en segunda vuelta.
Tras la ruptura del PDA y la salida de Petro, este último optó por convocar a la ciudadanía, recoger firmas y lanzarse como candidato a la Alcaldía de Bogotá bajo sus propias banderas, dándole vida a “Progresistas”[1], movimiento ciudadano que llevó a Petro a gobernar desde el Palacio de Liévano en la capital del país para el periodo 2012-2015.
En ese mismo periodo, Progresistasy la Alianza Verde lograron nueve concejales en la capital, entre esos Angélica Lozano y Vicente de Roux, unión que se fragmentó ante las diferencias para las elecciones presidenciales de 2014 y las locales de 2015. Actualmente, Lozano y de Roux están bajo los toldos del Partido Verde y la Coalición de la Esperanza.
Por su parte, la Unión Patriótica (UP) nació en 1985, fruto de los acuerdos de paz entre el Gobierno de Belisario Betancur y la entonces guerrilla de las FARC-EP. Sin embargo, la presencia de sus líderes sindicales y sociales en las regiones desató una fuerte ola de violencia sistemática y generalizada, que se expresó en asesinatos, secuestros, amenazas y exilios.
En la actualidad, no se tiene aún certeza del número determinado de personas perseguidas y víctimas de este genocidio político, según lo ha establecido la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y lo reconoció el expresidente Juan Manuel Santos. Este escenario significó su desaparición del panorama electoral, lo que llevó a que en 2002 el Consejo Nacional Electoral (CNE) le retirara la personería jurídica al partido.
No fue sino hasta 2013, cuando el Consejo de Estado restituyó la personería jurídica, tras un análisis contextual de su desaparición obligada y el retorno del exilio de algunas de sus líderes más representativas, como Imelda Daza y Aída Avella.
Mientras tanto, el Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS) nació del interés electoral de la comunidad indígena expresada en el VII Congreso Nacional Indígena en 2007, teniendo como primera aparición en las elecciones legislativas de 2014, mediante Luis Evelis Andrade, con 15.961 votos[2], una de las dos circunscripciones indígenas en el Senado.
Elecciones 2018: el punto de quiebre para la Colombia Humana
Tras la Alcaldía en Bogotá, Gustavo Petro se embarcó en la campaña presidencial, tomó como referencia el nombre de su programa en la Alcaldía de la Bogotá Humana y lo traslapó al nivel nacional, inscribiéndose como candidato con cerca de 850 mil firmas ante la Registraduría Nacional bajo el titular de la Colombia Humana.[3]
A medida que la campaña presidencial cogía forma, se sumaron nuevas fuerzas y, con la adición de la Unión Patriótica y el MAIS, se conformó la Lista de Decentes (o solo Decentes): lista abierta que fue tras las curules en Congreso y que conformó la bancada de respaldo al dirigente de la Colombia Humana.
La Lista, encabezada por líderes sociales como Cesar Pachón, figuras reconocidas como Gustavo Bolívar y Aída Avella, y caras jóvenes como David Racero y María José Pizarro, logró convocar el voto joven, logrando una importante votación. Así conformaron también parte relevante de la bancada de oposición al Gobierno de Duque. Tras las elecciones presidenciales y bajo el Estatuto de la Oposición, se les sumaría Gustavo Petro en Senado y Ángela María Robledo, en Cámara de Representantes.
En el ambiente de la campaña presidencial, la primera vuelta transcurrió con sorpresas como la ‘quemada’ de Germán Vargas Lleras, de quien se esperaba una alta votación, teniendo en cuenta las maquinarias electorales con las que cuenta su partido, Cambio Radical. También se dio la sorpresa del paso a segunda vuelta de la Colombia Humana de Gustavo Petro y Ángela María Robledo, quienes alcanzaron la votación histórica más alta por la izquierda en estos comicios.
Sin embargo, hubo un estrecho margen que sostuvo la Colombia Humana con la Coalición Colombia, liderada por Sergio Fajardo, que contrastaba con el amplio espacio entre Petro e Iván Duque; de ahí que la Colombia Humana confiara en la adhesión de Fajardo y los Verdes para la segunda vuelta, escenario que no se dio, parcialmente. Mientras que el Polo y el Partido Verde, como colectividades, respaldaron a Petro, sus caras más visibles, Robledo y Fajardo, respectivamente, no lo hicieron (aunque cabe mencionar que Fajardo no es miembro del Partido Verde, para ese momento lo era de ‘Compromiso Ciudadano’, partido con el que ganó la Alcaldía de Medellín en 2004).
