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La basura se está comiendo a Bogotá

Actualizado: 4 abr

Por: Redacción Pares




El pasado viernes 28 de marzo en Bogotá el cielo se abrió. Era una catarata. El aguacero cayó entre las cinco de la tarde y las ocho de la noche. Plena hora pico. En las aceras se veía a la gente apilada esperando el transporte público. Las aplicaciones para tomar un carro colapsaba. Lo peor es que en muchas partes de la capital las aceras tampoco eran un lugar seguro. Se habían taponado los desagues, de ellos brotaba la basura. Bogótá en su escena más apocalíptica, distópica: con racionamiento e inundada y colapsada. Los humedales que se está tragando el plan urbanísitico de Bogotá tienen que ver, pero también el problema de la basura.

 

La inundación en la autopista norte tiene que ver con la urbanización desmedida, con el irrespeto a las normas ambientales, con querer pasarse por la faja las reglas que deben mantener vivos los humedales, porque si los humedales desaparecen también nosotros debemos extinguirnos, pero los focos de inundación fueron en la avenida NQS, carrera 30 y en la estación Bicentenario.

 

El alcalde Galán, quien tiene un teflón a prueba de balas gracias a la indulgencia de los medios, dijo una de sus raras verdades, “Esta emergencia fue causada por la mala disposición de los residuos. A pesar de la frecuencia diaria de recolección en esta zona de la ciudad, acá vienen los residuos mal manejados.

 

Todo indica que el viejo refrán de dos palabras, “abril aguas mil” será una constante en Colombia y que semana santa será pasada por agua. El alcalde promete una operación de limpieza parecida a la que tuvo la autopista norte y que ha servido para mitigar un poco los colapsos. El problema de la basura viene atormentando no sólo a esta administración sino a todas las que han pasado por el Palacio de Liévano en todo el siglo XXI. La ciudad maneja 9.000 toneladas diarias de basura. Nos estamos autodestruyendo. En las alcantarillas rebosadas de la ciudad salían, además de desperdicio, ratas. A finales del año pasado se hizo pública la amenaza de roedores en la capital, esto aumentará con las lluvias. La alcaldía tiene entre sus planes lanzar un modelo de basuras para el 2026 pero este tendrá varios retos, ya que, por ejemplo, los rellenos sanitarios están saturados.

 

Según el historiador Frank Molano, autor del libro Historia de la basura en Bogotá, Escobitas, bacterias y botaderos, que fue entrevistado por La Silla Vacía sobre este tema en el 2024, la industria del vidrio, el plástico, y el metal, reciclan 2.000 toneladas de material recogido previamente por recicladores, la otra parte se va para el único relleno sanitario con el que cuenta la ciudad, el Doña Juana, que amenaza con convertirse en una bomba de tiempo en cualquier momento, pero hay unas 500 toneladas de basura que permanecen ahí, en cada esquina, como montículos de infamia, que se van derritiendo a lo largo del día y que terminan contaminando los rios o llenando los sumideros. A pesar de las campañas que pueda hacer el alcalde limpiando los sectores claves, la emergencia, en temporada invernal, va a requerir nuevas estrategias.

 

Bogotá es una emergencia constante, no importa si es temporada seca o si llega abril con sus aguas mil. Estamos condenados a la angustia.

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