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El Área Metropolitana de Bucaramanga: entre elecciones e incertidumbres

Por: Diego Alejandro Pedraza Corredor , Investigador Línea de Gobernabilidad y Democracia




Desde finales de 2024, el área Metropolitana de Bucaramanga se encuentra en un limbo jurídico y en un limbo de poder por cuenta de los procesos por doble militancia que afrontan sus alcaldes. Empezando, obviamente, por el caso más relevante que es el fallo en primera instancia que existe en contra de Jaime Andrés Beltrán, alcalde de Bucaramanga y seguido, por los casos de Campo Elías Ramírez, alcalde de Girón y de Oscar Santos, alcalde de Piedecuesta.

 

En estos momentos, los tres alcaldes tienen un fallo de primera instancia que anula su elección por doble militancia en los comicios de 2023 y aunque los tres apelaron las decisiones, los antecedentes a este tipo de procesos hacen pensar que el panorama político de los mandatarios no es para nada favorable.

 

Y para completar, el panorama se agita aún más si se piensa, que, desde diciembre a hoy, algunos han perdido la gobernabilidad y, sobre todo, permitieron que los clanes y las estructuras se movieran para comenzar a preparar unas elecciones donde hay candidatos a granel, pocos destacables, muchas intrigas y, sobre todo, mucha desidia con la ciudadanía santandereana.

 

Bucaramanga: La caída del “Bukele” santandereano

 

Como ya se dijo, el caso más emblemático es el de Jaime Andrés Beltrán, alcalde de Bucaramanga y auto reconocido como el “Bukele” santandereano. “El pastor” es una figura “criolla” de esas bien cómicas que se mantienen en el ojo del espectador político, su política de seguridad con “biblia en mano” y su radicalización excesiva lo hicieron entrar en el ojo político nacional.

 

Se convirtió en una figura conocida, destacado en sus primeras mediciones de popularidad, querido en las calles y apoyado por un concejo que empezó a verlo como la figura política necesaria para superar el desastre de 8 años en el que estaba sumida la ciudad. Sin embargo, Jaime Andrés se quedó en promesas y se decantó más por construir una burocracia poco efectiva dentro de la alcaldía.

 

El famoso “plan candado” para recuperar la seguridad de la ciudad no funcionó, la reestructuración de la malla vial y la semaforización quedó en veremos, los programas de casas comunitarias ni empezaron y la problemática con la Empresa Metropolitana de Aseo no se solucionó, al punto que las zonas álgidas de la ciudad permanecen sumidas entre el abandono y las basuras.

 

Pese a eso, Beltrán siguió con sus discursos populistas, cargados de odio y apalancados en esa tradición “derechista” nociva con la que se hizo elegir. Critico incansable del gobierno del presidente Gustavo Petro y critico absoluto de los gobiernos de Rodolfo Hernández (el primero en cuerpo propio y el segundo en cuerpo ajeno). La ineficiencia y la desidia de su mandato la logró contener con las fórmulas de la politiquería tradicional, lanzando culpas a otros, mirando el famoso “espejo retrovisor”, sin autocritica y con muy poca ejecución.

 

Lo que no se esperaba Beltrán, fue ese fallo del 12 de diciembre de 2024, con el cual el Tribunal Administrativo de Santander decidió anular su elección por incurrir en doble militancia. La razón no fue otra que el apoyo a Elkin Bello, quien aspiraba al concejo de Bucaramanga por el Partido de la U. Y aunque esta colectividad estaba dentro de la coalición que llevó a Beltrán a la alcaldía, su partido era Colombia Justa y Libres, lo que configura el caso de la doble militancia por apoyo, la cual ha sido hasta el día de hoy implacable y confusa con todos los políticos sin importar la corriente.

 

Con el fallo en la mano, Beltrán se fue a la plaza pública y como en un pulpito cristiano, anunció que apelaría la decisión, pero que en caso de que lo sacaran, Dios ya le había dicho que debía ser candidato presidencial. En medio de esas locuras y de ese populismo desatado, empezó un proceso en medio del cual Beltrán perdió el control del concejo, perdió el contacto con los congresistas y el apoyo de aquellos que lo llevaron al cargo.

