Por: Katerin Erazo
En la mañana del lunes 22 de julio, residentes y autoridades de Bogotá se vieron sorprendidos por la aparición de una bandera del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en un puente peatonal ubicado en la avenida Villavicencio, cerca del centro comercial El Ensueño y la Universidad Distrital del Sur. Este hecho ha generado gran preocupación y debate entre los ciudadanos y las autoridades de la capital, quienes buscan respuestas y soluciones ante lo que consideran un intento de intimidación y provocación por parte del grupo insurgente.
El hallazgo fue reportado por transeúntes que, alarmados por la presencia del símbolo guerrillero, alertaron de inmediato a la Policía Metropolitana de Bogotá. Al llegar al lugar, las autoridades procedieron a retirar la bandera y a iniciar las investigaciones correspondientes para determinar las circunstancias en las que fue colocada y la posible identidad de los responsables. Según los primeros indicios, se presume que podría tratarse de una célula urbana del ELN operando en la capital, lo que ha encendido las alarmas sobre la seguridad en la ciudad.
Este incidente no es el primero de su tipo en las últimas semanas. El pasado 4 de julio, otra bandera del ELN fue avistada en un puente peatonal en el sector de Chuniza, localidad de Usme. La repetición de estos actos ha generado preocupación entre los ciudadanos y ha sido interpretada como una estrategia de intimidación y propaganda por parte del grupo insurgente. Los residentes de las zonas afectadas temen que estos eventos sean un preludio de acciones más violentas y han solicitado a las autoridades una respuesta contundente para garantizar su seguridad.
Las autoridades locales han intensificado las medidas de seguridad en las zonas donde se han registrado estos incidentes y han reafirmado su compromiso de garantizar la tranquilidad y seguridad de los ciudadanos. Sin embargo, algunos comerciantes de los sectores afectados han expresado su inquietud y han solicitado un aumento en la vigilancia para prevenir actos similares en el futuro. La sensación de inseguridad se ha extendido entre la población, que exige acciones concretas y efectivas por parte de las autoridades.
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, se ha comprometido a iniciar una investigación exhaustiva en colaboración con la Fiscalía y la Policía Metropolitana para esclarecer los hechos y determinar a los responsables. Galán ha enfatizado que, actualmente, no hay presencia directa de grupos armados ilegales en Bogotá, sugiriendo que la colocación de las banderas podría ser obra de grupos de delincuencia común actuando por cuenta propia. Sin embargo, esta explicación no ha logrado calmar completamente a la ciudadanía, que sigue demandando respuestas y medidas de protección.
Además de las acciones policiales y de investigación, el alcalde Galán ha anunciado un refuerzo en la seguridad en las zonas identificadas como puntos críticos, así como la implementación de estrategias de inteligencia para prevenir futuros actos de este tipo. El objetivo es desarticular cualquier posible célula urbana del ELN y evitar que estos actos de intimidación se repitan. Para ello, se ha dispuesto de un incremento en la presencia policial y de patrullajes constantes en las áreas más vulnerables.
La retirada de la bandera por parte de la Policía fue realizada, pero los detalles del caso continúan bajo investigación. Mientras tanto, figuras políticas como la senadora María Fernanda Cabal y el presidente del Concejo de Bogotá, Juan Baena, han utilizado sus plataformas para expresar críticas hacia la política de seguridad implementada en la ciudad, llamando la atención sobre la necesidad de un apoyo más decidido por parte del gobierno nacional. Cabal ha señalado que estos incidentes reflejan una falta de control y prevención por parte de las autoridades locales, mientras que Baena ha enfatizado la necesidad de una coordinación más efectiva entre las diferentes instancias de seguridad.
En medio de este ambiente de incertidumbre, la comunidad espera acciones concretas por parte de las autoridades para asegurar que hechos como estos no vuelvan a repetirse, manteniendo así la tranquilidad y el orden en la capital. Los ciudadanos han manifestado su preocupación a través de redes sociales y medios de comunicación, demandando un plan de seguridad integral que aborde tanto la prevención como la respuesta a estos actos de intimidación.
Según Paola Marín, investigadora de la Línea Paz, Posconflicto y Derechos Humanos de la Fundación Paz & Reconciliación (Pares), el informe “¿Plomo es lo que viene?” sobre la presencia de grupos armados no identificó la presencia del ELN en Bogotá. Marín destacó que grafitis o pancartas no necesariamente indican la presencia de estos grupos armados, sino que estas actividades, de naturaleza más panfletaria, se realizan con un fin comunicativo. Por tanto, no sería correcto afirmar que hay una estructura del ELN operando en Bogotá.
En el marco de la negociación con el ELN, Marín señaló que existe un escenario de crisis y de incomodidad, especialmente por los diálogos que se están llevando a cabo en Nariño con el Frente Comuneros del Sur. Este contexto de crisis podría estar relacionado con los problemas que enfrenta la mesa de negociación sobre cómo manejar esta situación. Además, Marín mencionó que hace unas semanas aparecieron panfletos en Ciudad Bolívar, los cuales parecían falsos. A principios de julio, también se encontraron banderas del ELN en la misma localidad, lo que podría ser obra de grupos que se hacen pasar por el ELN o de estrategias comunicativas que no implican una presencia activa en actividades delictivas dentro de la ciudad.
El ministro de Defensa ha comunicado que la Fiscalía y la Policía investigarán estos incidentes. Sin embargo, tanto el Ministerio de Defensa como otras autoridades comparten la visión de que no hay estructuras del ELN operando en Bogotá. A pesar de esto, es importante prestar atención a estos indicios.