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Energía para el Futuro del Caribe: El Copey en la Ruta de la Energía Limpia

Foto del escritor: John Correa RomeroJohn Correa Romero

Por: John Correa




La reciente aprobación de la licencia ambiental para el Parque Solar Fotovoltaico El Copey no es solo un trámite administrativo, sino que es una señal clara de que Colombia está avanzando seriamente en su Transición Energética. Con una capacidad de 200 megavatios (MW), este proyecto ubicado en el Cesar es más que un parque solar: es una apuesta estratégica por un modelo energético más sostenible, una inversión en el futuro del país y una respuesta a la urgente necesidad de diversificar nuestra matriz energética.


Lo que hace que esta aprobación sea especialmente relevante es que llega en un momento en el que el país está redefiniendo su camino en términos de generación y consumo de energía. La dependencia histórica de fuentes hídricas y fósiles nos ha puesto en una posición vulnerable frente a fenómenos climáticos extremos y al alza en los precios del petróleo y el gas. Apostarle a la energía solar en una región con un altísimo potencial como el Caribe colombiano no es solo una buena idea: es una necesidad.


Energía limpia con garantías ambientales


Uno de los grandes aciertos de este proceso ha sido la rigurosidad con la que la ANLA ha evaluado el impacto ambiental del proyecto. No se trata simplemente de llenar el territorio de paneles solares sin considerar sus efectos. La aprobación de un Plan de Compensación del Medio Biótico demuestra que la transición energética debe ir de la mano con el respeto por los ecosistemas. Preservar y restaurar áreas estratégicas en El Copey y Valledupar es una decisión acertada, que responde a una preocupación legítima por la biodiversidad de la región.


Es aquí donde debemos ser críticos: la energía renovable no puede convertirse en una excusa para pasar por alto la sostenibilidad ambiental. La vigilancia y el seguimiento por parte de la ANLA serán fundamentales para garantizar que este proyecto se implemente sin comprometer los recursos naturales. Y más allá de eso, debemos preguntarnos: ¿qué tan preparados estamos para integrar estos proyectos con el tejido social y económico de la región?


El Caribe colombiano, epicentro de la nueva infraestructura energética


Si hay una región en Colombia que tiene el potencial para convertirse en la protagonista de la transición energética, es el Caribe. La radiación solar en esta zona es una de las más altas del país, y proyectos como Guayepo en Atlántico, La Loma en el Cesar, Fundación en el Magdalena y El Copey en el Cesar, pueden marcar la ruta para convertir al Caribe colombiano en un Hub energético renovable.


Pero no podemos conformarnos solo con proyectos de generación. Necesitamos una infraestructura energética robusta que garantice que esta energía limpia pueda llegar a todos los rincones del país. Y eso implica algo fundamental: inversión. Inversión en nuevas líneas de transmisión, en almacenamiento de energía y en capacitación para que las comunidades locales se beneficien de la industria de las energías renovables.


Porque, al final del día, la transición energética no puede ser solo un discurso bonito o una meta en un plan de gobierno. Debe ser una transformación real y tangible, que genere empleo, reduzca costos energéticos y, sobre todo, garantice que las futuras generaciones de colombianos puedan contar con un sistema eléctrico más resiliente y sostenible.


Un avance, pero no el destino final


El Parque Solar El Copey es una gran noticia, pero no puede ser un caso aislado. Colombia tiene que acelerar su transición energética con una planificación  socio-ambiental seria y de largo plazo. No podemos depender únicamente de la voluntad de unos pocos inversionistas o de la decisión de una entidad reguladora. Necesitamos políticas públicas que incentiven el desarrollo de más proyectos, una estrategia clara de almacenamiento energético y un compromiso real con la descentralización de la generación eléctrica.


Este parque solar nos demuestra que es posible, que hay interés y que existen las condiciones para avanzar. Pero también nos deja claro que si queremos un futuro energético sostenible, no podemos detenernos aquí.

 

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