Por: Attila Lenti. Columnista Pares.
En medio de la torpeza del gobierno, la inseguridad generalizada y la corrupción desatada, en Colombia la tendencia política actual es el fortalecimiento cada vez más notable de la oposición. Con miras al 2022 es una tendencia poco favorable para el uribismo, pero en lugar de combatirla comenzando a gobernar, más bien se observan unos intentos desesperados de contrarrestarla utilizando los medios de comunicación hegemónicos, portavoces tradicionales de las élites.
Aquellos notables y “estadistas” a los cuales la gente en la calle refiere como “los mismos de siempre”, se han convencido, con experiencia tangible, de que no es necesario gobernar si está a su disposición toda una gama de técnicas y herramientas para la concentración y preservación del poder, incluso en el marco de una democracia formal. La comunicación, caracterizada por algunos como “el cuarto poder”, está fuertemente controlada por los dueños del poder económico. Hoy es uno de los obstáculos para que en Colombia se pueda desarrollar una democracia real.
Colombia: un terreno fértil para la propaganda
Según las investigaciones hechas por Reporteros Sin Fronteras, los medios colombianos están concentrados en pocas manos (así como la tierra, los bancos y un largo etcétera), creando una ausencia de la pluralidad de voces que permitiría informarnos bien de diversas fuentes. Para hablar tan solo de un ejemplo, la concentración de audiencia en el sector de televisión, los canales comerciales de los grupos mediáticos de la Organización Ardila Lülle y del Grupo Empresarial Santo Domingo concentran el 74% de la audiencia de televisión nacional, regional y local. Para más detalles acerca de cómo se estructuran nuestros medios, se recomienda estudiar esta página.
Esta hegemonía mediática es más que suficiente para llevar a cabo estrategias efectivas de propaganda parecidas a las de los Estados totalitarios. No olvidemos que los grupos empresariales dueños de los medios también financian campañas electorales y tienen una enorme influencia política. Tenga por seguro que antes de votar, estos señores, de acuerdo con sus intereses y agenda privados, tratarán de persuadirle y determinar qué debe pensar. ¿Cuál es su principal interés? Mantener el estatus quo y su dominio sobre el Estado y prevenir cualquier cambio social. ¿Quién es su adversario? Cualquiera que promueva ese cambio. Es lógico que los actores más atacados sean aquellos que consideran los más peligrosos para sus intereses privados.
Las técnicas de propaganda
Según Reyzábal (1999) la propaganda es un proceso comunicativo – con elementos informativos y persuasivos – de contenido ideológico, que persigue modificar las actitudes de las personas a las que se dirige, para adecuarlas a sus objetivos. Se trata de un proceso planificado previamente por el propagandista, que generalmente mantiene ocultas sus intenciones y utiliza múltiples canales y medios para conseguir sus fines.
Algunas de las más importantes técnicas, basadas en la psicología de masas son:
1. Simplificación y creación del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo; individualizar al adversario en un único enemigo. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
2. Transposición: cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”. Cuando el acusado responda, ya todo parecerá una pelea infantil y la primera noticia queda en el olvido.
3. Exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota del otro, por pequeña que sea, en un suceso mucho más grave o negativo de lo que realmente es.
4. El principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa por convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental por realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
5. Orquestación: La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. O sea: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
6. Principio de la verosimilitud. «Camuflar» mentiras dentro de una noticia objetivamente cierta, dar informaciones fragmentarias. Brindar solo un lado del argumento, el que más convenga.
7. Técnica del silenciamiento: acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario.
8. La transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
9. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad. La gente tiene tendencia a seguir lo que hace la masa, por la inseguridad que representa la diferencia.
10. Crear problemas, después ofrecer soluciones.
Prácticas habituales de propaganda en Colombia
Miremos algunos ejemplos emblemáticos:
1. “El enemigo único” es la técnica más evidente y común: el uso de categorías simplificadas para allí colocar a todos nuestros adversarios, sean políticos, periodistas o estudiantes en paro. Categorías fáciles de repetir y recordar como símbolos que se incrustan en el imaginario popular para focalizar el odio: la narcoguerrilla, el castrochavismo (anteriormente “comunismo internacional”), los vagos o los “vándalos”. De esta forma se dan solo dos opciones, sin tonos, matices o término medio: el bueno y el malo. Así fácil, blanco y negro para mediocres. En Colombia los verdaderos promotores de la falsa polarización son los medios de comunicación.
