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Entre clanes y contratistas se prepara la puja por Bucaramanga

Por: Nicolás Bohórquez




Tras el fallo del Tribunal Administrativo de Santander frente a la demanda de nulidad electoral contra el alcalde Jaime Andrés Beltrán, queda la incertidumbre sobre el futuro político de Bucaramanga, aunque Jaime Andrés ya dijo en medios que va a apelar esta decisión, esto sólo podría servir para hacer más tiempo mientras el Consejo de Estado evalúe la decisión en segunda instancia y muy probablemente la ratifique.


El fallo seguramente ya puso a los grupos políticos de la ciudad a barajar nombres en mira de unas muy probables elecciones atípicas, elecciones donde se van a jugar todo por la alcaldía de Bucaramanga. El tarjetón con 16 candidatos del año pasado era la muestra de una nueva puja por la ciudad tras el paso al costado que había dado el gran elector de los últimos dos periodos, Rodolfo Hernández.


Una marcada modestia de Rodolfo frente a la alcaldía de Bucaramanga llevó a que 3 grandes grupos políticos se organizaran y pusieran sus candidatos conscientes del vacío que dejaba la ausencia de Rodolfo como figura. Otros de los candidatos se lanzaron quizá con el entusiasmo de replicar el modelo de outsiders que venía funcionando en la política local o simplemente estaban buscando exposición de su marca personal para iniciar una carrera política.

Volviendo a estos 3 grandes grupos que se pueden reconocer, por un lado, estaba la clase política bumanguesa de abolengo, la misma que opera los principales clanes políticos del departamento, lo curioso es que el clan Aguilar, el clan Tavera y el clan Villamizar a pesar de sus conocidas rivalidades políticas, llegaron a una suerte de “Pax Bumanguesa” en las pasadas regionales para poder volver a estar cerca del despacho de la alcaldía.


Por otra parte, está el grupo conformado por un sector de grandes contratistas y empresarios, que aunque no es nuevo, su poder político si es emergente y están buscando mantener su presencia natural en la política, buena parte de estos se fueron con Fabián Oviedo, aunque se acomodaron después hacia la campaña de Jaime Andrés cuando este ya empezó a verse como ganador.


Y por último, el sector alternativo que sabía que podía tomar parte de los votos de una retirada LIGA y que ahora con el proceso del Partido Verde con más experiencia podía convertirse en una importante fuerza política electoral. Además, con ellos volvió el discurso anticorrupción tras la mala imagen del exalcalde Cárdenas al finalizar su periodo, lo que probablemente ayudó conseguir parte de los votos castigo que se iban a dar en la elección. Claramente el candidato de este grupo fue el actual concejal, Caros Parra.


Frente al escenario de unas atípicas podríamos esperarnos un escenario donde en primer lugar, probablemente se repitan algunas de las candidaturas de 2023, en especial los candidatos que se lanzaron en búsqueda de más exposición, además de que es claro que estos 3 grandes grupos políticos locales nuevamente estarán organizándose para mantener el dominio en la puja por la alcaldía de Bucaramanga. Lo que si hay que observar mientras se resuelve el panorama es la postura de Jaime Andrés y su proyecto frente al futuro considerando la posibilidad de las atípicas, ¿Lanzarán un candidato que siga con el “Plan Candado” y la mano dura? ¿O los planes de Beltrán apuntan a 2026?, por ahora sólo se sabe que apelará la decisión.

Volviendo a estos 3 grandes grupos, estos por igual saben que como proyectos políticos deben apuntar a lo nacional en 2026 pero también saben que no pueden perder la presencia local, por lo que es probable que no lancen a sus caras más reconocidas, pero esto sin dejar de impulsar y movilizar votantes con las figuras clave de su proyecto político.


Frente a la mencionada clase política tradicional, es muy probable que llegue el fin de la “Pax Bumanguesa”, pues esta sería la oportunidad de los clanes para nuevamente poner una ficha directa en la alcaldía de Bucaramanga además de recuperar el poder que se les había venido mermando tras la alcaldía del hoy condenado “Lucho Bohórquez”, los intereses de un clan en expansión como el de los Tavera junto con la entrada en el tablero del revitalizado Clan Díaz Matheus podría llevar a los otros clanes a repensar cómo jugar sus cartas.


A los contratistas y sus aliados empresariales podría llegarles una segunda oportunidad, la consolidación en política de los megacontratistas no es algo nuevo en la política colombiana y asegurarse un cargo público es mucho más eficiente que trabajar mediante operadores políticos, los intereses de una parte la clase económica bumanguesa también buscarían ampararse hacia este lado. Sus esfuerzos seguramente se concentren en un candidato para construir una importante base política, el ejemplo de Fredy Anaya podría ser el horizonte de este importante grupo.


Por último, el grupo alternativo probablemente no ponga sus rostros más representativos en miras a 2026, sin embargo, es claro que no van a desaprovechar la oportunidad estando conscientes de haber quedado justo detrás de Jaime Andrés en las últimas elecciones, este grupo probablemente revise su postura frente al gobierno nacional y extienda su nicho de electores para asegurarse una mayor base de votantes alternativos.


A unas atípicas se le suma las múltiples coyunturas de la ciudad, la incertidumbre del futuro de Metrolínea ha sido uno de los grandes tormentos recientes, la ausencia de un modelo de transporte y la agudización del problema de movilidad en la ciudad busca soluciones prontas para la ciudad.


La seguridad no dejará de ser uno de los principales temas en mover la agenda pública, con el actual Plan Candado la continuidad de este seguramente esté en la agenda, aunque la necesidad de medidas efectivas frente al aumento en los homicidios y los repertorios de violencia asociados al crimen organizado en la ciudad también empiecen a ponerse en la agenda pues esto se la ha criticado fuertemente al Plan de Beltrán.


No se pueden dejar atrás la movilidad, el ordenamiento territorial, la corrupción y la cultura ciudadana como parte de las coyunturas a considerar en el caso de que se den estas elecciones que reconfigurarían por completo el mapa político regional y podrían cambiar el rumbo de cómo se van dando las cosas de aquí a las elecciones en 2026.




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