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Esa tal campaña de desprestigio no existe en Buenaventura

Por: Ghina Castrillón Torres Politóloga feminista.





Ante la absurda respuesta de la alcaldesa Ligia de Carmen diciendo que hay una campaña de desprestigio en su contra cuando se le cuestiona por el incremento de los hechos violentos en Buenaventura, me parece importante hacer un llamado a quien debería hacerle control político a la administración. La curul de oposición en el Concejo Distrital de Buenaventura está demostrando ser un verdadero desperdicio frente al control que debe estar haciendo.


La actual concejala que ocupa la curul por Estatuto de Oposición, tiene el deber político de hacer oposición, pero, hasta ahora, ha optado por la pasividad junto con el concejo en pleno que es afín a la alcaldesa. En lugar de empezar el 2025 ejerciendo su función de impulsar debates de control político a los secretarios de despacho o de continuar exigiendo resultados de las empresas privadas que prestan servicios públicos (como ya lo ha hecho en el pasado), ha salido a promover colectas y donaciones en redes sociales para problemas que deberían resolver el gobierno local. Mientras la alcaldesa deja al azar divino la gestión pública, prácticamente burlándose del temor que siente la ciudadanía alegando campañas de desprestigio.

 

Actualmente, en Buenaventura, hay un silencio que evidencia una manguala de gentes y medios de comunicación que no quieren hacer ver el desastre que ha sido esta alcaldía, y nadie le dice nada. Es ahí donde debe entrar el papel activo de quien ocupa la curul de oposición.

 

En el primer año de gobierno de la alcaldesa Ligia del Carmen Córdoba la crisis en los servicios públicos sigue siendo una de las principales preocupaciones. Al persistente problema en el suministro de agua se le suma, el precario tratamiento de basuras y un alumbrado público cada vez más defectuoso, con calles y barrios enteros en la oscuridad. Adicionalmente, en las últimas semanas, los índices de violencia homicida en Buenaventura han escalado de manera alarmante, demostrando una falla en las políticas de seguridad.

 

Sin embargo, mientras la administración se queda corta en su labor, el papel de la curul de oposición se concentra en buscar donaciones y registrar en redes sociales eventos protocolarios. La oposición no está para suplir la ineficiencia de la administración con gestos simbólicos y dejar este rol abandonado genera un profundo desequilibrio en la acción de vigilancia.

 

Yo le hago un llamado al concejo distrital, y especialmente a la concejala de oposición a que promuevan debates de control político a las secretarías de gobierno y seguridad ciudadana, a convivencia, a mujeres y demás dependencias para revisar cuáles son las estrategias y soluciones ante tantos problemas que vive el distrito. No es favorable para la democracia que la actual administración de la alcaldesa esté operando con el aval, casi absoluto, del concejo distrital.

 

Asimismo, la ciudadanía también tiene un papel fundamental en este escenario de hacer veeduría y exigir transparencia a alcaldía y al concejo. Es necesario involucrarse en los espacios de participación ciudadana, respaldar los esfuerzos de las organizaciones sociales, no perder de vista que los derechos básicos como el agua, la seguridad y la iluminación no son favores, pero, sobre todo, debemos rechazar las declaraciones de la alcaldesa porque minimiza el temor que sienten cientos de familias en sus barrios cada que se deben esconder por las balaceras o deben enterrar a sus seres queridos.

 

Si la alcaldía no está dispuesta a trabajar con seriedad, es hora de que el concejo distrital sí lo haga.

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