2. La transposición. Recordemos el caso Uribe: Iván Cepeda realiza un debate sobre paramilitarismo y crímenes de lesa humanidad. Uribe contraataca con una denuncia por manipulación de testigos, sin éxito, y termina él enredado en un caso por fraude procesal y soborno. Los medios, en el marco de una gran campaña propagandística, fortalecen la versión de “perseguido político” del expresidente.
Otro caso memorable es el del video de “la bolsa de Petro” que “por casualidad” se publica el día del debate Odebrecht, un escándalo de 50.000 millones de pesos. La acción para desviar la atención mediática del robo del siglo y la implicación de Néstor Humberto Martínez resulta ser exitosa, pues todo el país habla del video de Petro donde recibe fajos de billetes de 20 millones de pesos. El video, sacado de su contexto y sin significado judicial alguno (como luego se comprobó), se utilizó como propaganda para desacreditar las luchas del líder contra la corrupción.
3. La exageración. Un ejemplo es hablar sin parar de los bienes legalmente adquiridos de Gustavo Bolívar o los zapatos Ferragamo de Petro. Nunca en la historia unos zapatos se volvieron tan famosos.
4. La vulgarización. La propaganda, tanto en Colombia como en cualquier otra parte, está en ventaja frente a la realidad, ya que es más fácil comprender mensajes simplificados o medias verdades que asuntos o matices complejos que requieren esfuerzo mental. Pensar cansa. El deterioro de la calidad de la educación pública colombiana cimienta las bases para la manipulación masiva, por lo tanto, hay actores interesados en ello. Con palabras de Simón Bolívar: “un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción.”
5. Orquestación y repetición constante. Por supuesto, los mensajes en la televisión, la radio y la prensa están armonizados. Vale la pena hacer la cuenta de cuántas veces Vicky Dávila mencionó a Chávez en la última entrevista a Petro. Lo importante aquí no es la argumentación o la respuesta (incluyen matices complejos), sino que la audiencia asocie estos dos apellidos de manera inconsciente.
6. Principio de la verosimilitud. Por ejemplo, presentar una cifra de manera amañada, ocultando la verdad. A los uribistas les gusta decir que los indígenas que se enfrentan a terratenientes ya tienen más del 30% de las tierras productivas del Cauca. El 33% del territorio es propiedad de los indígenas, pero en realidad solo una parte insignificante es apta para la agricultura.
7. El silenciamiento. Esta práctica es permanente en los medios. Se destaca la presentación del conflicto armado colombiano en los medios donde históricamente se acentuaban los crímenes cometidos por la guerrilla y se acallaban los crímenes de los paramilitares y de agentes del Estado. Por otro lado, en 2018 un país fue testigo de cómo se portó Luis Carlos Vélez en La FM con el candidato del establecimiento (hablando de canciones de rock) y con el candidato de la oposición (como el enemigo público).
8. La transfusión. Existe un racismo estructural frente a la población indígena, aprovechado por los medios de comunicación para presentarlos como malhechores obstáculos para el desarrollo. De igual manera, se aprovechan los valores conservadores de la sociedad colombiana para construir unanimidad alrededor de la defensa de instituciones donde se destapan escándalos de violaciones de Derechos Humanos o actos de corrupción.
9. Principio de la unanimidad. Portada de la Revista Semana: ¿Por qué le temen a Petro? La portada hace una pregunta que trae implícita una afirmación: a Petro le temen. ¿Quién le teme? Debe ser la mayoría, ya que lo dice una revista. Si no estoy tan seguro de mi propio criterio político, mejor me sintonizo con la opinión generalizada, es más cómodo así. Así se forja la unanimidad.
10. Crear problemas para ofrecer soluciones. Existe una estrategia interesante en la manera como se estructuran los noticieros en Colombia. Éstos cada día bombardean a la población con una gran cantidad de noticias locales cortas sobre diversos crímenes cometidos en diferentes puntos del territorio nacional. Nunca analizan grandes temas, nunca tocan las verdaderas causas socioeconómicas subyacentes de la
violencia.
Esta lluvia de delitos genera inseguridad en la audiencia que va a pedir una solución visible e inmediata. Éste es un caldo de cultivo para el populismo punitivo y “la venta” de la necesidad de militarizar la sociedad, sin resolver la desigualdad social y la falta de oportunidades.
Los ciudadanos deben estar conscientes de estas técnicas de manipulación y aprender a leer y ver noticias “sin tragar entero”, con el fin de identificar las intenciones y prácticas de cada actor. Asimismo, donde eso se posible, se recomienda dirigir su atención a los medios alternativos de comunicación para esforzarse a pensar y tener fuentes para contrastar.
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