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La apuesta de los Kankuamos para crear energías limpias


Por: Redacción Pares




Kankuamo significa “los guardianes del mundo”. Ya, desde su mismo nombre, está marcada una vocación, un sacrificio. Darlo todo por los demás. Todo en ellos es frágil, menos su voluntad. Es frágil porque han sufrido la gran hecatomble humana, el proceso de conquista y conolización que arrancó desde que Rodrigo de Triana gritó “¡Tierra!”. Su idioma ha estado en peligro de extinción. Pero las últimas generaciones han decidido preservarlo. No sólo su idioma sino su cultura, su entorno.

 

Ella se llama Katty Dangond, tiene 41 años. Es abogada especialista en paz y desarrollo territorial. Hace parte del equipo jurídico del cabildo gobernador del pueblo Kankuamo. Acompaña la comisión de territorio y medio ambiente en todo lo que tiene que ver con la defensa del territorio. Ella se ha acostumbrado a vivir en dos partes, entre Ramalito, una de las doce comunidades en donde persiste el pueblo Kankuamo y Valledupar. Aunque en esta ciudad moderna, capital del departamento del Cesar, estudió en la Universidad Popular del Cesar, ella no olvida sus raíces. Incluso, cuando conversamos, me recuerda que pudo acceder a la universidad gracias a su etnia.

 

En la resolución Número 012 del 10 de abril del 2003 emitida por el antiguo INCORA se constituyó elresguardo indígena Kankuamo con una extensión de 42.212 hectáreas. Está compuesto por doce comunidades: las cuales son AtánquezChemesquemenaGuatapurí, La Mina, Pontón, Las Flores, Los Haticos, Rancho de la Goya, Ramalito, Mojao, Río Seco y Murillo, ubicadas en la vertiente oriental de la Sierra Nevada de Santa Marta, entre los ríos Badillo y Guatapurí, en el departamento del Cesar. Pero hacer valer las leyes es dificil en Colombia. El resguardo tiene 50 predios de propiedad privada. Katty Dangond y otro grupo de abogados ha intentado que esas tierras vuelvan a su territorio pero es un proceso complejo. Primero deben ser adquiridas por la Agencia Nacional de Tierras y luego dada de regreso a los Kankuamos. Pero eso parece muy lejano. “Nuestro territorio fue de los que fueron más divididos por el Estado Colombiano” Se queja Katty.

 

Se han trazado lo que ellos llaman líneas negras en donde, en esa parte del territorio que les quitaron, podrían implementar explotación minera o alguna otra actividad que atente contra su lugar sagrado, contra un ecosistema que ellos han sabido mantener puro.

 

Los Kankuamos le han apostado, con el actual ministerio de minas, a la creación de una granja energética. “Con la granja buscamos energía para las comunidades que tienen proyectos productivos como despulpadoras de frutas, además de dotar a los colegios y a las bibliotecas públicas”. Los Kankuamos viven orgullosos de una de las bibliotecas que tienen, unas de las más lindas del país. Dentro de poco funcionará a partir de energías limpias.

 

La gran ambición de Katty Dangond y de toda la comunidad que trabaja con ella es la creación de 800 paneles solares para que cubra las necesidades de las partes más alejadas del resguardo.

 

En esta apuesta por la Transición energética los Kankuamos han encontrado en la fundación Paz y Reconciliación un soporte. Un catalizador de sus ideas. La Gran Cumbre Transiciones para la vida, que se celebrará entre el 7 y el 9 de noviembre en Santa Marta, será el escenario en donde se expongan iniciativas tan vitales como la que lidera el pueblo Kankuamo.

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