La caída de otro de los consentidos de Uribe cuando era el presidente eterno
- Redacción Pares
- 6 dic 2024
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Actualizado: hace 2 días
Por: Redacción Pares

El pasado martes 3 de noviembre la Corte Suprema de Justicia ratificó la condena de cinco años de cárcel contra el ex jefe de prensa del Palacio de Nariño en tiempos de Uribe, César Mauricio Velásquez y contra el ex secretario jurídico de Palacio, Edmundo del Castillo. Muchos de ustedes son muy jóvenes y no recuerdan la importancia que tenía este último nombre para el autodenominado presidente eterno. La magistrada Rosa Elena Suárez tomó la decisión de condenarlos por el delito de concierto para delinquir. Así pagaban el plan que les encomendó su jefe en el 2007: desprestigiar las cortes quienes se convirtieron en el palo en la rueda de Uribe en su intento por volverse un autócrata. Para hacer este plan de desprestigio ambos funcionarios abrazaron las chuzadas del DAS y las pusieron a funcionar contra los enemigos del gobierno.
Nos vamos a detener en Edmundo del Castillo por el nivel de importancia que tenía, sobre todo en el segundo periodo presidencial de Uribe. Abogado de la Universidad del Rosario con estudios posteriores en Harvard fue creador en 1995 de su propia buffet, “Del Castillo y asociados”. Llegó al gobierno Uribe por uno de los alfiles más fieles al ex presidente, Alicia Arango. También tenía otra aliada en quien Uribe confiaba plenamente, María del Pilar Hurtado, quien tiempo después terminaría enrredada y de qué forma en el capítulo de las chuzadas del DAS.
El cargo era lo de menos, lo más importante en regimenes tan duros como los de Uribe es estar en el circulo de confianza. Y en el 2006 ya está ahí. Ese circulo lo componían las siguientes personas: José Obdulio Gaviria, máximo ideólogo y defensor del uribismo, el abogado Jaime Lombana, la omnipresente Alicia Arango, Bernardo Moreno y Edmundo del Castillo. El era el puente entre Palacio y los Estados Unidos y su trabajo fue fundamental para extraditar en el 2007 a los 14 jefes paramilitares a los Estados Unidos, en un acto que Mancuso califica como de traición.
Según el magnífico perfil que tiene la Silla Vacía sobre él, justo en el momento en el que tocaba el sol con las manos terminó quemándose, como si fuera un viejo mito griego: “Cuando ya Del Castillo estaba acomodado, estalló el escándalo de la visita del paramilitar alias ‘Job’. En abril de 2008, Del Castillo y Cesar Mauricio Velásquez se reunieron con el paramilitar, presuntamente porque éste tenía pruebas de la relación entre magistrados de la Corte Suprema y narcotraficantes. Del Castillo quedó en el ojo del huracán, acusado de reunirse para conspirar contra la Corte Suprema puesto que no había mostrado las supuestas pruebas; la Procuraduría y la Fiscalía le abrieron investigaciones en septiembre de ese mismo año, cuando cumplía un año en el Palacio”.
Al poco tiempo, con la salida de José Obdulio del gobierno y de Bernardo Moreno, Edmundo del Castillo se frotó las manos y pensó que nadie podría detenerlo si al lado tenía la frondosa sombra del presidente eterno. Daba por descontado que la presión que estaba ejerciendo con las cortes para aprobar el referendo reeleccionista daría sus frutos. Pero nada de esto sucedería así, la presión sería completamente indebida y, al fina, terminó hundiéndose. Lo que creía iba a ser un mandato que duraría varias décadas terminó en un pinchazo y en lo que el uribismo puro y duro consideró la traición suprema: el cuatrenio de Juan Manuel Santos.
A más de 15 años de estos hechos la justicia, que es lenta pero a veces tiene manos largas, lo ha puesto en cintura. A su muerte política tendrá que sumarle una condena. Este fue otro caso de los uribistas pura sangre que se acercaron tanto al sol que terminaron quemándose.
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