Para la opinión pública, esta falta de respaldo fue decisiva en la derrota electoral de Petro para la segunda vuelta, sin embargo, las cifras de las votaciones revelan que, aunque Fajardo y Robledo le hubieran brindado el apoyo, no habría podido hacerle frente al crecimiento del voto en blanco y los números no le habrían alcanzado para derrotar a Duque y su maquinaria electoral para la segunda vuelta.
Este escenario se trasladó al Congreso y la actividad legislativa en el periodo 2018-2022, de cierto modo, ha generado un ambiente electoral tenso entre las fuerzas de izquierda y centroizquierda, que ya empieza a revelarse y que se espera tome intensidad en lo que queda de este año y lo que viene para el próximo.
¿Y en el Congreso?
Es importante señalar que, gracias al Estatuto de la Oposición, Gustavo Petro pudo ocupar una curul en el Senado, mientras que Ángela María Robledo, como fórmula vicepresidencial, tomó la suya en la Cámara de Representantes. Así las cuentas, la Lista de la Decencia y la Colombia Humana resultaron con cuatro escaños en el Senado, una del MAIS por circunscripción indígena y cuatro en la Cámara de Representantes. Con el tiempo, serían sólo tres en Senado tras el controvertido caso de Jonatan Tamayo, también conocido como ‘Manguito’, quien sorpresivamente salió de la bancada de oposición para alinearse con el Gobierno nacional.
Los dos primeros periodos de la actividad legislativa fueron deficientes, pues se decía que parte importante de los partidos de gobierno esperaban su cuota ‘incentivo’ legislativo desde el Ejecutivo (de la que poco o nada vieron)[4]; mientras tanto, la bancada de oposición pudo unir esfuerzos y hacer llamados a control político que resultaron fundamentales para la opinión pública: el llamado al exministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, por los llamados ‘Bonos Agua’ (mejor conocidos como ‘Bonos Carrasquilla’), y al exministro de Defensa, Guillermo Botero.
Si bien las primeras legislaturas fueron complejas, posteriormente, en el marco de la pandemia por covid-19, el Congreso fue incapaz de adaptarse con rapidez a las medidas que las circunstancias exigían. La suspensión temporal de las sesiones presenciales y, luego, las fórmulas aplicadas en las sesiones virtuales poco o nada dejaron para la oposición que, además, bajo la presidencia de Cámara y Senado en manos de partidos de Gobierno, hizo aún más difícil el uso de los tiempos, las dinámicas de los debates y los espacios para replicar.
Las discusiones y propuestas desde la Lista Decentes estuvieron enfocadas a la búsqueda de mecanismos para solventar la responsabilidad del Estado ante la emergencia económica provocada por la pandemia, como la búsqueda de aprobación de la renta básica. Otros de los temas debatidos por la Lista (y, en general, por la bancada de oposición) fueron la Ley de la comida chatarra, el Acuerdo de Escazú, la implementación de los compromisos del Acuerdo de Paz y los controles y modificaciones necesarias para limitar el uso de la fuerza pública.
A pesar de los debates y los proyectos presentados y apoyados como oposición, las diferencias políticas entre los miembros de los partidos al interior de la bancada se hicieron evidentes, dejando al desnudo las distancias políticas entre los y las parlamentarias, desaprobando entre sí las formas y los fondos para la actividad legislativa.
Una de las situaciones más reveladoras se materializó en la reciente división entre la oposición por la elección del vicepresidente del Senado y el rifirrafe entre el Partido Verde y la Lista de Decentes (en cabeza de Angélica Lozano y Gustavo Bolívar, respectivamente). Una situación que nuevamente expuso que estas fuerzas políticas podrán ser oposición, pero parecen no existir ánimos ni intereses por tender puentes: “juntos, pero no revueltos”.
Caras vemos, corazones e intenciones políticas no sabemos
El sorpresivo giro de Jonatan Tamayo, al darle la espalda a la Lista y apoyar varios de los proyectos presentados por el Centro Democrático, no fue el único salto político que se presentó en la legislatura. La salida de Ángela María Robledo de la Coalición de la Colombia Humana (que luego desencadenaría en la pérdida de su curul como representante a la Cámara por doble militancia al momento en que se declaró fórmula vicepresidencial de Petro) irrumpió el escenario político de la izquierda y develó profundas diferencias y problemas que, al parecer, existirían en la coalición conformada para el 2018.
El origen de las diferencias sería, en parte, el apoyo que Petro le dio a Hollman Morris para las elecciones a la Alcaldía en el 2019, a pesar de las denuncias que lo acusaban de presunto maltrato intrafamiliar y que recaían en el entonces precandidato, y sobre las cuales las directivas y cabezas de la Colombia Humana no demostraron interés real por investigar o sancionar de alguna manera.
