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La culpa no es sólo de Karol G, la culpa también es de Fico Gutiérrez

Por: Iván Gallo - Editor de Contenidos




Siempre me ha impresionado escuchar hablar a Federico Gutiérrez. Algunos políticos intentan no sonar inteligentes para llegarle a todo el mundo. Es una vieja táctica que se inventó con la democracia. Pero Fico no necesita esforzarse mucho. El es así. Limitado, genuinamente católico, aburrido. Fico logró el mayor desastre de un político de derecha en unas elecciones presidenciales: ser incapaz de pasar a segunda vuelta en el 2022. Su puesto lo ganó un outsider que le ganó sin hacer demasiado, Rodolfo Hernández. Pero en Medellín es un ídolo, de pronto porque la mayoría de los paisas se parecen a él. En el Giro de Rigo lo ovacionaron como si fuera el propio Cochise en su mejor época. Se ha convertido junto al gobernador Rendón, en los dos críticos más fuertes que tiene Petro, por encima de Vicky y de Cabal.

 

Está repitiendo alcaldía después de una primera administración muy mala. Su gracia fue haber creado una red de informantes en cada esquina de los barrios de Medellín. A falta de F-2 nada mejor que una cuadra llena de sapos. Dicen que bajó la delincuencia porque atrapó a una fiesta en el Peñol a alias Tom, uno de los cabecillas de la Oficina de Envigado. Lo hizo mientras le celebraban el cumpleaños número cincuenta. El invitado estrella era Popeye. Si, el autodenominado sicario de confianza de Pablo Escobar. Fico ha hecho campaña presidencial y también a su alcaldía reafirmándose como el gran paladín contra la inseguridad en Medellín. Sin embargo su secretario de seguridad, Gustavo Villegas, fue capturado en el 2017 por tener supuestos nexos con la Oficina de Envigado, en especial con uno de los capos más duros quien también dirigió la temible banda de La Terreza, alias Douglas. A pesar de las pruebas presentadas por publicaciones tan prestigiosas como Vorágine, y de haber pagado dos años de cárcel por este delito, Villegas salió libre y fue procesado por otros delitos menores. Sin embargo su cargo por nexos con bandas criminales sigue en curso. La Oficina de Envigado incluso ha mostrado pruebas que, durante la alcaldía de Federico Gutiérrez, esta organización criminal ayudó al alcalde a dar varios golpes contra asaltantes. Estos golpes fueron grabados en video con espectacularidad cinematográfica.

 

A Fico le encantan los shows. Durante su primera alcaldía, después de que el rapero Snoop Dog llegó a Medellín a conocer el edificio Mónaco, uno de los lugares donde Pablo Escobar vivió con su familia hasta que el Cartel de Cali le mandó un bombazo, y que cientos de miles de extranjeros llegaran a hacer narco tours por la ciudad guiados por el mismísimo Popeye, Federico Gutiérrez ordenó la demolición del edificio Mónaco. La idea era exorcizar a la ciudad de cualquier vestigio del fantasmas de Pablo Escobar, aún a costa de su memoria. Una ciudad que no recuerde sus horrores está condenada a no reconocerse, a no tener autocrítica. En vez de hacer un museo de la memoria, prefirió la salida fácil, la amnesia. Mientras se mostraba con su ceño adusto y un tono imperativo, en Medellín, durante su administración, empezaba a florecer la prostitución en una escala insospechada, incluso para una ciudad que albergó a un monstruo feminicida como Pablo Escobar y sus secuaces.

En su afán de promover como marca a Medellín a como diera lugar, de posicionarlo en el turismo mundial, permitió que se creara, con bombos y platillos, en el 2019, la primera universidad webcam. En una entrevista dada a la BBC Katherine Jaramillo Diaz, fundadora de la ONG Valientes, afirmó lo siguiente sobre este hecho: "Se abrió la primera universidad de modelos webcam en Medellín, un impulso para hablar de la ciudad como capital del sexo donde se capacitaba a mujeres para ofrecer servicios sexuales en la web. Comenzó a normalizarse"

 

En los años que van entre el 2010 y el 2022 se reportar más de 3.000 casos de abuso sexual contra niñas, niños y adolescentes en Medellín. Esto es sólo la cifra oficial. El subregistro es monstruoso.

 

En Medellín se acostumbró a venderse todo. A exportarse todo. La cocaína, las mujeres, la música. El fenónemo del regetón en Medellín forma parte de esa estrategia de venta: en las letras se promete noche desenfrenada de tusi con niñas de catorce años. Se prometen exhuberancia en el cuerpo y descontrol. Medellín como capital de la rumba y la cirugía plástica. El parque Lleras convertido en un nicho de prostitución y una calle, Provenza, con himno propio. Acá todo se vende. El profesor y escritor Pedro Adrían Zuluaga, hace este reflexión por el afán de vender que tienen los antioqueños: “algún día haré una historia de los breñales antioqueños: esclavos, oro, guaquería, textiles, contrabando, coca, migrantes, culos, tetas, niñas, niños. Allí donde todo, supuestamente permanecía estático, se movían las mercancías. Esa era la fiesta secreta de la antioqueñidad. (La misma de ahora, solo que esta nueva se exhibe) ¿Todo ya pasó y no va a pasar nada? La mercancía, como el dinero que la paga, es autorreferencial, es su propio mundo y en esa autorreferencialidad devora al mundo.”

 

Por eso no sorprende que Karol G decidiera juntar a sus amigos -todos hombres casi todos paisas- para hacer otra canción sobre cómo atraer gringos a Medellín, como ayudar a fomentar discotecas, muchas de ellas serán de su propiedad o de amigos monstruosamente misóginos como el influencer Westcol. Y hablaron de lo que saben, de tusi y de culos de niñas de catorce años. De lo que siempre ha sido el reggetón. Una parte del país se enfadó y los canceló. No muchos. No se crean importantes porque alguna vez salieron de tendencia en Twitter, una red social que apenas usa el 2% de la población. Ante este rechazo dos de los protagonistas de +57, Ryan Castro y Blessed, salieron -dentro de su avión privado, ya el que no tenga avión privado a los 20 es un perdedor- a responder en un tono que recordaba precisamente a esos jóvenes de comuna que no les quedaba de otra que ser sicarios de Pablo Escobar para comprarse unos Nike originales, que nos jodieramos, que fucuingmengonorrea, que eramos unos pirobos parce y que nos abrieramos. A mi me dieron miedo.

 

Ellos son hijos de la Medellín de Fico, el que televisa capturas, el que creyó que era más importante meterse con el cemento que empezar a fomentar otros valores, como por ejemplo, que hay cosas mejor que venderse, que no necesito recordar acá la estela de artistas que ha dado Medellín y que esto es una ciudad y no una marca. La gente, dentro de la ciudad, está reventada por la subida escandalosa de los arriendos, del costo de vida. Medellín es una ciudad tomada por extranjeros que buscan paraísos artificiales sin importar el costo, sin importar la edad.

 

Y Karol G y Maluma y Balvin, cons Lamborghini, cumplen su función: la de vender. Porque esto no es arte, es mercancía. La canción es un éxito y Karol G en redes se muestra feliz mostrando como las discotecas de Medellín se llenan bailando su canción. Fico también está contento. Le está entrando platíca a Medellín. Es lo único que importa.

 

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