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En Colombia sigue sin importar Gabo

Por: Iván Gallo





En 1981 Gabriel García Márquez tuvo que exiliarse de Colombia después de que se comprobara que existían un plan, por parte del gobierno de Julio César Turbay, de incriminarlo por subversión. Su amistad con Fidel Castro, su apoyo a publicaciones abiertamente de izquierda como Alternativa, decisiones como donar el premio Romulo Gallegos al grupo de Teodoro Petkoff, empezaron a ganarle a Gabo el remoquete de comunista que en Colombia es como si le colgaran en el cuello un letrero con las palabras “Ejecútese y mátese”. Se fue a México donde recibió la noticia de que le daban el Nóbel y en la casa ubicada en La calle del fuego murió en abril del 2014. Regresaría a Colombia a escribir en Cartagena -porque no podría hacerlo en otro lugar- El amor en los tiempos del cólera. Mantuvo una posición tirante con el principal diario del país, El Tiempo, por su posición histórica a favor de Bolívar a quien En el general en su laberinto lo pone como una víctima de la oligarquía bogotana, se ganó más de un cuestionamiento desde su editorial.


Uno de sus biógrafos, Gerald Martin, ha resaltado la posición que asumió Bogotá contra él, al tratarlo siempre como un ser estrafalario, casi que marginal, muy colorida para los cánones del intelectual clásico que se manejaban en la capital. Incluso una senadora, al enterarse de su muerte, afirmó que el escritor “ardería en el infierno junto a Fidel Castro”. Por eso, resulta bastante irritante que después de su muerte hayan ocurrido “descuidos” editoriales en la prensa nacional. Durante la pandemia hubo dos libros en Estados Unidos que rompieron record de ventas, uno de ellos fue The Stand, la obra apocalíptica de Stephen King sobre un virus desatado en un laboratorio gringo que prefiguraba el arribo de el Anticristo y el otro fue El amor en los tiempos del cólera. Las ventas en inglés subieron un 621%, una completa disparada.


Ahora nos enteramos gracias a El País de España que la edición de bolsillo que sacaron en Japón en junio del 2024 sobre la saga de los Buendía ya lleva vendidos 290 mil ejemplares, lo que lo convierte en el éxito del año en ese país. Este no es un hecho menor teniendo en cuenta que desde 1974 no se editaba Cien años de soledad. Jamás se había hecho en una versión barata. La última vez se hizo en edición de lujo de tapa dura. Incluso el libro venía acompañado de cierta leyenda oscura: que si se hacía masiva su venta sobrevendrían en Japón una serie de acontecimientos que la destruirían. Fue gracias a la obra de Gabo que la literatura latinoamericana se hizo popular en Japón. Así hubo traducciones de Borges, Cortázar y Onetti e incluso el gran maestro Akira Kurosawa planeó adaptar Cien Años al cine, proyectó que jamás pudo concretarse.


Incluso el estreno en abril del trailer de Netflix sobre la adaptación en serie de la gran obra de la literatura latinoámericana generó en Colombia alguna suspicacia. Los comentarios en redes sociales fueron negativos y eso que tan sólo habían visto unos segundos. En Japón no. En Japón fue tan grande el interés que generó el trailer que fue por ello que se tomó la decisión de reeditar la obra esta vez en edición de bolsillo. La masificación de Cien Años en su traducción al japonés fue noticia en toda Hispanoamérica, menos en Colombia.

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