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El regaño de la Procuraduría al presidente Duque

Por: Redacción Pares.


La Procuraduría General de la Nación recordó el imperativo para todas las ramas del poder público de acatar y dar cumplimiento a las decisiones judiciales. Por ende, ningún servidor público está habilitado para promover o alentar su incumplimiento. Es el acatamiento a la ley lo que garantiza la supervivencia de la democracia y el Estado de derecho. Como presidente, Iván Duque debe conservar una postura frente a las decisiones judiciales que tiene que ser neutral o, en su defecto, a favor de la justicia. Lo que estaría haciendo en un trino publicado desde la cuenta de Twitter del mandatario de todos los colombianos, es acusar a la Corte Suprema de Justicia de haber cometido un error en su sentencia en el caso del expresidente Uribe.

El único escenario legítimo, dice el organismo de control, para la discusión y confrontación de las decisiones judiciales es el proceso mismo, acudiendo a los instrumentos que el debido proceso provee. La controversia de las providencias emanadas de los jueces en ámbitos distintos al judicial, atenta contra los principios de autonomía e independencia en que se cimenta esta rama del poder público, y que constituyen pilares esenciales de nuestra democracia.


De otra parte, la Constitución le señaló a la Procuraduría General de la Nación la competencia de velar por las garantías procesales de los ciudadanos que sean investigados dentro de una actuación penal.


Por consiguiente, la Procuraduría General de la Nación actuando en el marco de sus competencias constitucionales y legales, continuará ejerciendo su labor de vigilancia dentro del proceso penal que se adelanta en contra del senador Álvaro Uribe Vélez, y, en ese marco, examinará la pertinencia de ejercer los controles procesales que la ley contempla para la medida de aseguramiento dictada en su contra, en procura de la preservación de la integridad del orden jurídico y la intangibilidad de las garantías procesales.


Según la Procuraduría General de la Nación, los colombianos debemos desactivar la pugnacidad y la extrema polarización que pueden estimular nuevos escenarios de violencia. A la crisis generada por la pandemia del Covid-19 no se le puede agregar una pandemia de odio que nuble el futuro, amenace la democracia y nos sume en una nueva noche de dolor.

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