A esta queja se suman algunos señalamientos contra otros miembros de la coalición, de nuevo, por los mismos temas de violencia de género sin resolver, como el caso de Feliciano Valencia, senador que ocupa la curul indígena por el MAIS y que ha apoyado abiertamente las candidaturas y posicionamientos de Gustavo Petro a lo largo de estos años, siendo parte importante de la cuota indígena en la coalición.
Más allá de la diferencia de Ángela María Robledo con la coalición por el nulo tratamiento a estos temas, resultó sorpresivo su anuncio no solo de renunciar a la Colombia Humana, sino de querer sumarse a la Coalición de la Esperanza, formación política de “centro” que se considera a la fecha como uno de los principales contendientes para el Pacto Histórico de cara al 2022, en tanto puede llevarse los votos de quienes no están del lado del Gobierno nacional, pero que no se sienten convencidos por una propuesta política como la de Petro.
Sin duda alguna, esta decisión de Ángela María Robledo cambió el panorama en tanto se presume que se lleva consigo votos de mujeres y de grupos relacionados a la defensa de las diversidades sexuales y de género, que cada vez más parecen coger más fuerza, caudal y espacio en el escenario electoral. Con esta decisión, la otrora candidata vicepresidencial se suma a la coalición que se debate entre cinco precandidatos presidenciales: Sergio Fajardo, Jorge Enrique Robledo, Humberto de la Calle, Juan Fernando Cristo y Juan Manuel Galán.
Los escenarios para el 2022
El 2020 estuvo marcado por la pandemia por covid-19, problemas económicos, pobreza y una tasa de desempleo que para junio de 2021 se ubicaba en el 14,4%, según cifras del DANE.[5] Además, se prendió un escenario de convulsión social que se tomó los titulares y el debate político durante parte importante del primer semestre del año 2021, tras la declaratoria de paro nacional a partir del 28 de abril ante la inacción del Gobierno nacional, la falta de respuesta al hambre, las precarias condiciones de vida de la población, la vivencia de lo indigno que puede ser el sistema de salud y, sobre todo, el estallido coyuntural que detonó la presentación de una Reforma Tributaria considerada por muchas personas y sectores como un abuso al bolsillo de la ciudadanía de a pie.
Los sucesos posteriores y los abusos de la fuerza de los cuerpos armados en las manifestaciones sociales influyeron en que, a julio de 2021, el presidente Iván Duque llegara a una desaprobación del 79% y una imagen desfavorable del 74%.[6] Ante semejantes cifras de impopularidad, se constituye una atmosfera que favorece a la izquierda y la centroizquierda a nivel electoral, con mayor fuerza, según las actuales encuestas, para la Coalición de la Colombia Humana, ahora nombrada como Pacto Histórico.
A pesar de ello, son múltiples los escenarios a revisar y las cuestiones que entran en juego para la contienda electoral del próximo año. Se hace necesario evaluar el escenario de acuerdo con los comicios del Congreso, por un lado, y de la Presidencia, por otro.
Congreso
En el Congreso podría analizarse la situación en dos sentidos: por un lado, los históricos en las votaciones de 2018 y, por el otro, las discusiones por la equidad de género y paridad política, tema que adquirió una especial relevancia tras la salida de Ángela María Robledo, pues parece haber dejado en entredicho el ‘espíritu’ de progreso, igualdad y equidad que promulga la coalición, ¿es acaso el Pacto Histórico un escenario ideal para las mujeres?
Respecto a las votaciones, si se revisan los datos en Senado, en 2018, es notable la votación alcanzada por el expresidente Uribe, quien seguramente no se presentará en esta ocasión a elecciones, teniendo en cuenta las investigaciones que la Fiscalía tiene en curso y en las que está involucrado. Que Uribe retorne al Congreso implicaría el regreso de sus procesos a la Corte Suprema de Justicia, situación que ya esquivó en el pasado y por la que renunció a su curul de senador.
La segunda votación más alta de la tabla se la atribuye Antanas Mockus, quien no pudo culminar su periodo como senador, pero que recientemente expresó su intención de establecer diálogos al interior del Partido Verde y con otras fuerzas políticas como el Pacto Histórico o el posible candidato presidencial Alejandro Gaviria.[7] Sin embargo, el comunicado no deja claro su apoyo a ninguno de las posturas en disputa, de forma que se hace difícil pensar para dónde podrían ir esos votos obtenidos en 2018.
