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El poder del Clan del Golfo: el monstruo paramilitar con el que se sentará a hablar Petro

Por: Redacción Pares


Foto tomada de: BNamericas y El País


Además de controlar toda la cadena de producción de la cocaína, el Clan del Golfo maneja iglesias evangélicas  en las regiones de Urabá, Chocó y Córdoba que pueden servir además de informantes, mandan sobre pequeñas estructuras criminales al menos en tres departamentos, se codean desde hace años con  importantes figuras del empresariado, la política y hasta fuerza pública -aún no se tienen nombres sobre quienes podrían participar del entramado-, abogados que, solícitos, tienen sus puertas abiertas las 24 horas para ellos y, además, resultan “ayudando” a la población ofreciendo empleos a los jóvenes que han perdido toda esperanza. El Clan tiene arraigo en algunos municipios porque esta estructura no se creó de la noche a la mañana y si se sigue una línea de tiempo quedará claro que es el último reducto del complejo entramado paramilitar que el gobierno Uribe no supo cerrar.


Sobre el origen del Clan del Golfo el investigador de la Fundación Mauricio Valencia dice: “ Este grupo nace en la región de Chocó y Antioquia, también en el Bajo Cauca. El origen del Clan del Golfo tiene mucho que ver con el bloque Elmer Cárdenas del Alemán. Sin embargo, su hermano, Don Mario, que operaba en los Llanos con el Bloque Centauros, se devuelve a Antioquia y después que el Alemán se somete a Justicia y Paz, llega Don Mario al territorio y con ese capital militar que quedaba empieza a llamar algunos hombres para reagruparlos en ese territorio. Así empezaron a llamarse los urabeños, pero después de la captura de Don Mario y queda a cargo de los urabeños los hermanos Úsuga que eran de rango medio, hasta que matan a Giovanny, en el 2012 y queda como líder Dairo Antonio Úsuga. Por eso pasan de ser urabeños, héroes de Castaño y luego Clan Úsuga y fue en el gobierno de Juan Manuel Santos les dan el nombre del Clan del Golfo, lo que hizo Santos fue jugar con la retórica y quitarle ese estatus político que querían endilgarle en su momento. En el 2017 se denominan Autodefensas Gaitanistas de Colombia. Intentando recuperar algún tipo de ideología, esta vez cobijada por el líder liberal asesinado. Por eso celebran el nacimiento de Jorge Eliecer Gaitán haciendo escaladas de violencia en Córdoba, la Guajira, César”.


El Clan del Golfo es el grupo armado, por encima del ELN y el EMC, que más presencia tiene en todo el territorio colombiano. Isaac Morales, coordinador de la línea de Convivencia y Seguridad Ciudadana, “Su influencia con político y militares se debe empezar a dilucidar, sobre todo después de lo que dijo Otoniel luego de ser capturado, en donde incluso se habla de nexos con la Fiscalía, pero a Otoniel lo extraditan y no se puede saber la verdad. Con el Clan del Golfo resurgen las dinámicas paramilitares, porque es una nueva generación de ellos. Esos nexos con el poder deben ser investigados con rigor”.


Empezaron a llamarse urabeños porque se mueven en esa zona estratégica, cercana a Panamá y con salidas rápidas al océano Pacífico y el Caribe. Hay un nombre fundacional de las AUC que está ligado a los orígenes del Clan del Golfo, Vicente Castaño. En el 2006 la negociación entre el gobierno Uribe y los comandantes paramilitares hacía agua y se le empezaban a ver las costuras al proceso, Vicente Castaño olió que iban a terminar traicionándolos a todos y decidió reclutar a dos de sus hombres de confianza, Ever Veloza, alias H.H, temible comandante que se adueñó prácticamente del puerto de Buenaventura y de Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, jefe de finanzas del Bloque Centauros. A Vicente, el último de los hermanos Castaños, lo asesinaron ese año y la estructura que estaban montado quedó en manos de Don Mario.


Don Mario era básicamente un traqueto duro, creador de grupos de violencia demencial como las Águilas Negras. Nació en Amalfi, el mismo pueblo de donde eran los hermanos Carlos, Vicente y Fidel Castaño. Sus hermanos Freddy, mejor conocido como el Alemán, y Jairo de Jesús, terminaron también de paracos. Se juntaron con los Castaño en lo que ellos llamaron la lucha antisubversiva, que, en muchos casos, no fue más que una excusa para traficar droga, a comienzos de los noventa y se hizo fuerte en el Chocó y Urabá. Cuando a Don Mario lo detienen en el 2009 la estructura que montó ya tiene 80 hombres y al mando quedan los hermanos Juan de Dios Úsuga, alias Giovanny y Dairo Antonio Usuga, alias Otoniel.


