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Especial PRIDE 2: Crímenes de Odio y Lesbofobia

Por: Ghina Castrillón Torres. Politóloga feminista.





En mayo, en Argentina ocurrió un terrible crimen de odio. Tres mujeres lesbianas fueron quemadas vivas. Este ataque no puede ser tomado como un hecho aislado, sino como una señal alarmante de la existencia de los crímenes de odio motivados por la orientación sexual de las víctimas. El caso es conmovedor: Pamela, Mercedes y Andrea murieron, ésta última agonizó por varios días con el 75% de su cuerpo quemado. El hombre de 62 años detenido por este crimen las había hostigado repetidamente por su orientación sexual. Esto es un claro ejemplo de crimen definido por el desprecio y la discriminación.

 

El contexto político agrava esta situación. Las derechas retrógradas, que están llegando al poder, como pasó en Argentina con Miley, buscan retroceder en los avances logrados en materia de derechos humanos e inclusión y son una amenaza innegable. Las declaraciones del portavoz de esa presidencia, Manuel Adorni, son un ejemplo claro de esta amenaza cuando dice que “no me gusta definirlo como un atentado a este colectivo. Es repudiable sea contra quien sea. No nos focalizamos en que solo es terrible este episodio porque tenía determinadas características particulares”, minimizando la naturaleza lesbofóbica del ataque, y desviando la atención de la realidad específica de violencia sistemática contra la comunidad LGBTIQ+.

 

Este tipo de discursos son realmente peligrosos porque contribuyen a la invisibilización de las causas de los ataques.

 

Lamentablemente, Argentina no es el único país en donde las mujeres lesbianas, y en general, la comunidad LGBTIQ+ viven con miedo de vivir libremente. En Colombia, entre 2019 y 2020, al menos 448 personas LGBTIQ+ fueron víctimas de actos de violencia, según cifras publicadas por PARES. Los datos son alarmantes: en 2022, hubo 5.491 víctimas de violencia contra esta población, con amenazas, discriminación y homicidios.

 

En Colombia la violencia lesbofóbica, transfóbica y homofóbica es una constante. En enero, un caso particularmente perturbador en Bogotá demostró la brutalidad de esta discriminación: Sofía Rojas y su pareja fueron atacadas a botellazos, por un vecino menor de edad, simplemente por ser lesbianas quedando con graves heridas.

 

Frente a esto, es necesario que como sociedad latinoamericana reflexionemos sobre el respeto y protección de los derechos humanos. No podemos permitir que las derechas retrógradas avancen en el poder y fortalezcan sus discursos de odio y exclusión, que les da aún más valentía a las personas intolerantes y violentas.

 

Esta situación obliga a que los gobiernos locales y nacionales implementen estrategias efectivas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la población LGBTIQ+. Pero también debe alertar a las organizaciones sociales porque su papel es crucial en la visibilización de estas problemáticas. Estas organizaciones son muchas veces la primera línea de apoyo para las víctimas de violencia y discriminación, que, a su vez, también son violentadas, su labor incansable en la sensibilización y denuncia es esencial.

 

Hoy la violencia y el odio siguen siendo una amenaza constante para la diversidad sexual y de género y no puede seguir siendo aceptada. Necesitamos un cambio radical para asegurar sexualidades libres de miedo y discriminación.

 

* Continuando con el objetivo del mes del orgullo LGBTIQ+ mis columnas estarán dedicadas a visibilizar las realidades que vive esta comunidad

 

 

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