Por otra parte, es posible considerar los votos que se sumarían al Pacto desde la orilla de Roy Barreras, quien dejó al Partido de la U y se lanzó a la contienda al interior de la coalición de izquierda. La pregunta que queda es: ¿Qué tantos votos puede alcanzar estando lejos de las dinámicas electorales propias de la U y en un escenario diferente al parlamentario?
Al análisis se suman los votos de Jorge Enrique Robledo, que para esta oportunidad decidió alejarse del Polo y buscar sus propios caminos con Dignidad, el nuevo movimiento político que lidera y el cual logró personería jurídica hace algunos meses. Esta ruptura entre Robledo y el Polo parece dejar el camino abierto a quienes no eran afines a la línea política interna del senador (muchos herederos del MOIR) para sumarse abiertamente como PDA al Pacto Histórico. Este es el caso de Alexander López Maya, quien llegó al Senado en 2018 con 85.395 votos.[8]
Por su parte, Gustavo Bolívar, a pesar de ser el más votado al Senado en el 2018, por la Colombia Humana, y de ser figura clave de la legislatura de la Lista Decentes, no tiene nada garantizado para las próximas elecciones y tendrá que esperar las cartas que se jueguen durante la campaña para saber si su electorado se reduce, se mantiene o crece.
Frente al tema de género, llama la atención que, ante las denuncias y quejas por la falta de paridad e interés por los temas de equidad de género al interior del Pacto, hayan sido pocas las intenciones y esfuerzos por cumplir con la Ley de cuotas de género al interior de los partidos, o más allá del cumplimiento legal, por apostarle políticamente a la paridad de género en el desenvolvimiento de la vida política del Partido como muestra de cohesión y coherencia.[9]
A pesar de los retos en números de votos y en las formas paritarias de manejo político al interior de la colectividad, un reciente anuncio del Pacto Histórico puede cambiar el panorama de lo que suceda en las relaciones del partido y, por supuesto, en la configuración del Congreso en el 2022.
El Pacto Histórico decidió lanzarse a la contienda con una lista cerrada y en cremallera. A pesar de haber sido el debate interno por semanas, fueron dos los argumentos de peso para que fuera este el mecanismo escogido, y que resolverían los dos retos mencionados previamente: disciplina de partido y paridad de género. Disciplina interna, buscando cohesión y adherencia a las ideas del Pacto, evitando futuras fugas como Jonatan Tamayo; y paridad de género, queriendo demostrar el ánimo de equidad que se espera en este espacio político.
De igual forma, desde la Fundación Paz & Reconciliación (Pares) se analiza que una lista cerrada al Congreso puede beneficiar ampliamente al Pacto, por lo menos en el ámbito de Senado, en donde podrían ampliarse la cantidad de votos a la lista, asegurando más curules que las obtenidas por la Colombia Humana en 2018, que fueron solo cuatro.
El Pacto Histórico tiene un gran potencial en la agenda de inclusión y diversidad en la actividad política, con lo cual deberá tender puentes con grupos socialmente marginados, pero que adquieren cada vez más una importancia electoral; aún con el anuncio, quedan en el tintero algunas preguntas sin resolver como: ¿Quiénes serán los nombres y el orden de la lista?, ¿quiénes se quedarán en la Cámara de Representantes y quienes buscarán dar el paso hacía el Senado? Las respuestas se irán conociendo a lo largo de la campaña y abonarán el escenario para lo que podrán ser, después, las votaciones a la Presidencia.
Presidenciales
El segundo de los escenarios a analizar es el de las elecciones presidenciales, sobre las cuales se tienen menos pistas en comparación con las parlamentarias, considerando que los precandidatos por el Pacto Histórico que concurren vienen de diferentes lugares políticos y cuentan con diversos perfiles, aunque ninguno tiene experiencia suficiente en candidaturas presidenciales como Gustavo Petro.
Las últimas que se sumaron a la propuesta de izquierda son Francia Márquez, mujer, afro, lideresa social y ambiental del Cauca, y Arelis Uliana, mujer Wayúu y lideresa indígena, exponiendo una vez más los aparentes ánimos de apertura y diversificación de las candidaturas.
Por su parte, el senador y excandidato presidencial Gustavo Petro se encuentra en lo que pareciera ser una favorable situación, similar a la que vivió tras los resultados de la primera vuelta en 2018. Según la encuesta Pulso País de Datexco, publicada en junio del 2021, la posición de Petro ante la opinión pública parece ser favorable, por lo menos más favorable que para el representante histórico de la extrema derecha, Álvaro Uribe Vélez.