Eran dos de los nueve hermanos que tuvieron los campesinos Juan de Dios y Ana Celsa. Se establecieron en zona rural de Turbo y vivían del banano y la pesca. No tenían nada y como tantos otros muchachos la guerra no fue una opción, tan sólo era el camino. Juan de Dios, a los 17, ya tenía encima el uniforme del EPL. Dairo Antonio, que seguía las decisiones de su hermano a pie juntillas, lo siguió. Cuando se desmovilizó ese grupo guerrillero Juan de Dios y Dairo ya habían arrastrado a la mitad de sus hermanos a la guerra. Dicen que su mamá, quien fue una de las víctimas de la pandemia, jamás se los perdonó.


En 1991 ya trabajan para el entonces incipiente ejército de Carlos Castaño. Su zona era Urabá y Córdoba, pero también se movieron hasta los Llanos en donde conocieron al otro de los hermanos, Vicente, el más callado, el que tenía más poder. La historia de los paras en Colombia es una historia de hermanos. En los Llanos conocieron a otro narco duro, Henry de Jesús Pérez, alias Mi Sangre. Crearon el Bloque Centauros. Los Usuga eran eficientes, pulso firme, gatillo fácil. Regresan a Urabá y se convierten en los amos del Pacífico cuando todos los comandantes deciden negociar con el gobierno Uribe. Pero ellos no. Ellos se quedan en el monte. Se hacen llamar primero como los Usuga, en honor a su apellido, luego pasan a ser los Gaitanistas y ahora se les conoce como el Clan del Golfo. No tienen ideológica conocida más que el de ser cada vez más ricos, cada vez más poderosos.


Dairo era más reservado y Juan de Dios más bullanguero. Cada vez que coronaba un embarque la fiesta duraba varios días. Además estaba obsesionado con las niñas. El ejército conocía sus demonios. En una operación hecha el 31 de diciembre del 2012 lo infiltran y le caen con todo en la fiesta de fin de año. A Juan de Dios lo asesinan delante de sus hijos. Dairo de Jesús escapa. Jura venganza y despliega con todo su poder un temible plan pistola contra la policía que hizo recordar los peores años de Pablo Escobar.


Desde entonces se desplegó un operativo para capturar a Otoniel pero él se valía de todo tipo de ardid para escapar. Se llamaba la Operación Agamenón. Uno de ellos fueron las iglesias cristianas. Además de esto están las conexiones con las iglesias cristianas. A través de un conglomerado de iglesias en el año 2015 la Fiscalia pudo determinar que el Clan del Golfo lavó, por lo menos, USD 1.000 millones de dólares. El hombre que recibió buena parte del dinero -720 millones- fue un pastor que vivía en República Dominicana. La mujer que administraba esta operación era la propia esposa de Otoniel.


A este sólo lo pudieron atrapar en octubre del 2021. Cuando iba a empezar a contar sus verdades lo extraditaron a Estados Unidos. Al mando de la organización quedó Chiquito Malo. En noviembre del 2023 se anunció que este cabecilla estaba haciendo una purga dentro de la misma organización. Desconfiado, paranoico, sigue lejos de las autoridades. Mientras tanto el Clan se hace cada vez más fuerte, tiene presencia en 20 departamentos del país. Has establecido alianzas con Los Rastrojos para luchar contra el ELN en Norte de Santander. Aunque su gran enemigo es el EMC en Antioquia y los Pachenca en la Sierra Nevada. Son los grandes aliados en Colombia del Cartel de Sinaloa.


Este martes 19 de marzo, a través de un comunicado, la organización decidió aceptar la propuesta del gobierno de iniciar una negociación. No va a ser fácil. Por ahora el Clan aceptó que, aunque no crearon los impuestos ilegales en sus zonas de influencia, si cobran un impuesto por la coca.


Desde Apartadó el presidente dijo sobre esta decisión del Clan del Golfo: “tiene que pensar qué se negociaría, llamémoslo así, jurídicamente, qué caminos podría abrir la justicia colombiana y el Gobierno, de tal manera que ese tipo de organización deje de ser delictiva. Yo lo pongo sobre la mesa: ¿están dispuestos a dejar los negocios ilícitos, el de los migrantes, el de la extorsión, el del traqueteo? Hablamos. Si están dispuestos, hablamos, pero no para vernos cara de bobos. Es para hablar seriamente de eso”.


Lo único cierto es que sin el Clan del Golfo, negociando con el gobierno, no se puede hablar de Paz Total.

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