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Por: Anderson Salinas - Enlace de Norte de Santander




Es el caso de las escuelas de formación deportiva de las dos barras del equipo de fútbol Cúcuta Deportivo: “La Banda del Indio” y “La Gloriosa Norte”, que hacen parte de la Escuela de Liderazgo Juvenil que adelanta la Fundación Paz y Reconciliación con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

 

Uno de estos procesos deportivos se denomina “Club Deportivo La Banda del Indio”, y se ubica en la comuna nueve de la ciudad de Cúcuta en Norte de Santander. Su cancha elegida se ubica en el barrio Los Alpes y en este sector el fútbol se transformó en una herramienta poderosa para la integración de 40 niñas y niños entre los 6 y los 15 años que habitan esta zona de frontera entre Colombia y Venezuela.



En su mayoría, los y las integrantes de la escuela provienen de la periferia de la ciudad y pertenecer al proceso deportivo se convirtió en una oportunidad para comenzar a edificar sus proyectos de vida; y por qué no imaginar que en un futuro uno o una de sus integrantes llegue a representar el país. Un camino que se construye en medio de las polvorientas canchas de tierra y crece de la mano de los liderazgos juveniles de las barras de fútbol del Cúcuta Deportivo.

 

Brayan Gómez, líder de la barra y becario de la Escuela de Liderazgo Juvenil en Cúcuta, agregó a Pares que el proceso deportivo esperan consolidarlo como una herramienta de cambio para el fortalecimiento del tejido social que muchas veces se fractura por las dinámicas sociales y fronterizas que se presentan en la ciudad. “Queremos construir un espacio donde todos podamos ser parte de un mismo proceso, que esto nos sirva para cambiar la mala imagen que tenemos como barra y para que la comunidad en general reconozca del proceso que estamos adelantando con los mimos integrantes de la barra”, expone Brayan.


Para Heler Albino Cárdenas, entrenador deportivo de la escuela e integrante de la barra, el proceso se convirtió en una oportunidad para que las diferencias entre nacionalidades se disiparán y naciera una hermandad que solo el fútbol pudo unir. “Al principio fue difícil, pero con el tiempo pudimos consolidar la escuela como un espacio donde las diferencias y las peleas quedaron a un lado y nos dedicamos a hacer de la escuela un lugar seguro donde nos podamos reunir sin temor alguno”, explicó a Pares Cárdenas. 

 

El segundo proceso que se adelanta en la capital de Norte de Santander es la “Escuela de formación social y deportiva la Gloriosa F.C.” que lidera la barra “La Gloriosa Norte”. La integran 42 niños y niñas del sector de la ciudadela de Juan Atalaya y su punto de encuentro es la cancha de microfútbol de bomberos en esta localidad cucuteña.

Edson Fuentes, entrenador deportivo, becario de la Escuela de Liderazgo Juvenil en Cúcuta e integrante de la barra explicó a Pares que: buscan que a través del deporte y la recreación se puedan desarrollar espacios de libre desarrollo y esparcimiento para alejarlos del flagelo de la drogadicción por medio de la práctica deportiva; y así alzar la voz de si al deporte y no a la droga.

“Nos visionamos en un futuro a tener una mejor estructura en la parte organizativa, contar con una sede, contar con un espacio y un cupo en la liga de futbol de Norte de Santander y poder ampliar la oferta deportiva en la ciudad para que más niños y niñas sean beneficiados, porque sabemos que la mayoría de nuestros integrantes de la escuela son de escasos recursos, no tienen los implementos necesarios y caminan largos trayectos para llegar a los entrenamientos”, agrega Fuentes.

 

Entre tanto, los mayores retos que enfrentan como procesos deportivos es la falta de apoyo económico por parte del sector público y privado. Hasta el momento los procesos que adelantan las escuelas deportivas son totalmente gratuitos. De igual forma, otro de los retos que enfrentan es encontrar escenarios para poder ejercer la práctica deportiva, debido a que la administración de la mayoría de los espacios de la cuidad están a cargo de las Juntas de Acción Comunal que para poder usarlos deben pagar una cuota económica.

 

Es por eso, que con la participación en la Escuela de Liderazgo Juvenil que se adelanta en Cúcuta, estas dos barras de fútbol pretenden ampliar su campo de acción mediante estrategias y proyectos deportivos que permitan el desarrollo de alternativas para seguir jugando por la paz, la convivencia y la reconciliación entre goles y tácticas de esperanza.

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