Imagen favorable/desfavorable de Gustavo Petro
Imagen favorable/desfavorable Álvaro Uribe Vélez
A pesar del alentador panorama que podría representar esto para el Pacto Histórico y la izquierda colombiana, la situación frente a la figura de Sergio Fajardo y Jorge Enrique Robledo, precandidatos por la Coalición de la Esperanza, es diametralmente diferente a la de Uribe, pues la favorabilidad de su imagen comparte valores similares y la definición de la contienda estará en el cómo se desarrolle la campaña presidencial.
Imagen favorable/desfavorable Sergio Fajardo
Imagen favorable/desfavorable Jorge Robledo
Ante estas cifras, pueden recogerse algunos puntos importantes: en el ámbito parlamentario, si el Pacto Histórico quiere conseguir más curules de las que logró en 2018, la lista cerrada puede ser una buena fórmula, y de paso puede resolver los problemas que tuvo en el pasado en términos de paridad en la participación y en la equidad de género, así como en la disciplina al interior de las listas.
Sin embargo, conocer quiénes encabezarán la lista será fundamental para revisar efectivamente hasta dónde puede llegar dicho compromiso y coherencia pregonada en materia de equidad de género, pues si quienes la encabezan son personas señaladas por alguna violencia de género o relacionado con este tema, sería un golpe sumamente lesivo para la lista. No se trata sólo de una solicitud ético-política, sino de ser, por supuesto, un gancho electoral importante para el jalonamiento de votos el próximo año.
Desde lo presidencial, parece mucho más difuso el escenario, y estando a menos de un año de esas elecciones, son inciertos los pronósticos. Lo que pase en las elecciones a Congreso será clave para los cambios en las campañas presidenciales, al igual que la configuración de los Consejos Municipales de Juventud, escenarios de apertura política que pueden movilizar el voto hacía uno u otro espectro del panorama electoral, además del reciente anuncio de la restitución de personería jurídica al Nuevo Liberalismo. Al cierre de este análisis, Gustavo Petro ofrecía un acercamiento a los miembros de este ‘renaciente’ partido, haciendo un llamado a retomar las banderas de lo que en otros tiempos fue el Partido Liberal, colectividad capaz de promover reformas rurales y de modernización estructurales, confirmando que el Nuevo Liberalismo es un actor que entrará a disputarse votos y que puede llegar a modificar la balanza electoral para las elecciones presidenciales del 2022.[14]
Referencias
[1] “Progresistas” se denominó el movimiento ciudadano a través del cual el entonces exsenador Gustavo Petro aspiró y ganó la Alcaldía de Bogotá. Su triunfo sorprendió a sectores políticos que no vaticinaban este resultado, sobre todo después de la desastrosa gestión del alcalde anterior, Gustavo Moreno Rojas, también de izquierda y también del PDA (casa política de Petro).
[2] Consultado en: https://moe.org.co/wp-content/uploads/2017/05/Libro-Resultados-Electorales-Congreso-2014-2.pdf
[3] Consultado en: https://www.elespectador.com/politica/petro-entrego-850-mil-firmas-para-avalar-su-candidatura-presidencial-article-727884/
[5] Consultado en: https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/mercado-laboral/empleo-y-desempleo
[6] Consultado en: https://datastudio.google.com/embed/u/0/reporting/6322ede2-3c7d-42e7-a7bd-70c708f9f509/page/g0XzB
[7] Consultado en: https://noticias.canal1.com.co/uno-dos-tres/napa-tres-reaparece-antanas-mockus-lanza-propuesta/
[8] Base de Datos. Misión de Observación Electoral. Congresistas electos 2018 con votación.
[9] Para ampliar la información al respecto, revisar el Informe de la Misión de Observación Electoral sobre el tema: https://moe.org.co/wp-content/uploads/2018/11/De-la-Participaci%C3%B3n-a-la-Representac%C3%ADon-Efectiva-Participaci%C3%B3n-Pol%C3%ADtica-de-la-Mujer_Digital.pdf
[10] Consultado en: https://datastudio.google.com/embed/u/0/reporting/6322ede2-3c7d-42e7-a7bd-70c708f9f509/page/HLRzB
[11] Consultado en: https://datastudio.google.com/embed/u/0/reporting/6322ede2-3c7d-42e7-a7bd-70c708f9f509/page/k0QzB
[12] Consultado en: https://datastudio.google.com/embed/u/0/reporting/6322ede2-3c7d-42e7-a7bd-70c708f9f509/page/7LRzB
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