Por: Redacción Pares
Desde finales de julio la legitimidad de NIcolás Maduro en Venezuela está en su peor momento. Incluso un frente de presidentes progresistas, que en teoría debería haber sido su apoyo, Lula da Silva y Gustavo Petro, terminó de hundirlo. El puente que se establecería con ellos se hundió. Lo que exigían los dos presidentes era la presentación de las actas que corroborarían su victoria. Pero estas nunca han aparecieron. Es por eso que el gobierno de Joe Biden decidió el pasado 19 de noviembre declararlo presidente electo. Desde el 1 de agosto había reconocido su victoria en esas elecciones. Pero no se le había reconocido como presidente electo.
A través de su cuenta de X, el secretario de Estado, Anthony Blinken, lo anunció de esta forma: El pueblo venezolano se pronunció contundentemente el 28 de julio y nombró a Edmundo González como presidente electo. La democracia exige respeto a la voluntad de los votantes”
La respuesta de Venezuela no tardó mucho en hacerse oir. Lo hizo a través del canciller Yván Gil quien tildó la actitud de Estados Unidos como de ridícula. Desde comienzos de septiembre Edmundo González salió exiliado a España. Las preguntas se han sucedido como una avalancha. ¿Qué consecuencias tendría esta decisión? En dos meses comenzará el nuevo periodo presidencial de Donald Trump. Su posición sobre Venezuela es ambigua. Hay versiones que afirman que en privado, Trump se refiere a Maduro como “un gran hombre” ya conocemos la debilidad que tiene el magnate por los hombres fuertes. Maduro tendría que posicionarse para su nuevo periodo presidencial el 10 de enero. Trump lo hará el 20 de ese mismo mes.
Desde que Maduro se proclamó ganador de esas elecciones las manifestaciones se han hecho sentir en Venezuela. Por ahora la represión de las fuerzas del Estado han dejado 28 personas muertas, 200 heridos y 2.400 detenidos. La llegada al cargo de secretario de Estado de un duro opositor del régimen como es Marco Rubio, podria poner todo cuesta arriba para el chavismo. Independiente de la posición personal que pueda tener Trump con Maduro, queda claro que el no reconocimiento de Biden a su victoria le deja más complicado a los republicanos de reconocer al oficialismo.
La posición de Colombia ha sido de distancia y cuidado. La porosa frontera de más de 3.000 kilómetros, y el hecho de que Venezuela sea garante del proceso de paz con el ELN han hecho que el gobierno no sea muy contundente a la hora de expresar su posición. El que se ha pronunciado es el canciller Luis Gilberto Murillo quien si ha mostrado su contundencia: desde que no muestren actas no se puede reconocer esa victoria. Mientras tanto María Corina Machado, quien también ya salió de Venezuela, está haciendo una cruzada internacional para que condenen el régimen y reconozcan al legítimo ganador con más de 65% de la votación en las elecciones del 28 de julio: el señor Edmundo González.
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