Por: Redacción Pares
Las cifra es escalofriante, más de 30 mil colombianos han muerto en accidentes viales en Colombia entre el 2020 y el 2024. Es la segunda causa de muerte no-natural en el país. Mucho de esto tiene que ver con la precariedad de nuestra infraestructua vial. El mal estado de nuestras carreteras es el tema central del próximo informe de la línea de democracia de la fundación Paz y Reconciliación. Es increíble que con la plata que se recoge en peajes, que es, según información entragada a Pares por INVIAS, $4.769.673.735.205, no se tengan mejores condiciones para andar por el país en carro.
Algunas obras, que se han hecho a trompicones, en vez de generar un mayor bienestar lo que han hecho es colapsar aún más las ya mal trechas carreteras colombianas. El 15 de enero del 2018 se desplomó el puente de Chirajara, construído por Luis Carlos Sarmiento Angulo y que serviría para acercarnos más al llano. Esta autopista históricamente ha sido foco de innumerables y trágicos accidentes. Muchos de estos accidentes han tenido que ver con las deficientes obras de ingienería con la que se ha intentado mejorar esta vía. El peor de estos accidentes ocurrió el 28 de junio de 1974 y fue conocido como la tragedia de Quebrada Blanca, en donde fallecieron por lo menos 500 personas.
El puente de Chirajara fue considerado por el entonces presidente Juan Manuel Santos como el más importante del país, solo comparable a las obras que hacen en Suiza o Alemania. Construido sobre un abismo de 280 metros sería una obra imponente que dejaría al corazón del país comunicado con los Llanos Orientales. Pero el 15 de enero del 2018 una falla en el diseño de uno de los pilones hizo que el puente colapsara. En el momento en que esto sucedió 25 obreros estaban sobre la estructura. La multa que recibió Grisaico, responsable de la construcción, fue de 6.000 millones de pesos. Nadie fue puesto preso por este error. El puente de Chirajara le costó al país 72 mil millones de pesos y en el momento de su desplome apenas hacían falta 30 metros para concluirlo.
Tal y como lo veremos en el informe otro puente que se desplomó fue el de Los Garzones. Esta obra serviría para unir a Montería con Cereté. Esto ocurrió el 4 de agosto del 2014 y dejó 22 personas heridas y un muerto. La obra tuvo un costo de 27 mil millones de pesos. Diez años después de esta catástrofe aún no hay judicializados.
Y, por último, quizás la obra de ingeniería vial más conocida: la Ruta del Sol, que prometía ser una de las carreteras que traería progreso al país, en tanto que pretendía atravesar 8 departamentos, desde Villeta (Cundinamarca), hasta Santa Marta (Magdalena). Pero lejos de ser un hito para el futuro de Colombia, se convirtió en un claro ejemplo de las enormes redes de poder que se consolidan en el mundo de la infraestructura vial.
Inicialmente la construcción de dicha ruta se dividió en tres tramos, siendo el segundo el que dispuso de mayor participación de la multinacional brasileña y ampliamente cuestionada, Odebretech. La ruta se ha visto permeada por un sin número de presuntas irregularidades, a tal punto que, desde contratistas, hasta funcionarios de entidades públicas como la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), han estado involucrados en líos legales.
Tal y como lo desarrollará el informe, estos no son casos aislados. La universidad Nacional le metió el diente a esta problemática y descubrió que desde el 2015 a la fecha han colapsado 43 obras viales entre las que se cuentan hasta puentes peatonales.
El desarrollo de un país se cuenta por su infraestructura vial. Parte del saqueo sistemático de la corrupción ha tenido su punto neurálgico en las carreteras. Espere nuestro informe "Carreteras de la muerte: la red vial nacional de colombia", para que esté más informado sobre el tema.
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