 

Y ahí, con la gobernabilidad a medias, le salieron al paso los clanes y las estructuras políticas que comenzaron a poner nombres en la mesa para aspirar a la alcaldía, una baraja en donde han sonado desde antiguos conocidos como Carlos Parra hasta políticos tradicionales y avezados como Edgar Gómez Román.

 

El caso sigue en veremos, en despacho para sentencia desde la primera semana de marzo y mientras tanto, la ciudad abandonada, sin gobierno y con un escándalo nuevo que involucra al alcalde Beltrán, a su esposa Paula Ramírez, a su cuñado Oscar Ramírez y a su ex asesor Hernán Villamizar, quienes presuntamente están implicados en un caso de corrupción relacionado con el saqueo de la chatarra y el alumbrado público, con el cual supuestamente se estaba construyendo una red burocrática y transaccional que buscaba alimentar la estructura política de Beltrán.

 

Por ahora, ese caso también está en veremos.

 

Girón: John Abiud y su hermano se preparan para elegir sucesor

 

El caso de Girón es el mismo que el de Bucaramanga, toda vez que Campo Elías Ramírez fue notificado de que su elección se anulaba por doble militancia al haber apoyado a candidatos del Partido de la U y del MAIS a las listas al concejo, cuando su aval había sido entregado por la Liga de Gobernantes. Ramírez apeló la decisión y hasta el momento su proceso está en despacho para fallo definitivo del Consejo de Estado.

 

Ahora bien, el caso de Girón si dista en lo político de los otros casos en curso y la razón no es otra que el señor John Abiud Ramírez, actual Director Administrativo de la Cámara de Representantes y cabeza de la estructura política emergente más grande que tiene el departamento. Ramírez es el “dueño” del municipio, lleva siéndolo por más de 8 años, por eso ya comenzó a maquinar el nombre del posible heredero del poder.

Hasta el momento, no ha lanzado un nombre fuerte, pero los rumores vuelven y hablan de que la candidata puede ser Yulia Rodríguez, su exesposa o alguna de las fichas fuertes de su primer mandato. Al final todo está en el ruido, pero lo que sí es claro, es que serán los Ramírez los que sigan moviendo el poder del municipio.

 

Piedecuesta: El pacto entre políticos

 

El último caso es el de Piedecuesta, donde el alcalde Oscar Santos terminó con su elección anulada por incurrir en doble militancia por apoyo. En este caso, por apoyar candidatos políticos de diferentes colectividades cuando su partido era el Partido Liberal.

 

Santos es cercano a la estructura del Senador Jaime Durán, quien es una de las cabezas fuertes del departamento y de Piedecuesta. Pero el caso de Santos es un clásico caso de políticos que hacen lo que quieren con la política. No es que Santos haya apoyado deliberadamente a candidatos de otras colectividades, es que los políticos creen que ellos están por encima del bien y del mal y se movieron a su antojo, creyendo que las veedurías y los ciudadanos no iban a protestar por esa doble militancia.

 

Al final, cayó en el juego político y en campaña, ese juego político termina siendo una quimera en medio del afán de votos y plata con el que se manejan las lógicas clientelares de un departamento como Santander. Hasta ahora no hay un nombre fuerte, pero los rumores hablan de que los clanes y las estructuras ya están haciendo acuerdos para poder finiquitar una candidatura común a todos.

 

¿Y la ciudadanía?

 

Al final del caso, lo que nos debemos preguntar es ¿qué pasa con los ciudadanos? y ¿qué pasa con los gobiernos? Porque los municipios están abandonados, las políticas integrales de seguridad que fueron el eje de la campaña, están quietas y la manipulación del electorado está alcanzando niveles vergonzosos.

 

Se prepara el Área Metropolitana para unas elecciones atípicas, en medio del movimiento de los clanes y las estructuras políticas que se mueven a su antojo, manipulando el voto y cimentando las estructuras de la campaña del 26 que comenzó más temprano que en ocasiones anteriores.

 

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