Por: Redacción Pares
Como veremos en el próximo informe de la fundación de Pares las muertes en las carreteras en Colombia siguen siendo una constante. Es la segunda causa de muerte no-natural del país. Entre el 2020 y el 2024 hubo más de 30 mil personas muertas por ese motivo. Sin embargo hay una tragedia que ha sido borrada de la memoria del país y que sigue pesando como un yunque. La tragedia de Quebradablanca. En junio cumplió cincuenta años. Este hecho condensa la inoperancia, la chambonada con la que se hacen las carreteras en el país. Todo arrancó con una mala decisión.
La vía Villavicencio-Bogotá es la históricamente más trágica del país. Los accidentes han sido frecuentes y a lo largo del tiempo. Pero el peor de todos ocurrió el 28 de junio de 1974. La tragedia, como recordó este año La silla vacía y en la que coinciden todos es que se pudo haber evitado. Los deslizamientos en la vía, sobre todo en la parte entre Monterredondo y Guayabetal, se sucedían una a otra. Por eso se había tomado la decisión de cerrarla. El control de las carreteras lo tenía en ese momento el conocido como Distrito 13. La solución que encontraron los ingenieros fue el de hacer un derrumbe controlado en los últimos 7 días de junio. Igual la gente salió a la carretera, necesitaba hacerlo. No hubo una labor de información para que la gente supiera el riesgo de la obra. La gente creyó que podría pasar sin problema. Pero el represamiento duró siete días, así que la fila era kilométrica.
El problema era mayúsculo. Por esos días se celebran las festividades de San Pedro y San Pablo. Se sabía que el tráfico iba a ser alto. Pero nadie hizo nada. El argumento que dieron los ingenieros es que este sector estaba cruzado por una grieta y la única solución era hacer este tipo de derrumbes controlados en donde también participó con sus explosivos el ejército. Pero el detonante de la tragedia fue otro. En ese momento se realizaban los juegos nacionales que se realizarían en Pereira. Una delegación de los llanos necesitaba llegar puntual a la cita. Por eso le dieron permiso para pasar. La gente, que llevaba días represadas no lo tomó bien. Así que en medio de las protestas, los vehículos decidieron pasar sin autorización. ¿Alguna vez se han sentido atrapados en un trancón? ¿El sudor frío de la desesperación no les ha empapado la camisa? Así que, en masa, los vehículos tomaron la decisión, avanzaron, se hicieron en un solo punto, eran tantos que la montaña sobrevino sobre ellos. La montaña se vino encima sobre los autos arrastrando todo a su paso.
Para que tengan una magnitud de la tragedia. En Armero, cuando el nevado del Ruiz se vino contra la ciudad, ante la imposibilidad de rescatar los cuerpos decidieron declararlo campo santo. Esto sucedió en Quebradablanca. Sólo se rescataron 25 cuerpos. El resto de las personas, más de 450, fueron declaradas como desaparecidas. Se estima que lo que cayó sobre los autos fue de 750 mil metros cúbicos de sedimentos, de pedazo de montaña.
Los responsables fueron claramente identificados y nada les pasó. El principal era el presidente, Misael Pastrana Borrero, y también el ministro de transporte Angelino Durán, quienes tenían que haberse asegurado que esta carretera se mantuviera cerrado. Es tanto el cinismo que tiempo después, cuando intervenieron esta carretera, Luis Carlos Sarmiento Angulo la maneja desde 1994, a los dos túneles que hicieron les pusieron los nombres de los responsables: Angelino Durán y Misael Pastrana. Sólo en Colombia suceden estas cosas.
Igual nada cambió. Muchos años después, en el 2018, una de las soluciones del gobierno Santos, crear el puente de Chirajara, colapsaría. En Colombia y sobre todo en la eternamente inacabada carretera al llano, la historia de las desgracias es una serpiente que se muerde la cola.
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