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Horizontes para la paz

Por: Germán Valencia

Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia

 




Horizontes para la paz, así tituló el economista y escritor colombiano, Rafael Pardo Rueda, a su último libro. Con él —como lo manifiesta en la Presentación— busca aportar, con su experiencia y conocimiento, a la política pública de Paz Total. Que es la apuesta que el gobierno de Gustavo Petro está implementando para darle una salida negociada a los diversos conflictos armados que enfrenta el país.

 

Rafael Pardo ha sido consejero presidencial para la Reconciliación, Normalización y Rehabilitación —durante el gobierno de Virgilio Barco—, consejero presidencial para la Defensa y la Seguridad Nacional —en el gobierno de Cesar Gaviria—, ministro de Defensa y del Trabajo, Alto Consejero para el Postconflicto —en el segundo gobierno de Juan Manuel Santos—, senador y candidato a la Alcaldía de Bogotá y a la Presidencia de la República.

 

Al final de la década de 1980, en calidad de consejero presidencial, logró negociar y firmar con la guerrilla del M-19 la dejación de armas y el fin del conflicto. Además, entregó listos para las firmas los acuerdos de paz con el Ejército Popular de Liberación (EPL), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y el Quintín Lame. Convirtiéndose en el gran gestor de la paz negociada en el país.

 

Como resultado de esta larga y exitosa experiencia, y consciente de la importancia que tiene para el país, en momentos como estos, de aportar a la construcción de la paz, en este nuevo libro recoge algunas ideas y reflexiones que ha realizado en los últimos años y en el que intenta responder a las preguntas ¿qué hacer? y ¿qué no hacer? en el contexto de la Paz Total, para lograr avanzar con éxito en el horizonte para la paz.

 

Lo que hace el ex alto consejero para el Postconflicto, los Derechos Humanos y la Seguridad de Colombia —cargo que ocupó entre 2015 y 2018, durante el segundo gobierno de Juan Manuel Santos— fue recurrir a la memoria histórica de los procesos de paz del país y extraer de ella lecciones que se pueden aplicar las negociaciones actuales que tiene el Gobierno colombiano con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Estado Mayor Central (EMC), la Segunda Marquetalia y los grupos delincuenciales armados (GDA).

 

Entre los muchos asuntos que identifica y analiza Pardo Rueda y que pueden servir para la construcción de paz están, en primer lugar, la necesidad de que exista “química” entre los negociadores. Es muy importante para el autor, que al iniciar un proceso de paz se dé confianza, entre las personas que se sientan en la mesa. Que entre ellos se tenga un ambiente que permita llevar las negociaciones en los mejores términos.

 

Para construir y mantener esta confianza es preciso dar seguridad física y jurídica a los participantes en los procesos de paz. Máxime cuando estamos en un país con múltiples actores armados, casi todos ellos enfrentados entre sí. Es necesario que el Estado, con su fuerza pública y su sistema de justicia, se esfuercen por proteger a los implicados en las negociaciones —desde los delegados hasta los posteriores desmovilizados— de la violencia armada.

 

En segundo lugar, llama la atención en el libro la importancia de que las negociaciones vayan mucho más allá de los simples procesos de desarme, desmovilización y reinserción (DDR) de los combatientes. Es fundamental que en las mesas de diálogo se discutan las reformas sociales, políticas y económicas, de carácter estructural, que se requieren para darle fin a los conflictos armados. Transformaciones sustantivas que hagan posible superar a estos de manera definitiva.

 

A está apuesta se le llamó, en la década de 1980, la superación de las causas objetivas de la violencia. Lo que hizo Pardo Rueda, como alto consejero durante el gobierno de Virgilio Barco, fue implementar el Plan Nacional de Rehabilitación (PNR) con los que buscó tal fin. A pesar de que en aquel tiempo se negoció con las guerrillas solo ceses al fuego y hostilidades, para el Gobierno nacional era claro que si quería terminar el conflicto debería, mientras se implementan estos ceses, realizar transformaciones en los territorios y con la gente.

 

De allí que Pardo valore los esfuerzos del actual Gobierno por implementar los acuerdos parciales de ayudas a los territorios, mientras se dialoga. Con estos acuerdos se pueden realizar transformaciones en las regiones afectadas por los enfrentamientos armados. Estos acuerdos parciales deben servir para que el Estado llegue a los territorios rurales y realice planes y proyectos que mejoren las condiciones de vida y minen las causas objetivas de la violencia —pobreza, desigualdad, abandono estatal, etc.—.

 

Un tercer aspecto que reconoce Pardo y que se ha convertido en un acumulado de los procesos de paz es el poner en el centro a las víctimas. Trabajar con ellas en la construcción de la verdad, la justicia, la reparación —individual y colectiva, simbólica y monetaria— y no repetición. Es prioritario que no se pierda este horizonte y en todos los procesos de diálogo y negociación esté en el centro la población civil.

 

Está lección la aprendió Rafael Pardo en 2004, cuando estaba al frente de la Comisión de Paz en el Senado de la República. Allí le tocó enfrentar todo el tema del paramilitarismo y la importante labor de ayudar a visibilizar a las víctimas como actor político. Aprendió, entonces, la obligación que tienen los grupos armados —legales o ilegales— de incluir en todo proceso de paz a la sociedad civil y en especial a las víctimas del conflicto.

 

Y la lista continúa. Pardo pasa revista por cada uno de los componentes de la Paz Total: desde las negociaciones de paz con el ELN y los diversos grupos armados, hasta la propuesta que se le hizo a los jóvenes de contribuir con la construcción de paz mediante un servicio social obligatorio, dirigido a trabajar con las víctimas. Su idea es señalar aciertos y fallas, asuntos sólidos y vacíos por llenar para que su conocimiento acumulado se ponga al servicio de la paz.

 

En síntesis, el experto en paz y defensa, Rafael Pardo Rueda, se la juega nuevamente por la salida negociada. Elabora una obra donde recurre a su largo historial de experiencias acumuladas y logra en ella “plantear nuevas comprensiones del momento actual y propuestas para ser estudiadas” (p. 11). Incluso, se atreve a cuestionar de manera rotunda la forma como el gobierno Petro ha actuado en estos dos años con los diversos grupos armados; pero también a reconocer la importante labor que viene haciendo de invertir su capital político en construir este bien público universal.

 

* Esta columna es resultado de las dinámicas académicas del Grupo de Investigación Hegemonía, Guerras y Conflicto del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.

** Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido autora y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación al respecto.

***Desde la Plataforma de seguimiento al proceso de diálogo entre el gobierno y el ELN (Isegoría) se pueden encontrar una serie de análisis, columnas, boletines, documentos académicos, y reportajes periodísticos relacionados con este proceso. Toda esta información se puede consultar en el sitio https://isegoria.udea.edu.co/

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